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martes, 11 de febrero de 2020

La historia detrás de las Brujas y la Escoba


Durante siglos y en diversas regiones del mundo, las brujas siempre han sido retratadas con un característico palo de escoba: un instrumento que utilizan para volar y para realizar todo tipo de proezas mágicas. Sin embargo, detrás de esta caricaturesca e incluso despectiva fantasía, se esconde una historia completamente verídica, la cual se ha deformado y tergiversado con el pasar del tiempo gracias a la Inquisición, al fanatismo religioso, y a todos los vejámenes que ha cometido la iglesia católica en su afán de imponer el dogma cristiano. 

Las brujas de la antigüedad fueron mujeres independientes y empoderadas, pero sobre todo; muy sabias e inteligentes. Ellas se dedicaban a estudiar las propiedades de las plantas, los hongos y las hierbas, y las utilizaban principalmente para fines terapeuticos, curativos, energéticos y enteogénicos, es decir, para inducir el trance y modificabar los estados de percepción, logrando acceder al mundo astral y espiritual. Por otro lado, las brujas siempre se caracterizaron por adorar y respetar a los elementos de la naturaleza y el cosmos, lo cual para la época, no era nada más que un "acto rebelde, satánico y hereje", además, muchas de ellas se negaron a aceptar el cristianismo como religión, y eso fue tomado sencillamente como una declaración de guerra. 



Tenemos que eliminar todos aquellos prejuicios insanos que la sociedad moderna tiene en contra de los brujos y las brujas, principalmente porque fueron impuestos injustificadamente por órdenes de la iglesia católica, quienes hace no muchos siglos atrás persiguieron, torturaron y asesinaron brutalmente a miles de brujos y brujas por cargos que jamás pudieron ser comprobados. 

Los brujos/as de la antigüedad no eran personas grotescas, horribles ni deformes, como siempre se nos ha hecho creer, tampoco eran adoradores de "Satanás", de "Lucifer", del "Diablo", ni de ningún otro ente maligno inventado por la iglesia católica, tampoco utilizaban una escoba para volar, ni una varita mágica, ni un sombrero puntiagudo, ni un caldero con ojos, lenguas, cabezas, y otros ingredientes abominables, tampoco secuestraban niños ni mucho menos realizaban sacrificios humanos o actos caníbales. Todo esto fue inventado para degradar la imagen de los brujos/as. Algo que sí podemos decir, es que muchos eran ermitaños, y vivían alejados en montañas o en profundos bosques, pero no por voluntad propia, sino porque eran expulsados y marginados de la sociedad cristiana, y por ende preferían alejarse en vez de correr el riesgo de ser perseguidos y quemados en la hoguera. 

Los brujos y las brujas eran personas súmamente sabias e inteligentes, ellos conocían perfectamente las propiedades medicinales de las hierbas, de las plantas, y de otros materiales como hongos, piedras y minerales. Ellos creaban "pociones" curativas y ungüentos para sanar diversos malestares, además de utilizarlos para fines terapeuticos. También solían fabricar ungüentos para inducir un estado de trance y alterar los estados de conciencia, con el objetivo de poder percibir el mundo espiritual, algo que sencillamente no se puede concebir a través de los 5 sentidos. 

Por lo tanto, no hay diferencia alguna por ejemplo, entre un brujo, un druida celta o un chamán: los 3 se dedicaban a lo mismo y desempeñaban un papel muy similar. Y cabe decir que los 3 fueron perseguidos por la iglesia católica. 

Lo que nos convoca hoy es desmentir un mito súmamente absurdo, pero que ha estado inmerso en nuestra cultura desde hace siglos: ¿las brujas vuelan por medio de sus escobas? ¿es esto real? ¿o solo es una difamación más de la iglesia cristiana? 

Las brujas realizaban ritos y ceremonias muy similares a los que practicaban los antiguos griegos en los cultos a Dionisio y Orfeo, es decir: practicaban una "Religión Mistérica"; aquella cuyo objetivo es alcanzar el conocimiento y la iluminación a través de la experiencia, de los rituales y de la iniciación hermética, y muchas veces, sus seguidores y practicantes ingerían sustancias enteógenas para inducir el trance, y así vivir por ejemplo; experiencias psicotropicas, extracorpóreas, viajes astrales, contacto con dioses, espíritus y antepasados, etc. 

Las brujas comenzaron a practicar la religión mistérica cuando descubrieron los diferentes efectos enteógenos de diversas plantas, hierbas y hongos. Próntamente, este conocimiento se expandió entre las comunidades medievales, y las brujas comenzaron a fabricar diferentes ungüentos y bálsamos para vivir tales experiencias.

Estos ungüentos "mágicos" solían contener diversas hierbas, como por ejemplo; belladrona, mandrágora, estramonio, toloache, beleño, amanita muscaria etc, y todo en dósis muy bien calculadas. Esta práctica les permitía tener acceso al mundo divino y espiritual, pero al mismo tiempo les generaba efectos secundarios no deseados, como mareos, nauseas, vómitos, cefalea, irritación, dolor abdominal etc. Las sabias concluyeron que la mejor forma de ingerir el ungüento era a través de la zona axilar (por la gran presencia de glándulas sudoríparas), y también, y mucho más eficaz; a través de la vagina. Estos canales eran casi tan efectivos como actualmente lo sería una administración intravenosa, además les prevenía los efectos secundarios.

Entonces, en ciertas fechas, las brujas tomaban un palo, generalmente de escoba, lo empapaban con el ungüento previamente fabricado y luego lo montaban, esparciendo cuidadosamente el ungüento entre las mucosas vaginales, lo cual provocaba con el pasar de los minutos un estado de trance y disociación, muchas veces acompañado de orgasmos y visiones muy intensas. Entre el efecto de estas visiones se encontraba la sensacion de volar. Muchas brujas interrogadas y torturadas lo confesaron así.

Las brujas preferían administrar este ungüento por vía tópica ya que era más seguro que administrarlo de manera oral, y de esta forma prevenían los efectos secundarios. 

Científicamente, se ha comprobado en la actualidad que la vagina es una ruta accesible para la administración local y sistémica de fármacos, drogas y otras sustancias, las cuales se absorben a través del epitelio vaginal hasta llegar al torrente sanguíneo. Y todo esto ya lo sabían nuestras brujas desde hace siglos atrás. 


Pero cabe decir que ellas no eran "brujas", esta palabra fue utilizada para denigrarlas y marginarlas, y de allí que surgieran tantos mitos y calumnias en su contra, principalmente con tintes satánicos, caníbalescos y sexuales. Esto llevó a que las brujas fueran caricaturizadas y humilladas, y obviamente perseguidas. Además, en una época tremendamente machista y patriarcal, la iglesia consideró esta práctica todavía más grave y hereje por el hecho de involucrar que la mujer experimentase su sexualidad libremente.

El estadista francés Jean Bodin (quien ya había escrito un libro sobre cómo torturar a las brujas en 1.580), también señala que este ungüento o "grasa" era típico en las prácticas de brujería: 
"Si se hallase al reo untado con algunas grasas, ello es indicio para el castigo y más si no pudiera justificar tales grasas, pues es sabido que los brujos se valen comúnmente de tales drogas en sus maleficios". 
El teólogo católico del siglo XV, Jordanes de Bergamo, escribió; 
“Las brujas han confesado que durante ciertos días y noches, untan un palo con ese ungüento especial y 'mágico' que hacen, y lo pasan por sus partes íntimas,  también por debajo de los brazos y en otros lugares del cuerpo para obtener el efecto deseado”. 
Del mismo modo, en Irlanda, se dijo lo siguiente con respecto a Alice Kyteler, la primera mujer acusada de brujería en ese país, año 1324: 
“En el armario de la dama se encontró un envase de ungüento, con el que se asegura que untaba un palo que luego montaba, para así pasar el ungüento a sus partes íntimas”.
El mito de las brujas que vuelan usando escobas, se resume en mujeres muy inteligentes que experimentaban las propiedades medicinales y entógeneas de diversas plantas y hongos, utilizando principalmente una escoba a través de las paredes vaginales, lo cual facilitaría la llegada del ungüento al torrente sanguíneo. Esto las hacía alucinar y vivir una experiencia psicosensorial, tan intensa que creían que era realidad, muy similar a las prácticas mistéricas de Orfeo, Dionisio, así como aquellas practicadas por los antiguos druidas celtas y los chamanes de todo América y África.


La iglesia católica siempre intentó condenar y perseguir a las llamadas "brujas", porque las consideraba empoderadas, independientes, y porque tenían ideas revolucionarias que no se apegaban a los cánones de aquel entonces, por ello siempre buscaban someterlas y castigarlas de alguna forma, al igual como hicieron con los brujos, gnósticos, alquimistas, chamanes, druidas, templarios etc.

La brujería es un mundo completo, mágico y lleno de paz y equilibrio, muy contrario a las calumnias y descalificaciones que los poderes fácticos, liderados por la Iglesia Cristiana, le ha atribuido, por ende, como amantes del esoterismo y del ocultismo es nuestro deber limpiarles la imagen.

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