Hoy, casi todas las personas del mundo han oído hablar alguna vez del Karma, y tienen al menos una leve noción al respecto. Pero, ¿qué significa exactamente y cómo funciona?
Karma (कर्म) significa "acción" en sánscrito; el idioma en el cual se escribieron los textos sagrados del hinduismo. Karma es la ley de "causa y efecto", "acción y reacción", "secuencia y consecuencia". El estudio del Karma engloba una serie de ramificaciones y enseñanzas religiosas, filosóficas y espirituales muy diversas y complejas, siendo pieza fundamental de varias corrientes milenarias, como por ejemplo; Hinduismo, Jainismo, Sijismo y Budismo.
Primero que todo, hay que entender que el Karma es una ley cósmica que está relacionada con la muerte; los estadíos post-mortem del alma, el proceso de Reencarnación (Saṃsāra) y de Liberación (Mokṣa). Pero en este lado del mundo, muchas personas malinterpretan y tergiversan esta noble y antigua enseñanza espiritual, desvirtuando su verdadero significado.
Es por ello que en esta publicación adjunto las principales claves del Karma, para así comprenderlo en plenitud.
Es por ello que en esta publicación adjunto las principales claves del Karma, para así comprenderlo en plenitud.
#1. Karma: el juez universal que repercute el destino de nuestra alma tras la muerte.
Luego de morir físicamente; es el Karma quien recoge todas las acciones que hayamos cometido en vida, junto con sus respectivas consecuencias, tanto positivas como negativas. Esto hace que las personas sean los únicos responsables de los actos que cometen, y de todo el sufrimiento y la felicidad que obtendrán por ello. Básicamente, podríamos decir que el Karma funciona como una especie de juez que se encarga de evaluar nuestras acciones, errores y pensamientos, determinando en consecuencia, el destino de nuestra próxima vida o reencarnación. Nosotros como entidades vivientes; siempre estamos poniendo causas en movimiento, en todo instante y de forma ininterrumpida, ya sea a través del acto, del habla o del pensamiento. Por cada causa puesta en marcha, hay un efecto correspondiente y correlativo que regresa. Esta es la forma en que el universo mantiene su armonía y equilibrio. Si alguna vez se pusiera en marcha una causa sin un efecto correspondiente, entonces, todo el universo dejaría de existir de forma inmediata, ya que su continuidad y existencia depende de esta gran Ley de equilibrio y ajuste. Pero esto nunca sucederá porque la ley kármica es una ley inmutable; ella está presente en todos los universos, planos y dimensiones, y seguirá existiendo cuando éstos se destruyan y vuelvan a nacer. Todo ser autoconsciente en el universo, sin excepción, está sujeto a la Ley del Karma, y es por ello que los animales también pueden reencarnar, así como nosotros también podemos reencarnar en uno. Todo ser en posesión de la autoconciencia individual y el poder inteligente de elección, es un creador de causas kármicas. El karma es la ley del destino creado por uno mismo, y todo en el universo procede de acuerdo con esta ley. Puede ser bueno o malo, positivo o negativo, dependerá completamente de la naturaleza de las causas que ponemos en marcha. El Karma es completamente impersonal, pero es completamente justo en su funcionamiento, ya que hace responsable a las personas por sus propios actos y elecciones.
#2. Karma Positivo y Karma Negativo
Mientras menor Karma negativo haya acumulado una persona durante su vida; más se acercará a la liberación de su alma, y mejor futuro estará creando para su próxima vida. El hinduismo siempre ha enseñado el concepto de que existen multiversos y múltiples dimensiones, los cuales se extienden a lo largo de un vasto océano cósmico de billones y cuatrillones de sistemas planetarios, en los cuales un alma puede perfectamente reencarnar. A saber existen planetas físicos y espirituales. Los físicos son como el nuestro; limitados por la materia, el tiempo y el espacio. En estos lugares existen diferentes condiciones de vida, algunos son más prósperos o más terribles que otros, pero todos comparten algo en común: las entidades vivientes que los habiten, estarán eternamente anclados a un ciclo infinito de nacimiento, vejez, muerte y reencarnación, es decir; Saṃsāra. Por su parte, los planetas espirituales se encuentran en un plano sutil de existencia que trasciende las limitaciones del espacio-tiempo. La vida, al ser espiritual, no depende de una determinada mezcla de sustancias químicas ni leyes físicas, pudiendo existir dentro de formas sutiles e imperceptibles para el ojo humano. Un planeta espiritual se compara con aquellos lugares a los que accedemos mediante la meditación, los viajes atrales, los sueños lúcidos, los trances, los registros akáshicos, entre otros, ya que allí no utilizamos nuestro cuerpo físico para desplazarnos, sino que el espiritual; el alma. Existen diversos planetas espirituales, y al igual que los físicos; algunos tendrán mejores o peores condiciones que otro, además, generalmente son gobernados por un Dios en particular y su correspondiente polarización energética, por ejemplo, el Señor Brahmā vive y rige "Satya-loka", un planeta de felicidad y bienaventuranza, el Señor Indra vive y rige "Svar-loka", el Señor Ganesha en "Swananda-loka", y así sucesivamente. Pero también existen planetas espirituales de castigo y tormento, como el "Naraka". Pero atención: nuestra morada en estos sitios, sean físicos o espirituales, será temporal, ya que luego volveremos a reencarnar.
¿Qué determina el tiempo en estos lugares? El tiempo que un alma pasará en cada planeta, dependerá exclusivamente del Karma acumulado por cada individuo,y en base a ello, algunos tendrán estancias más cortas o más largas que otros, ya sea en planetas de castigo o en planetas de paz, dependiendo de su karma. Cabe decir que la estadía en estos lugares finalmente concluirá cuando el karma se haya consumido. Por lo tanto, la frecuencia de tu alma coincidirá con uno de los reinos en donde nacerás. Si acumulaste Karma positivo, tu alma descansará en un Reino superior. De lo contrario, tu alma será conducida a un planeta de caos y sufrimiento.
Entonces; ¿existe la posibilidad de romper este ciclo de eternos renacimientos? ¿Podemos trascender la vida física para no tener que volver a preocuparnos por la enfermedad, el dolor y la muerte? Sí, definitivamente la hay, y eso se conoce bajo el nombre de "Mokṣa", que significa "liberación", o bien; "Nirvāṇa" para los budistas.
En términos simples, Mokṣa es cuando rompemos las cadenas del Saṃsāra, logrando trascender la vida física para alcanzar un plano superior de existencia llamado "Vaikuṇṭha", en donde gozaremos de vida eterna sin ningún tipo de perturbación o miedo. Llámese "paraíso" si gusta, ya que aquí podremos vivir eternamente, a la diestra de Dios, y sin volver a preocuparnos por la vida física. De hecho, este es el objetivo de todo hindú; alcanzar Mokṣa. Si bien es cierto que existen otros planetas de júbilo y dicha a los que podemos llegar tras la muerte, como el ya mencionado Satya-loka por ejemplo; el problema es que son temporales, ya que una vez consumido el Karma, volveremos a reencarnar la materia física, para luego volver a tener que enfrentarnos al dolor, la enfermedad, la violencia, la angustia, etc. En el Bhagavad-Gītā, uno de los libros sagrados más importantes del hinduismo, el Señor Krishna dice lo siguiente:
“Todos los planetas del mundo material, ya sean los más elevados o los más bajos, son lugares de miseria en los que se producen repetidos ciclos de nacimiento y muerte. Pero quien llega a Mi morada, [Vaikuṇṭha], ¡oh, hijo de Kunti, nunca vuelve a nacer! ”.
Es por ello que las religiones orientales se enfocan precisamente en limpiar y evitar el karma negativo; trabajando para alcanzar un estado de perfección y pureza, ya que no podemos entrar al Reino Celestial si nuestra alma se encuentra impregnada de corrupción y contaminación. Esa es la función del Karma; y cada vida, cada reencarnación, es una oportunidad que tenemos para purificarnos y luchar para alcanzar el Reino Celestial de dicha eterna.
Las sagradas escrituras hindúes profundizan y entregan muchos detalles para que podamos llevar una vida piadosa, libre del mal Karma. Por ejemplo, en el Bhagavad-gītā se nos dice:
"La Suprema Personalidad de Dios dijo: La valentía; la purificación de la existencia propia; el cultivo del conocimiento espiritual; la caridad; el autocontrol; la ejecución de sacrificios; el estudio de los Vedas; la austeridad; la sencillez; la no violencia; la veracidad; el estar libre de ira; la renunciación; la tranquilidad; la aversión a buscarles defectos a los demás; la compasión; el estar libre de codicia; la mansedumbre; la modestia; la firme determinación; el vigor; el perdón; la fortaleza; la limpieza; y el estar libre de envidia y del ansia de honor: estas cualidades trascendentales, ¡oh, hijo de Bharata!, les pertenecen a hombres piadosos que están dotados de naturaleza divina".
El Átharva-veda también añade:
"Aquellas almas nobles que practican la meditación y otras formas de yoga, que siempre se preocupan por todos los seres y que protegen a todos los animales, son las almas que realmente se toman en serio las prácticas espirituales".
Y el Jabala Darshana Upaniṣad:
"Cometer asesinato o causar dolor a alguien, ya sea en pensamiento, palabra o hecho, de forma leve o severa, o realizar cualquier tipo de acto que no esté autorizado por los Vedas: es violencia. Bajo la inspiración de la benevolencia (kṣamā), el hombre debe comportarse con todas las criaturas vivientes, ya sea en pensamiento, palabra o acción; de la misma forma en que le gustaría ser tratado. Una mente dedicada a servir a la humanidad lo mejor que pueda, llegará a establecer la benevolencia, cuya importancia es confirmada por aquellos que conocen los Vedas. "
El Karma y la reencarnación están inextricablemente unidos entre sí. No puedes tener uno sin el otro. Es obvio que una sola vida no es lo suficientemente larga como para cosechar todos los efectos de todas las causas que hemos puesto en marcha durante esa vida. También es evidente que algunos de los aspectos y circunstancias de nuestra vida actual no tienen su origen, precisamente; en nuestra vida actual, sino que aparentemente en un pasado lejano. La encarnación física en sí misma es un efecto kármico, ya que una de las principales razones por las que reencarnamos es para tratar con nuestro Karma pasado. Para tener una comprensión adecuada del Karma, una persona también debe aceptar y creer en la reencarnación.
La única forma de liberarnos del Karma negativo es dejar de poner en marcha las causas negativas. Vive tu vida consciente e inofensivamente. Obtenga dominio completo sobre sus pensamientos, palabras y acciones, y viva para ser de ayuda a los demás. Debemos cultivar la bondad, la misericordia, la no violencia, la caridad, la austeridad, la veracidad, y el respeto por todas las criaturas sintientes. Pero no permita que su motivo subyacente para estas buenas obras sea el egoísmo o la necesidad de sobresalir y alimentar el ego, ya que estará generando karma negativo, como bien mencioné anteriormente. Aléjese de los vicios, de la ira, del odio, de la avaricia, del materialismo, del rencor, de la violencia.
Los Dioses del panteón hindú nos ayudan a sobrellevar los efectos del Karma, entregándonos claves y herramientas para poder tener una vida justa, equilibrada y espiritual.
#3. Composición del Karma
A saber: hay tres tipos diferentes de Karma; "Prarabdha", "Agami" y "Sanchita". Prarabdha es aquel Karma que experimentamos en nuestro actual cuerpo y presente vida, sea negativo o positivo. El Prarabdha nace a partir de todas las consecuencias kármicas que hayamos cometido en vidas anteriores, y con las cuales tendremos que vivir el presente, puesto que no pueden eliminarse ni modificarse de ninguna forma. Por su parte, Agami es el Karma que nace de todas las decisiones y acciones que tomemos en el presente, y las cuales repercutirán en nuestra próxima vida. Por ende, Agami construye el futuro. Finalmente, nos encontramos con Sanchita, que se define como la suma total de todos los Karmas, como si fuese una especie de "cuenta kármica" en la cual vamos depositando todo el karma de nuestras acciones. Tenemos que ver esto como un ciclo:
1) Agami cosecha el Karma futuro en base a las acciones del presente
2) Al fallecer, el Karma acumulado se almacena en Sanchita, en donde estará almacenado hasta la próxima reencarnación
3) Y finalmente, cuando nacemos, nuestra vida girará en torno a lo que dicte Prarabdha; que es aquella porción kármica que está lista para dar frutos, sean buenos o malos.
Es nuestra próxima vida (así como en la actual) tendremos una asignación de situaciones, circunstancias y experiencias previamente determinadas por el Karma. Siempre debemos esforzarnos por lo mejor, pero cuando simplemente no podemos tener éxito como nos gustaría en ciertas áreas de la vida, sin importar cuán duro o con frecuencia lo intentemos, debemos aceptarlo como una indicación de nuestro Karma y estar agradecidos, en vez de estar frustrados y deprimidos por lo que no podemos tener. Ningún pensamiento positivo, visualización creativa, afirmaciones u oraciones puede alterar la suerte kármica de nuestras. Este es nuestro Prarabdha Karma, pero no es fatalismo, es el destino auto-creado.
Algunas cosas en nuestra vida están específicamente destinadas a sucedernos, como resultado de nuestro Karma, mientras que otras simplemente no están permitidas. Claro, esto también varía en función de cuántas reencarnaciones ha tenido una persona, recordando también que existen almas primerizas que por primera vez experimentan la materia física. Pero en general funciona así. Incluso, muchas enfermedades han sido preestablecidas. Por ejemplo, hay personas que llevan malos hábitos de vida; como drogadictos y alcohólicos, pero resulta que muchos de ellos tienen vidas largas y plenas, mientras que una persona saludable y de bien puede morir de un día para otro por la aparición de un cáncer o cualquier enfermedad inesperada. Esto también aplica para accidentes o cualquier evento que pueda producir la muerte de una persona (o la salvación de otra). Si bien nuestro Karma a veces puede parecer nuestro mayor "castigador", también puede ser nuestro mayor guardián y protector.
#4. El Karma no es instantáneo
Como hemos visto a través de estos puntos, el Karma es una ley que repercute nuestra alma tras la muerte, acondicionando nuestra próxima vida según los actos que hayamos cometido, sean buenos o malos. En consiguiente, el Karma no es una ley instantánea, como muchos piensan. Y esto se debe a que en Occidente, muchas personas han tergiversado o malinterpretado el verdadero significado del Karma, pensando que es una ley unilateral que castiga a las personas por sus fechorías. Cuando a alguien le ocurre algo malo, las personas generalmente dicen cosas como: "fue el karma que se te devolvió por haber hecho el mal", o, "espero que el karma te castigue por lo que hiciste", como si el Karma fuese una especie de justicia divina instantánea o a corto plazo. Pero no, no es así, el Karma se paga tras la muerte y repercutirá en nuestra próxima vida. Si yo en este minuto actúo bien, ese Karma positivo me recompensará en mi próxima vida, y no en la actual, de igual modo, me castigará o me dará una lección si es que obré mal. Cuando alguien hace algo malo, y al breve tiempo le ocurre algo malo; eso no es Karma, llámele coincidencia, casualidad, pero Karma no es. Las personas que esperan que el Karma "se ponga al día" con los demás, estarán creando un Karma aún peor para su propio futuro.
Lectura sugerida:
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Nota final: esta publicación será reeditada y reposteada al sitio web HINDUISMO SAGRADO, del cual yo también soy dueño y administrador.
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