Todos hemos visto en más de una ocasión alguna estatua, figura o imagen que muestre a un "Buda gordo y sonriente", y es muy habitual que las personas piensen que aquella imagen retrata a Buda.
Sin embargo, esto es un error que se ha popularizado y extendido en el mundo occidental, ya que el famoso "buda gordo" es en realidad un monje chino de nombre "Budai" (布袋), quien vivió muchos siglos después de Siddhārtha Gautama; el fundador del Budismo.
Como se puede apreciar a simple vista, la confusión proviene de la gran similitud fonética que existe entre ambas palabras, pero mientras que "buda" significa "iluminado" o "despertado" (ya que la palabra implica el participio de la raíz sánscrita "budh", que significa "despertar" o "tomar conciencia"); "budai" significa "saco de tela" en chino (布袋); un epíteto que hace referencia al hecho de que dicho monje era un asceta que no tenía más posesiones que las que llevaba en un simple saco.
Budai fue un antiguo monje oriundo de Fenghua (奉化), provincia de Zhèjiāng, China. Se desconoce la fecha exacta de su nacimiento, sin embargo, su muerte data en marzo del año 916, poco antes de la disolución de la dinastía Liang, que gobernaba China en aquel minuto.
Se describe a Budai como un ilustrado sacerdote perteneciente al movimiento Zen, la principal rama del budismo chino. Budai se caracterizaba por ser un monje errante, es decir; tenía la misión de viajar de un lugar a otro, inclinándose a dormir en cualquier sitio, sin importarle las condiciones climáticas, puesto que sus cualidades místicas de yogui lo ayudaban a protegerse de cualquier factor externo; ni el frío ni el calor le acomplejaban. También se cuenta que, donde sea que Budai apareciera, la buena suerte, la salud y la prosperidad venían con Él; llegando a las personas y a las aldeas que lo recibieran.
Por ello, Budai se transformó en un santo milagroso; sinónimo de abundancia y buena suerte.
Curiosamente, nadie conocía su verdadero nombre, pero recibió el cariñoso epíteto de "budai" (saco de tela), por el hecho de que siempre cargaba una bolsa grande, en la cual llevaba sus pocas pertenencias. De igual modo, cuando la gente le hacía ofrendas, la metía en su bolsa y continuaba su camino. El saco de Budai también tiene un significado simbólico. Simboliza tanto abundancias como problemas. Y aunque es fácil resolver los problemas de los demás, nunca es una tarea fácil resolver nuestros propios problemas. Eso es porque la gente se apega a sus problemas y se identifica con ellos. Budai nos enseña a mantener nuestras súplicas, a desapegarnos de nuestros problemas y a reír. De hecho, la risa produce enzimas que cambian la química de nuestro cerebro. Y cuando te desapegas de tus problemas, puedes encontrar fácilmente la solución para ellos. El espíritu jovial y la risa de Budai hicieron reír también a la gente que lo rodeaba. Y mientras reían, alcanzaron el Nirvana. De igual modo, de su saco sacaba alimentos y regalos como ofrendas a quienes se acercaban a Él, entregando el mensaje de dar sin importar lo mucho o poco que uno tenga.
Su personalidad lo distinguió de la gran mayoría de los maestros o figuras budistas, puesto que Budai no se comportaba como el típico monje solemne, protocolario y silencioso, al contrario; era una persona risueña, extrovertida y alegre, por lo que fue muy cercano y querido por todos aquellos que lo conocieron, en especial por parte de los niños, quienes lo veían como una figura familiar y divertida. De hecho, era muy habitual que Budai estuviera siempre rodeado de niños, y los niños lo amaban a él. Budai les dio a los niños dulces y les enseñó dar con alegría, así como la filosofía de cuanto más das, más te llega.
Dentro del budismo zen, la figura de Budai comenzó a venerarse como una encarnación misma del Señor Maitreya, uno de los bodhisattva más importantes.
La palabra "bodhisattva" viene del sanscrito "budhi", que como se mencionó anteriormente significa "iluminado" o "despertado", y de "suttva", que significa "entidad". Por ende, la palabra bodhisattva se traduce habitualmente como "aquel cuya meta es el despertar o iluminar". Los bodhisattva son lo más cercano al concepto de "Dios" dentro del budismo, pues que se definen como almas superiores y divinas que moran en un plano completamente diferente al nuestro, pudiendo intervenir en nuestras vidas para bien. Maitreya es el Buda del Futuro, residiendo actualmente en el plano llamado "Tuṣita", el "cielo" de los bodhisattva antes de que cada uno entre en su último ciclo de vida humana y alcance la iluminación final como Budas.
La religión budista afirma la idea de que lo Divino reaparece en diferentes formas para rehabilitar el Dharma en la Tierra, y que Maitreya, entre otros bodhisattva, pueden descender del cielo Tuṣita para aparecer entre los hombres y proclamar la verdad. En este caso, Budai fue visto como una emanación de Maitreya.
Sus enseñanzas y estilo de vida llevaron a que Budai fuese muy respetado tanto dentro como fuera del marco budista, además, su fama de conceder milagros y deseos fomentó su fama. Prontamente, Budai comenzó a ser venerado fuera de China, tomando gran importancia en países como Vietnam, Japón, Tailandia, Malasia y Corea, y actualmente en todo el mundo.
En Japón por ejemplo, Budai se transformó en uno de los "Shichi Fukujin" (七福神) o "Siete Dioses de la Fortuna". Estos siete Dioses responden a una unificación entre las diversas religiones que llegaron y/o nacieron en Japón. El grupo de los Shichi Fukujin se compone por:
1. Ebisu (恵比寿): Dios de los mares y patrón de la fertilidad. Muy venerado por los pescadores y agricultores. Ebisu es una figura divina de carácter independiente que incluso precede a cualquier entidad budista o taoísta de origen japonés.
2. Daikokuten (大黒天): Daikokuten se originó como una fusión sincrética entre Mahākāla; un aspecto feroz del Dios Shiva, quien es uno de los principales y más importantes Dioses hindúes, y Ōkuninushi, un kami sintoísta; que se definen como Espíritus y Deidades protectoras. Daikokuten es venerado principalmente como Dios del alimento, patrón de los campesinos y protector de las cosechas.
3. Bishamonten (毘沙門天): Bishamonten es el nombre japonés que se le entrega al Dios Kubera, el guardián de la dirección norte y el líder de todos los yakṣas (espíritus benévolos de la naturaleza) dentro de la religión hindú. Se le venera principalmente como un Dios de la milicia y la prosperidad.
4. Benzaiten (弁才天): Benzaiten es el nombre japonés que se le entrega a la Diosa hindú Sarasvatī: patrona de la inteligencia, de la sabiduría y de las artes, condensando una energía muy pura que destruye obstáculos y toda clase de bloqueos, nutriendo las mentes con sapiencia y los corazones con bondad. Benzaitén o Sarasvatī son invocadas para obtener inteligencia, claridad mental, enfoque, destrucción de la ignorancia y de barreras, y en general para cualquier fin artístico y académico.
5. Juroujin (寿老人): Jurōjin es el Dios taoísta de la longevidad. Se le describe como un anciano de barba blanca, siempre acompañado de un ciervo. En su mano sostiene un bastón y un libro, en cuyas páginas se plasman los registros del tiempo. Jurōjin es el patrón de los ancianos. Su prototipo se considera un ermitaño taoísta que trascendió la mortalidad.
6. Fukurokuju (福禄寿): Fukurokuju se describe como un santo inmortal taoísta, representado como un anciano pequeño, barbudo, y con una cabeza inusualmente alta y alargada. Fukurokuju era considerado la encarnación de los poderes de la Estrella Polar Sur de acuerdo a la astrología local.
7. Budai (布袋): Finalmente nos encontramos con el protagonista de la presente publicación; Budai, monje zen del siglo VIII - IX, que no debe confundirse con Buda, aunque fonéticamente suenen casi igual. Como se ha mencionado, Budai fue famoso por atraer prosperidad y abundancia en los lugares que pisaba, entre otras proezas milagrosas. Fue visto como un humilde monje errante que únicamente llevaba consigo un saco de tela, que en chino se se denomina "budai", de allí su nombre. Budai fue introducido en la religión japonesa gracias al avance del budismo traído desde China. Se le venera por prosperidad, felicidad, armonía, fortuna y buena suerte.
- Kichijōten (吉祥天): Kichijōten es el nombre japonés para la Diosa Lakshmi; patrona de la prosperidad, de la abundancia, de la fertilidad, y ante todo; poseedora de una energía que sostiene al cosmos con armonía y plenitud, siendo consorte y contraparte de Vishnu. Kichijoten se representa con frecuencia llevando una gema nyoihoju, una piedra de los deseos que a menudo se muestra como una perla que puede otorgar al portador lo que desee, en sinónimo de su rol como Diosa de la abundancia.
Su imagen también se ha absorbido en la filosofía del Feng Shui, el arte chino de origen taoísta que se ocupa de la armonía del espacio y el manejo de energías.
Los devotos de diversas religiones orientales también incorporan imágenes de Budai para decorar sus altares, oficinas, hogares, etc.
Esto se debe a que su representación iconográfica tiene muchos significados benéficos.
Las cuentas de oración alrededor del cuello de Budai (un yapa mala o rosario) propician un ambiente ideal para la meditación y para encomendarse a lo Celestial. Por su parte, su gran saco de tela es útil para llamar a la abundancia y la buena fortuna (igualmente se le retrata con monedas en su mano o bajo sus pies). Si se le representa rodeado de niños, significa que trae bendiciones en el aspecto familiar, en especial para quienes deseen concebir un hijo o para quienes tienen problemas de infertilidad. Si se le retrata con un abanico (un ogi) elimina la energía negativa, mientras que su gran sonrisa es sinónimo de positivismo. Son muchos los colores con los que se le retrata, siendo los principales: dorado (prosperidad, éxito, abundancia), blanco (pureza, paz, conocimiento), rojo (valentía, fuerza, poder) y amarillo (aprendizaje, victoria, meditación).
Por ello podemos encontrar imágenes de Budai en diferentes posturas, colores, atributos, y objetos, y siempre serán sinónimo de abundancia y un buen porvenir.
Como hemos visto, Budai es completamente diferente a Buda, aunque ambos sean figuras de una misma religión.
Finalmente, es importante recordar que la palabra "Buda" no se utiliza como nombre propio, es un epíteto honorífico que se le otorga a las personas que logran tomar conciencia sobre la condición humana y realizarse en el arduo camino de la trascendencia y el despertar espiritual.
Al maestro Siddhārtha Gautama se le llama popularmente "Buda" por el hecho de que fue la primera persona en lograr tal mérito, junto con el hecho de haber detallado un extenuante conjunto de enseñanzas (Tipitaka o Canon Pali) que hablan sobre estos temas, y que posteriormente darían origen a la religión budista. Pero en estricto rigor es erróneo pensar que solo existe un Buda, ya que históricamente han existido cientos de ellos, incluso en nuestros días, y también en el futuro.
Algunas otras diferencias, son:
- Buda, o más concretamente, Siddhārtha Gautama, era indio, pues nació en la ciudad de Kapilavastu, capital del reino Sakia, India (aunque actualmente ese territorio pertenece a Nepal), mientras que Budai es chino, oriundo de Fenghua, provincia de Zhèjiāng, China.
- Siddhārtha Gautama nació alrededor del año 560 a.n.e., es decir, hace unos 2.500 años atrás, por su parte, Budai fue un monje que nace en el siglo VIII de nuestra era, habiendo una diferencia de casi mil años entre ambos.
- Poco y nada se sabe sobre la vida de Budai antes de ser conocido como un monje errante, en cambio, todo sabemos acerca de la vida de Siddhārtha Gautama antes de ser un Buda. Sabemos que nace como un príncipe en el seno de una poderosa familia; los reyes de Sakia, y que era heredero al trono de su padre. Sin embargo, Siddhārtha decidió abandonar los palacios y lujos de su familia a una muy temprana edad, rechazando lujos y comodidades materiales en pos de buscar la iluminación y el despertar espiritual. Siddhārtha comenzó a vivir como un mendigo errante y asceta, dedicándose a la meditación.
- Siddhārtha Gautama siempre es retratado con una contextura física delgada, pues así se le describió, y siempre en actitud solemne y meditativa, en cambio, Budai siempre es retratado con unos kilitos extra y con una gran sonrisa en su rostro, por ello se le conoce coloquialmente como el "buda gordo" y el "buda sonriente", pero ahora ya sabemos la diferencia.
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