Antes de que el cristianismo impusiera su doctrina religiosa a costa de matanzas, persecuciones y oscurantismo; existía en Europa un amplio abanico de culturas y religiones locales, ahora relegadas a simple "mitología" y "paganismo", cuando en realidad, eran mucho más complejas y sofisticadas que ello.
Y el mundo celta en particular destaca notoriamente, puesto que su sistema religioso se componía y estructuraba por una amalgama de creencias esotéricas y espirituales que reflejan un profundo conocimiento en el campo místico. Esta religión era dirigida por los "druidas", eruditos de gran conocimiento que destacaban en la herbología, la botánica, la filosofía, la astronomía y el ocultismo, tras dedicar muchos años de estricta entrega.
Halloween, originalmente "Samhain", no se trataba de tallar calabazas ni de realizar fiestas con disfraces espeluznantes. Al contrario, era una oportunidad para darle la bienvenida a lo desconocido, liberar la negatividad de nuestros hogares y aportar un poco de intuición adicional a la vida cotidiana. Samhain se trata de celebrar el ciclo de muerte y renacimiento. En el hemisferio norte, las hojas mueren y la naturaleza se prepara para la calma del invierno. En el hemisferio sur, los cogollos dormidos se preparan para renacer y abrirse al comienzo del verano. La muerte y el renacimiento es un ciclo importante que se ve en la naturaleza constantemente, y también es algo que se refleja en nosotros mismos. Este es un momento para honrar las “muertes” que todos hemos experimentado a lo largo del año. Es un momento para hacer las paces con todas las cosas que necesitamos dejar ir.
El pueblo celta concibió una dicotomía fundamental entre la luz y la oscuridad, cimentando una cosmovisión religiosa en la cual se aprecian dos polarizaciones muy contrastadas. La luz refleja valores positivos, afortunados y fructíferos, mientras que la oscuridad representa valores negativos, amenazantes y destructivos. Y esta cosmovisión puede incluso verse reflejada en el calendario celta. Por ejemplo, el año nuevo comenzaba con la puesta del sol al final de la cosecha de otoño, significando el último periodo de abundancia, ya posteriormente se imponía la oscuridad del invierno hasta el equinoccio de primavera, fecha en donde la luz retornaba, trayendo consigo abundancia y prosperidad.
Este ciclo era divido con cuatro grandes festividades religiosas, que en orden cronológico son:
- "Imbolc"; celebrado entre el solsticio de invierno y el equinoccio de primavera (1 de febrero). Esta festividad se veía como un renacimiento del mundo, puesto que marcaba el fin de los periodos fríos, que generalmente provocaban escases y malas cosechas. "Imbolc" significa "Leche de Oveja" u "Ombligo de Oveja", en referencia a los venideros meses de abundancia y prosperidad. Por ello, la celebración se consagraba especialmente a la Diosa "Brigid", patrona de la agricultura, de la fertilidad, de los campos, y un arquetipo que condensa la polarización femenina de la naturaleza. Por ello los celtas le rendían especial tributo, mostrando gratitud y agradecimiento por las bendiciones de un nuevo inicio.
- "Beltane"; celebrado entre el equinoccio de primavera y el solsticio de verano (1 de mayo). Esta fiesta conmemoraba el inicio del verano pastoral, cuando el sol ayudaba en gran magnitud al proceso de cosechas y trabajos agrícolas. Por ello, la celebración veneraba especialmente al Señor Belenus, Dios del Sol, a quien se le rendían grandes tributos en forma de hoguera. De igual modo, esta fecha marca la resurrección del Dios Dagda, cuyo renacimiento influía en las cosechas y actividades agrícolas.
- "Lughnasadh"; celebrado entre el solsticio de verano y el equinoccio de otoño (1 de agosto). Esta celebración marcaba la primera cosecha del año, ya que en esta fecha, los cereales y cultivos estaban listos para su recolección y consumo, al igual que las plantas silvestres y otras hierbas, mientras que los animales de ganado salían del período de lactancia. Lughnasadh celebraba la prosperidad y la bendición de la naturaleza, y por ello era una fiesta de gratitud y hermandad. Su nombre se debe en honor al Dios Lugh; un gran guerrero que desempeñó importantes papeles dentro de la cosmovisión celta, por ello se le ve como portador de prosperidad, de abundancia, justicia y protección.
- "Samhain"; celebrado entre el equinoccio de otoño y el solsticio de invierno (31 de octubre). Esta celebración despide al último día de abundancia, ya que posteriormente empezaba el crudo y frío invierno; un período de escasez. De hecho, Samhain literalmente significa "Fin del Verano", y se caracterizó por el culto a los difuntos y espíritus, ya que en esta fecha, el plano de los vivos y el plano de los muertos convergía entre si, haciendo que las manifestaciones se tornen susceptibles. Por ello, los druidas aprovecharon la energía del “velo más delgado” de Samhain para usarlo como un momento para honrar a los muertos, lanzar hechizos, limpiezas, canalizaciones, y elixires curativos. Y es que el pueblo celta le rendía especial tributo a los muertos, utilizando al Samhain como herramienta para poder guiar, despedir y contactar a los difuntos, tratándolos como si fuesen invitados de honor. Esta fecha también conmemoraba la muerte del Dios Dagda, provocando el reinicio del calendario celta.
Como mencioné arriba, Samhain significa "Fin del Verano" en lengua gaélica, que es el idioma original de las tierras británicas antes de la llegada del inglés. Pero esta celebración no tiene únicamente una importancia astronómica, sino que también espiritual.
El mundo de los muertos se describe a menudo como un lugar que coexiste en conjunto con el mundo humano, en lugar de estar completamente separado de él, según dictan las creencias celtas. Durante el Samhain estos reinos convergían, y el paso entre ellos era mucho más fácil y directo. Además de ser el punto medio entre el equinoccio de otoño y el solsticio de invierno, el Samhain también coincide con el surgimiento de las Pléyades, que alcanzarían su punto más alto en el cielo durante esta época del año. Las Pléyades representan los ciclos de muerte y renacimiento, y esto también coincidió con el ciclo y los ritmos de la Madre Naturaleza, expresados a través de las estaciones. También influye la posición del Sol con respecto al profundo e intuitivo signo de Escorpio. La energía de Escorpio tiene que ver con la transformación y el renacimiento, pero también gobierna sobre lo paranormal y nuestra conexión con otras dimensiones y portales.
Incluso, los druidas aprovechaban esta fecha para practicar la mediumnidad y la adivinación, ya que las energías eran más fáciles e intensas de captar.
Los espíritus, tanto amables como malévolos, podían interactuar o manifestarse de manera poderosa en el mundo físico. Algunos celtas decoraban sus casas con flores de temporada, hojas secas de roble, salvia y otras hierbas, y elaboran altares con todo tipo de alimentos, para así recibir a los espíritus y difuntos como invitados de honor. Otros iban vestidos con máscaras terroríficas con el fin de repeler a los espíritus negativos, incluso marchaban en desfiles para sacar a los invitados no deseados de la ciudad.
Por todo esto, muchas de las ceremonias y costumbres del Samhain buscaban rendirle un respetuoso homenaje a los muertos. Una de las costumbres más populares era el intercambio de comida. Para ello, las personas se disfrazaban de animales y, recitando canciones y oraciones; iban de casa en casa con el objetivo de recolectar e intercambiar alimentos, los cuales posteriormente se utilizaban como tributo en los altares, o bien, para organizar un banquete u "olla común". También se recitaban oraciones y rituales para aquellas almas que estuviesen perdidas, o que hubiesen muerto de forma reciente. Se pensaba que si no se ofrecía la comida, los espíritus podían terminar enfureciéndose y causando problemas, razón por la cual este ritual era tan importante.
Samhain también era el momento en que las personas se liberaban de tensiones, adherencias y malas energías, festejando el dinamismo que eventualmente tomaría su lugar. Incluso, la misma naturaleza modela este acto para nosotros, como bien expliqué anteriormente; los árboles se desprenden y sueltan sus hojas viejas en esta fecha, preparándose para pronto volver a renacer. Este punto es muy importante, porque en la actualidad, la gente hace todo lo contrario; asociando el Samhain o la noche de Halloween con el terror y cosas macabras, cuando en realidad es una época de renacimiento espiritual y un momento maravilloso para limpiar y deshacerse de malas vibras. Halloween no es una noche para temer. Es una oportunidad para pensar un poco más en el hecho de que somos seres espirituales que nunca morimos. Continuamente nos recreamos a través de los ciclos de la vida, y al morir, nuestra alma seguirá en un viaje que la llevará a otros cuerpos y formas. Solo tómese un tiempo para limpiar su energía con luz y sentimiento de amor. Al ser una fecha sensible, puede usarla para meditar, para conectarse con la naturaleza y eliminar la energía no deseada de nuestros hogares. Las piedras y cristales de protección psíquica también se pueden usar durante Halloween para mantener alejadas las energías inferiores, como la turmalina negra, la malaquita, la obsidiana, la hematita y el ónix negro, que son ideales para absorber y neutralizar la energía negativa. Independientemente de las "muertes" que hayas experimentado este año, ya sea la muerte de ideas, seres queridos, actitudes, relaciones, sueños, etc., Halloween es el momento perfecto para honrar el cambio y honrar la nueva energía que será ahora.
Por ello, el Samhain se relaciona directamente con el arcano 13 del Tarot; "La Muerte", cuyo significado adjunto aquí abajo:
Cuando el cristianismo invadió a las tierras británicas alrededor del siglo V, se topó con la sorpresa de que las comunidades locales se mantenían aferradas a sus creencias religiosas, pese a todas las imposiciones y restricciones del clero católico. Por ello, el Papa Gregorio I, quien dirigió la Iglesia entre el 590 y el 604, le aconsejó los misioneros que en lugar de tratar de acabar con las costumbres religiosas de los pueblos no cristianos, simplemente deberían convertirse, adaptando sus creencias y costumbres. El 13 de mayo del año 609, el Papa Bonifacio IV establece una festividad católica para conmemorar a los mártires cristianos, en un intento de emular y absorber al Samhain celta, creando así el "Día de Todos los Mártires". Sin embargo, dicha celebración fracasa debido a la reticencia celta a abandonar el Samhain. Más tarde, el Papa Gregorio III amplió el festival para incluir a todos los santos y a todos los mártires, y modificó la fecha de celebración, trasladándola de mayo a fines de octubre, precisamente en las mismas fechas del Samhain. Fue así como nace el "Día de Todos los Santos" (31 - 1 de noviembre) y el "Día de los Fieles Difuntos" (2 de noviembre), que se celebraban de manera similar al Samhain; con grandes hogueras, desfiles, disfraces de santos, ángeles y demonios, recolecta de comida, etc.
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