El Gnosticismo es una antigua religión y corriente filosófica que tiene sus orígenes en los tiempos helénicos. Y si bien es cierto que ganó mayor reconocimiento durante la era cristiana, en realidad se trata de una corriente mucho más antigua y mística de la que todos creemos.
A grandes rasgos podemos decir que el Gnosticismo tuvo dos grandes etapas de desarrollo:
1. La primera se remonta a los inicios de la Grecia Clásica, siendo un movimiento espiritual que estuvo muy arraigado a las enseñanzas de Platón, de Pitágoras, y también, de los cultos en torno a la imagen de Orfeo, incorporando una serie de elementos místicos que fueron muy estudiados en aquel minuto. De igual modo, el Gnosticismo temprano tuvo fuertes influencias de corrientes extranjeras, principalmente derivadas de la India.
2. La segunda etapa tuvo su apogeo y desarrollo durante los primeros siglos de la era cristiana, esta vez, centrando sus enseñanzas en la reinterpretación del Nuevo Testamento, y utilizando la imagen de Jesús para personificar las creencias y cosmovisiones que se venían practicando desde la Grecia Clásica. Como tal, el Gnosticismo terminó siendo prohibido y aplacado por la Iglesia Católica, pues sus pilares se alejaban de las teorías y enseñanzas del cristianismo ortodoxo.
Sumando y restando lo que el Gnosticismo pregonó en ambas etapas, se explica que antes de que el universo material existiese, moraba una entidad todopoderosa y primigenia al que llamaron "Uno", que es la fuente de todo.
El Uno es trascendental, incognoscible y perfecto, y por ende, está más allá de cualquier descripción o comprensión humana. De hecho, El Uno tiene tal nivel de pureza y armonía que se encuentra rodeado de un plano perfecto en donde no existe el dolor, la muerte ni el sufrimiento. Algo así como el "paraíso" pregonado por muchas religiones del mundo.
De esta fuente primigenia y absoluta emergieron, bajo su voluntad y deseo, los "Eones", que son ramificaciones de su propio poder.
Estos Eones se manifiestan en pares complementarios que personifican virtudes y cualidades, las cuales, en conjunto, sostienen un sistema de interconexiones que forman el Pléroma, el reino de la luz.
Sin embargo, en un punto dado del cosmos primigenio, uno de los Eones, tentado a experimentar con su propio poder creativo, huyó del Pléroma. Este Eón fue Sofía, quien, impulsada por su anhelo de conocimiento, decidió explorar lo desconocido más allá de los límites del reino sagrado.
La decisión de Sofía de aventurarse fuera de este entorno perfecto tuvo consecuencias devastadoras. Al actuar sin el consentimiento del Uno y de los demás Eones, su acción desencadenó una serie de eventos que culminaron en la creación de "Yaldabaoth" o "El Demiurgo", una criatura independiente, colérica, arrogante, rebelde y sanguinaria.
Yaldabaoth creó y engañó a la humanidad con el objetivo de autoproclamarse como el Dios supremo, exigiendo veneración absoluta y toda clase de sacrificios. Además, sus mentiras dieron origen a muchas religiones del mundo antiguo que todavía persisten en la actualidad. Algunos le llamaron Jehová o Yahvé, otros Júpiter, Él, Moloch o Alá, pero en estricto rigor, se trata de un Dios falso que tiene como objetivo mantener a la humanidad en un constante estado de ignorancia y sumisión, impidiendo que podamos reconectar con nuestra fuente divina y trascender de este plano.
En la presente publicación conoceremos la cosmogonía del Gnosticismo a fondo, así como el papel de Yaldabaoth y de los Arcontes: sus secuaces.