Las brujas de la antigüedad fueron mujeres independientes y empoderadas, pero sobre todo; muy sabias e inteligentes. Su verdadero poder residía en las plantas, las hierbas, la luna, las estrellas y por supuesto, en el auto conocimiento. Las brujas eran mujeres que simplemente se dedicaban a estudiar las propiedades de las plantas, los hongos y las hierbas, y las utilizaban principalmente para fines terapéuticos, curativos y enteogénicos, es decir, para inducir el trance y modificar los estados de percepción, logrando así acceder al mundo astral y espiritual. Por otro lado, las brujas tenían sumo respeto y devoción por la naturaleza, lo cual encolerizaba profundamente a la iglesia católica, además de no haber aceptado nunca el dogma cristiano.
Es lamentable que en esta sociedad occidental tengamos un concepto totalmente erróneo y prejuicioso con respecto a las brujas y los brujos, ya que siempre están asociados con algo negativo, demoníaco, satánico, o incluso, muchas personas simplemente niegan su existencia. La sociedad occidental, legislada en su totalidad por la Iglesia Católica desde épocas medievales; ha corrompido, tergiversado, demonizado y humillado a todo lo que esté relacionado con las brujas, y es por ello que en esta publicación desmitificaremos algunos mitos que rondan en torno a ellas, y limpiaremos la imagen de estas mujeres que han sufrido siglos de humillación, persecución debido al fanatismo religioso, además de abordar sus principales características y creencias, tanto de épocas remotas como actuales.