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lunes, 1 de noviembre de 2021

Historia y real significado de la "Magia" y "Ocultismo"


La magia es una ciencia oculta que tiene miles de años de historia y práctica, remontándose a los mismísimos comienzos de la humanidad. 

Su objetivo es que, mediante rituales, ceremonias, conjuros e invocaciones; se puedan alterar las leyes físicas de la naturaleza, y así, utilizarlas a beneficio. 

Pero este proceso también conlleva un vehemente desarrollo interno que busca la unión de materia y espíritu, tal como hicieron los alquimistas de la edad media, quienes replicaban los procesos cosmológicos y fisiológicos en sus matraces de laboratorio. 

A lo largo de la historia, los grandes magos siempre se caracterizaron por ser eruditos expertos en diversas ciencias y disciplinas, tales como la botánica, la astronomía, la medicina, la química, las matemáticas, entre otras, con las cuales buscaban aquel punto de unión que les permitiera comprender el funcionamiento del universo, y así, trascender las barreras físicas que lo conforman. Lamentablemente, la palabra "magia" se ha ido desvirtuando con el paso de los siglos, transformándose en un concepto que se relaciona con leyendas, ciencia ficción y supersticiones, cuando en realidad, la verdadera magia existe, y es mucho más compleja de lo que realmente creemos.

  • Etimología
La raíz de la palabra "magia" proviene del término "māgh", que significa "poder" o "poderoso", en el antiguo idioma protoindoeuropeo, del cual derivan todos los demás idiomas del continente. 

Los registros históricos muestran que la palabra "māgh" se utilizaba específicamente para designar o referirse a chamanes y sacerdotes de gran erudición. Esta costumbre se extendió a lo largo de diferentes naciones con el paso de los siglos, y de hecho, de aquí derivan términos como:

- "Magiš", que significa "sabio" o "erudito" en lengua persa.
- "Magusai", "sabio" o "adivino" en sirio.
- "Magn", "poderoso" o "fuerte" en nórdico.
- "Maghdim", "sabio" o "filósofo" en caldeo.
- "Magus", "sabio", "hechicero" o "adivino" en griego y latín.
- Y adjetivos tales como "macht" ("poder" en alemán), "mighty" ("poder" en inglés), "moshchnyy" ("poder" en ruso) y "mahā" ("grande" o "poderoso" en sánscrito).

Como vemos, "māgh" es la raíz original de todas estas palabras, y siempre se utilizaban para designar o referirse a eruditos y sabios de alto nivel, considerados hombres poderosos dentro de sus respectivas sociedades producto de su abundante conocimiento.


  • Magia; definición y estructura
Absolutamente todas y cada una de las culturas del mundo se han visto intrínsecamente arraigadas a la magia, sin importar el origen, lengua, contexto o región.  

Incluso, existen vestigios de que ya era practicada en los tiempos del paleolítico, el más antiguo de todos los períodos prehistóricos, y, posteriormente, con el surgimiento de las religiones organizadas; la magia sirvió como fiel herramienta para ayudar a conectar el mundo material con el mundo divino. 

Y por ello es casi imposible poder encontrar una definición universal que abarque el verdadero concepto de magia, ya que todas las culturas desarrollaron pensamientos específicos para su tiempo y lugar. El Oxford Classical Dictionary define la magia como "una estrategia manipuladora que busca influir el curso de la naturaleza a través de prácticas sobrenaturales". Aquí, la palabra "manipuladora" es importante, ya que se refiere al elemento de intervención humana que dirige el acto mágico hacia su objetivo, llámese "médium", "chamán", "hechicero", "sacerdote" o "mago". 

La magia en las primeras sociedades se hallaba principalmente ligada a la religión, y su eficacia a menudo dependía de la ayuda de varias Deidades, antepasados y espíritus, aunque no siempre sea una práctica vinculante. Es más, el totemismo, el animismo y el chamanismo, que son disciplinas extremadamente antiguas y que reflejan las primeras expresiones mágicas; fueron las que cimentaron las bases para la construcción de la religión organizada. 

Imágenes del paleolítico superior indican la existencia de prácticas extáticas y de creencias en espíritus protectores y auxiliares, además, en el transcurso de la prehistoria, aparecen objetos que bien pueden haber pertenecido a la parafernalia del chamanismo y la magia. En primera instancia, esta disciplina hacia uso de las propiedades químicas provenientes de las plantas y hierbas, las cuales eran utilizados por chamanes, sacerdotes o "magos" cuando el conocimiento del "cómo", "qué" y "cuándo" preparar o administrar remedios se mantenía en secreto entre un practicante y sus acólitos. También es probable que la práctica mágica tuviese un vínculo vital entre los vivos y los muertos, y que, ocasionalmente, las áreas sagradas y los lugares de reunión estuvieran conectados con tumbas y cementerios. 

Las analogías etnológicas con los fenómenos primitivos actuales ofrecen la visión igualmente plausible de que tales patrones eran considerados una forma de expresión religiosa, y los descubrimientos arqueológicos indican que muchos lugares de culto eran consideradas moradas de los espíritus o Dioses, cuya función era ayudar y proteger a los practicantes del culto, y, en consecuencia, existe la presencia de un sacerdote o mago que dirige la disciplina.

En los asentamientos y santuarios del período neolítico se han encontrado un gran número de figurillas y estatuas; las que representan Dioses, símbolos, espíritus, amuletos, animales y fetiches, lo que sugiere una práctica religiosa todavía más intensa. Esto podría ser tanto de tipo técnico como proposicional. En el caso del primero, podría incluir elementos como el conocimiento de rituales y prácticas específicas y, en el caso de los segundos, elementos pertenecientes al reino de lo sobrenatural y sus habitantes, o la verdadera naturaleza del universo y las posibles relaciones causales, implicando la posesión y aplicación de conocimientos distintivos, especializados y secretos.

Con el paso de los siglos, las sociedades se fueron estructurando en términos religiosos y avanzando simultáneamente con las ciencias. Esto quiere decir que ahora la magia no se enfocaba únicamente en el conocimiento de lo sobrenatural y filosofías místicas, sino que también en ramas de la ciencia, las cuales, podían utilizarse para comprender el funcionamiento del cosmos y la relación de éste con el hombre. Por ejemplo, la humanidad vio el nacimiento de la astrología, una de las ciencias más antiguas de toda la historia. La astrología se encargaba de estudiar el movimiento de los cuerpos celestes y la ruta circular aparente del Sol a través del cielo, es decir, del Zodiaco, que científicamente hablando es un cinturón  de 360° ubicado en la esfera celeste, y que se compone por 12 constelaciones diferentes de 30° cada una, rodeando el largo de la eclíptica. El estudio de la astrología trajo consigo el descubrimiento de constelaciones, planetas, estrellas, precesión, traslación y nutación, así como la posibilidad de calcular solsticios, eclipses y precesión de los equinoccios. De hecho, la astronomía moderna nace directamente de la astrología, y no al revés. De la misma forma que la química nace de la alquimia, y la botánica de la brujería o el chamanismo. 

A grandes rasgos, y si bien es complejo definir el sistema de forma estructurada, ya que cada cultura desarrolló la magia según su propio espacio de tiempo y lugar; podemos aseverar la existencia de los siguientes pilares que componen su pensamiento y estructura:

A. PrácticasHacer que la magia funcione a menudo implicaba una combinación de acciones rituales, ceremonias, recitación performativa, textos escritos, cánticos, hechizos, imágenes simbólicas, oraciones, observación de las estrellas y de los procesos naturales, encantamientos, meditación, trance e ingredientes selectos. Cuando se combinaban, estos elementos creaban un poderoso sentido de agencia en el practicante, que buscaba manipular la realidad con un objetivo predeterminado.
B. Practicantes: Aunque los no especialistas podían realizar actos mágicos, una serie de expertos identificables estaban asociados con la práctica de la magia, tales como chamanes, brujos, adivinos, curanderos, filósofos, médiums, botánicos, hechiceros, astrólogos, astrónomos, herboristas, sacerdotes y alquimistas. Con el tiempo, muchos de estos expertos fueron identificados simplemente como "magos" o "hechiceros". 
C. Lugares: Históricamente la magia se ha practicado en cualquier sitio, desde templos y santuarios, hasta en la tranquilidad del propio hogar. Pero también se escogían lugares específicos según las metas del propio practicante, por ejemplo, aquellos relacionados con los muertos, tales como cementerios, campos de batalla o lugares de ejecución y cremación, así como lugares asociados con la naturaleza, por ejemplo; cuevas, bosques, costas o montañas. 
D. Tiempos: La magia se asoció especialmente con los fenómenos astronómicos; eclipses, fases de la luna, equinoccios, solsticios, movimientos de los cuerpos celestes, clima, hora, estación, etc., así como en momentos liminales; anochecer o amanecer.
E. Materiales y artefactos: Desde tiempos remotos se ha afirmado la idea de que muchos objetos del mundo natural poseen propiedades mágicas, o que bien, pueden utilizarse metodológicamente para este fin, tales como plantas, hierbas, flores, cristales, gemas, piedras, minerales, y partes del cuerpo humano y animal. Con ellos se desarrollaron toda clase de amuletos, pociones, talismanes, ungüentos, brebajes, libros mágicos, muñecos, fetiches, inciensos etc.  
F. Dioses y espíritus: La magia se asoció particularmente con diferentes entidades sobrenaturales, razón por la cual estuvo intrínsecamente asociada con las respectivas religiones del mundo. Muchos magos se consagran, invocan, o solicitan la intervención y ayuda de espíritus y Dioses. De igual modo, se utiliza para repeler malas energías, demonios, fantasmas y entes malignos, e incluso también hay quienes trabajan con ellos...
G. Disciplinas científicas: Si bien la magia es practicada por gente de todos los niveles educativos; los grandes magos de la antigüedad se caracterizaron por ser eruditos especializados en diversas disciplinas. Muchos de ellos eran expertos en botánica, matemáticas, medicina, lenguas, astronomía, astrología, alquimia, filosofía, gramática, química, música, etc. Y estas mismas disciplinas fueron utilizadas por la magia como un medio para entender y acercar al hombre con el cosmos, como bien reza el principio hermético: "como es arriba, es abajo". 

H. Efectos: Por lo general, se pensaba que la magia era algo positivo o dañino para al menos una de las partes involucradas. 


Y aquí me dedicaré a explicar el último punto, "efectos".

Desde tiempos antiguos, la magia se puede agrupar libremente en dos categorías: "magia negra", en gran parte asociada con ejercer daño o lastimar a otros, y "magia blanca", asociada con proporcionar beneficios, curación o protección. 

Sin embargo, quiero recalcar que no existen "colores" para la magia, lo que existen son "intenciones". 

Los términos "magia negra" y "magia blanca" se acuñaron por primera vez en los tiempos de la conquista de América, así como en la posterior trata de esclavos africanos. Estos términos fueron empleados por los europeos como una manera de menospreciar, desprestigiar y satanizar a las prácticas religiosas de los nativos y esclavos. Entonces, magia negra y magia blanca responden históricamente a cuestiones raciales y discriminatorias infundadas por los invasores europeos, siendo la magia de los negros, es decir, de los africanos y nativos, la "mala". 

Por ellos cuando hablemos de colores en la magia, sea blanca, negra, roja, verde, amarilla, etc., debemos recordar que son meras clasificaciones, y que en verdad la magia siempre será una.


  • Reseña histórica: la magia en las grandes civilizaciones del mundo antiguo.

- Egipto:

Para los egipcios, la magia era una parte integral del mundo físico, y la definían como una fuerza de la naturaleza que sostiene la creación. Ellos aseguraban que la magia emanaba directamente de los Dioses, y que en consiguiente; el hombre puede desarrollar diferentes métodos para canalizar u obtener esta energía, y así, utilizarla a favor. 

La magia en el antiguo Egipto no era un truco de salón o una ilusión; era el aprovechamiento de los poderes de las leyes naturales, concebidas como entidades sobrenaturales para lograr una determinada meta. Para los egipcios, un mundo sin magia era inconcebible. Fue a través de la magia que el mundo había sido creado, la magia sostenía al mundo diariamente, la magia sanaba cuando uno estaba enfermo, daba cuando uno no tenía nada, y aseguraba la vida eterna después de la muerte. 

Su cosmología nos dice que todo en el universo se encuentra animado por la gracia divina, y que el mundo espiritual no impone leyes al mundo físico, sino que, por analogía, así como el rostro de una persona se considera una expresión del alma, el mundo espiritual se expresa a través del físico. ¿Y cómo? A través de figuras geométricas, números, colores, la posición de los astros y cuerpos celestes, hierbas, animales, aromas, elementos y patrones de la naturaleza, etc., y que a través de ellos el humano podía ser capaz de despertar este poder. 

En el ámbito de la magia egipcia, las acciones no necesariamente hablaban más fuerte que las palabras, sino que a menudo eran una y la misma cosa; pensamiento, acción, imagen y poder están teóricamente unidos en el concepto de magia. Esto los llevó a desarrollar un gran número de oraciones, hechizos y encantamientos, similar a los mantras hindúes. Los rituales mágicos se convirtieron en un complejo de medidas destinadas a curar tanto cuerpo como alma. 

Por ejemplo, si una mujer tenía dificultades para concebir un hijo, podía pasar una noche en la Cámara de Bes (también conocida como cámara de incubación), ubicada dentro de un templo. Bes era el Dios del parto, la sexualidad, la fertilidad, entre otras responsabilidades, y se pensaba que una noche en presencia del Dios alentaría la concepción. Las mujeres llevaban amuletos de Bes en un esfuerzo por fomentar la fertilidad. Una vez que nacía el niño, las imágenes de Bes y los amuletos se usaban como protección a medida que crecía y, más tarde, el niño se convertía en un adulto que adoptaba estos mismos rituales y creencias en la vida diaria. 

A diferencia de otras culturas, la magia egipcia estuvo completamente fusionada con la religión, siendo imposible separarlas en dos mitades. Al morir, se afirmaba que la persona pasaba a otro plano de existencia; la tierra de los Dioses, y los rituales que rodeaban el entierro se basaban en el mismo entendimiento que uno había conocido durante toda la vida: que los poderes sobrenaturales eran tan reales como cualquier otro, y que el aspecto de la existencia y el universo fue infundido por la magia. Por ello los egipcios fueron tan rigurosos y estrictos con los ritos y ceremonias fúnebres. 

Otra Deidad importante para los egipcios, fue Heka, Dios de la magia, el ocultismo y la medicina, quien ya era adorado en los tiempos pre-dinásticos (6000 - 3150 a.n.e.). Heka nunca tuvo un templo o un culto formal por la sencilla razón de que era tan omnipresente que impregnaba todas las áreas de la vida egipcia, y que solo la magia bastaba para su veneración e invocación. Como la Diosa Ma'at , que nunca tuvo un culto o templo formal, Heka era considerado la fuerza subyacente del mundo visible e invisible. Ma'at representaba el valor central egipcio del equilibrio y la armonía, mientras que Heka era el poder que hacía posible el equilibrio, la armonía y cualquier otro concepto o aspecto de la vida. En los textos del ataúd, Heka reclama este poder primordial diciendo: "A mí pertenecía el universo antes de que los Dioses vinieran a existir. Ustedes han venido después porque yo soy Heka"La magia también se utilizó para protegerse de las Deidades malvadas, fantasmas, demonios y otros hechiceros, que los egipcios creían que eran la causa de la enfermedad y la miseria. En esta nación, la magia era practicada tanto por la jerarquía sacerdotal alfabetizada, como por granjeros y pastores analfabetos, subyaciendo a toda actividad cotidiana. 


Mesopotamia:

En la Antigua Mesopotamia, los magos se dedicaban principalmente a estudiar los movimientos de los cuerpos celestes, así como los respectivos efectos que generaban en los hombres. De hecho, fue en Mesopotamia en donde nace la astrología, los signos zodiacales, la adivinación y el estudio del destino. 

Los magos mesopotámicos observaban el sol durante el día y las estrellas del cielo nocturno, y consideraban que el firmamento era una escritura celestial. Los encantamientos mágicos escritos más antiguos que se conocen provienen de la antigua Mesopotamia, donde se han encontrado miles de inscritos en tablillas de arcilla cuneiformes, así como talismanes y amuletos. 

Los rituales y ceremonias mágicas eran llevados a cabo por diversos tipos de expertos, los cuales se clasificaban según sus respectivas funciones. Entre ellos se encuentran los "āšipu" o "mašmaššu", traducido convencionalmente como “exorcista". Ellos eran expertos en botánica, astrología y medicina, y trabajaban en la corte real como asesores del rey. De igual modo, se encargaban de apoyar el trabajo de los "asu", es decir, de los médicos. Incluso, cuando una persona se enfermaba, los médicos prescribían tanto fórmulas mágicas como tratamientos medicinales, e intentaban invocar la gracia de la Deidad que más se asociase al padecimiento. Por otro lado también se encuentran los "bārû", traducido como "adivinos", quienes se dedicaban a estudiar los movimientos de los astros para presagiar acontecimientos futuros, por lo que eran hombres ilustrados en las matemáticas y las astrología. Los bārû también ejecutaban la práctica de la "arúspice" y la "hepatoscopia", que consistía en examinar, leer e interpretar las entrañas y el hígado de un animal especialmente sacrificado para este fin. Generalmente, ellos trabajaban en la corte como eruditos y estrategas, estando incluso al mando de tropas militares. El estudio de los portentos de los Dioses fue vital en Mesopotamia durante todo el tiempo de su existencia. Por ejemplo, el Dios Šamaš estaba relacionado con la adivinación en las decisiones, y el Dios Adad con los oráculos y presagios. También se afirmaba que toda fuente de poder, magia y conocimiento emanaba directamente del Dios Enki, el gran Señor de las ciencias y de la sabiduría, quien personalmente le robó el fuego del conocimiento a los Dioses para regalárselo a la humanidad. Otros expertos de la magia mesopotámica, eran los "sha'etemmu", que se traduce como "nigromantes". Ellos tenían la función de invocar y comunicarse con los muertos. Todos estos especialistas fueron los beneficiarios de años de formación y producción de conocimiento. Muchos de los conjuros, rituales y hechizos se remontan al período más antiguo de la civilización sumeria, y posteriormente se fueron transmitieron en secreto a lo largo de varios siglos, pasando por Acadia, Babilonia y Asiria, y posteriormente Egipto y Grecia. 

Los mesopotámicos afirmaban que todos los objetos del mundo material se hallaban impregnados por la gracia divina, y que por ende, podían ser capaces de actuar por voluntad propia. Por ello idearon ceremonias y rituales para invocar y despertar estas fuerzas, así como la consagración de imágenes con el objetivo de funcionar como talismanes y amuletos, los cuales podrían ser lo suficientemente pequeños para sostenerse en la mano, o lo significativamente colosales para erigirse en palacios, templos y ciudades. El cuerpo humano también se consideró susceptible al daño de los demonios y otras fuerzas malévolas, por lo que idearon varios rituales mágicos para obtener protección. 

A saber, la magia mesopotámica se puede clasificar en cuatro categorías principales: "magia liminal", que buscaba la transformación de la conciencia, la purificación del alma o la redención de los pecados, "magia defensiva", en la cual se repelen espíritus o energías negativas, así como enfermedades, mal de ojo, maldiciones, etc., "magia agresiva", utilizada para adquirir fama, éxito, grandeza o atractivo, y "magia ilegal", utilizada para causar daño, infortunio, contratiempo y desgracia. Todas acompañadas por un gran crisol de prácticas relacionadas con la astrología, la astronomía, la botánica y la medicina. 


- Persia:

En la Antigua Persia existió un clan místico de sacerdotes, los "magus", a quienes se le atribuía la fama de tener conocimientos arcanos de otras eras, y también, de presagiar acontecimientos del futuro. 

Se narra que estos sabios fueron grandes astrólogos, filósofos y alquimistas, constituyendo un pilar importante dentro de la sociedad persa. Por ello, fueron posteriormente los encargados de dirigir la religión zoroástrica, que nace formalmente al noroeste de Irán en el año 600 a.n.e, luego de una historia con raíces que se remontan a siglos y milenios anteriores. 

Los magi (en plural) podían establecer un estado místico que proporciona unión con Amesha Spenta (Santos Inmortales, siete entidades que emanan de Ahura Mazdā, la más alta divinidad de la religión), y de allí que tuvieran la fama de ser grandes ocultistas asociados con la hipnosis, el trance y el éxtasis.

Los magi eran vistos no solo como sabios poseedores de secretos, sino que también como maestros en campos tan diversos como las matemáticas, la medicina y la química, y se les asociaba con la muerte, la adivinación, el trance y la "goēteía", que es el “arte del aullido o del murmuro”. 

La palabra neo-persa "mobad", que hoy designa a un teólogo y sacerdote zoroástrico, es un desarrollo lingüístico que viene del término "magu-pat", "sumo sacerdote", o literalmente "maestro / señor de magos". Y es precisamente de esta cultura de donde provienen los actuales términos de "mago" y "magia". 

En la antigua Persia se utilizaron una gran cantidad de encantamientos y hechizos mágicos. El ejemplo más antiguo conocido se encuentra en Bahrām yašt, donde Ahura Mazdā le explica a Zaratustra el poder sobrenatural de la pluma del pájaro Vārənjina, que, frotándola contra su cuerpo, puede contrarrestar los efectos de los hechizos malignos. Los textos avésticos posteriores contienen muchas referencias al poder mágico de los nombres de Ahura Mazdā y las oraciones sagradas. 

En la Persia medieval, después de la conquista musulmana que finalizó en el año 651 de nuestra era, el Corán reemplazó al zoroastrismo como la principal fuente religiosa, sin embargo, siguió conservando muchos pasajes sobre magia y encantos, por ejemplo; afirma que la magia puede provocar hostilidad entre el hombre y la mujer, y que Solaymān (Solomon) fue servido por los djinn (genios). Según una tradición particularmente famosa (ḥadīṯ), el profeta Mahoma fue hechizado por uno de sus enemigos para que le revelara secretos sobre curación.

En tiempos medievales, la magia, el ocultismo, el hermetismo, la alquimia, el platonismo, y cualquier otra disciplina esotérica, estuvo fuertemente arraigada a la cultura persa y árabe en general, incluso después de la imposición del islamismo, llegando a coexistir pacíficamente. De hecho,  cuando el cristianismo tomó control de toda Europa a punta de masacres, persecución y censura, y los eruditos eran quemados en la hoguera por no aceptar los dogmas de la iglesia, en el mundo árabe se podían estudiar estos temas con total libertad, y fue gracias a ellos que hoy en día se conserva una cantidad infinita de textos y conocimientos que en Europa se creían perdidos.


- Grecia:

En la Antigua Grecia existió una gran tradición mágica, esotérica, ocultista y metafísica, en la cual participaron importantes eminencias del mundo científico e intelectual, por ejemplo: Pitágoras, Platón, Empédocles, Demócrito, Galeno, Plutarco, Proclo, Plotino, Teofrasto, Ptolomeo, y muchos más. 

De hecho, fue en Grecia en donde la magia como tal se convierte en una disciplina que se entremezcla potentemente con bases científicas que abarcan los campos de las matemáticas, el álgebra, la medicina, la química, la botánica, la astronomía y la filosofía, cautivando a los más ilustrados de aquel entonces. 

Esto se debe al gran interés que los sabios griegos tuvieron en aprender sobre las ciencias ocultas, siendo también uno de los motivos por los cuales muchos de ellos viajaron a importantes naciones, como Egipto, India, Babilonia, Siria, etc., que según los griegos eran las fuentes de toda clase de conocimiento y sabiduría. 

Por ejemplo, la magia y el ocultismo se estudian abiertamente en corrientes griegas tales como el pitagorismo, platonismo, gnosticismo, orfismo y hermetismo, y también aparece en los textos sagrados de la antigua Grecia, en donde la magia se asociaba con figuras como Hermes (Dios de la sabiduría y las ciencias), Hécate (Diosa de la luna y la brujería), Orfeo (figura mística asociada con la reencarnación) y Circe (la hechicera hija de Helios, experta en hierbas y pociones mágicas, y que ayudó a Odiseo a convocar los fantasmas del Hades). 

Homero cita la magia médica con el término "pharmakon", que significa "remedio", pero también "veneno", puesto que las hierbas y plantas pueden contener propiedades benéficas y a su vez nocivas, según la dosis suministrada, tal como Paracelso, médico y mago de la edad media, padre de la química y la farmacología, detallaría siglos después. Esta magia narrada por Homero utiliza fórmulas, hierbas, canciones y el uso de objetos con virtudes mágicas con el fin de sanar dolencias del cuerpo y la mente, incluso maldiciones.

En su tratado sobre agricultura, el político y escritor, Catón el Viejo, proporciona un método que combina la caña verde y los encantamientos para curar las dislocaciones, similar a la metodología mesopotámica. 

Por su parte, el filósofo Empédocles tuvo la fama de realizar milagros gracias a sus conocimientos sobre magia y ocultismo, como por ejemplo: la capacidad de sanar a los enfermos y de manipular el clima, e incluso, de invocar a los muertos. 

Bolos de Mendes y Ctesias describieron propiedades y virtudes de gemas y piedras, tanto para fines medicinales como para exorcismos y amuletos de protección. El botánico Teofrasto de Ereso hizo lo mismo, pero orientando sus investigaciones en las plantas y hierbas. Sus obras fueron ampliamente utilizadas por médicos y practicantes de la magia durante los siglos siguientes.  Por su parte, el poeta Píndaro detalla ingredientes de origen animal para crear pociones. 

Encontramos innumerables evidencias que registran la práctica mágica del pueblo griego en torno a maldiciones, amarres amorosos, éxito comercial, financiero y político, rivalidades, sexualidad y protección. También tenemos los "Papiros Mágicos Griegos", que son una gran colección de textos que abarcan más de 600 años de producción. Los textos están escritos por muchas personas diferentes y, además de recetas de pociones a base de plantas, incluyen listas de fórmulas mágicas, himnos y nombres de Dioses y demonios que podrían invocarse para ayudar a un practicante. También hay ejemplos de instrucciones para hacer muñecos vudú.

Los practicantes de la magia a menudo prescribían encantamientos o hechizos hablados para usar con el amuleto. Platón nos habla de un remedio utilizado por Sócrates para curar los dolores de cabeza, que consistía en adquirir un tipo especial de hoja seguido de un hechizo o conjuro hablado. 

En Grecia también nace la "Ephesia Grammata", que son conjuros cuyo poder radica en el sonido y repetición de ciertas palabras, como los mantras hindúes o budistas, de modo que son ineficaces si se pronunciaban mal. Generalmente eran consagrados a la Diosa Artemisa, patrona de la naturaleza y aspecto femenino del universo. 

La gente usaba objetos grabados con los conjuros para protegerse de los espíritus malignos y de las enfermedades, y algunos atletas también tenían las letras cosidas en su ropa para mejorar las posibilidades de victoria. 

Las plantas sagradas eran otra forma de magia, principalmente empleadas como amuleto, ya que se usaban en pociones y recetas para curar dolencias y prevenir enfermedades. 

Las personas enfermas o heridas a menudo se encomendaban a Asclepio, el Dios de la medicina y la magia de plantas. Ya en el siglo V a.n.e., los griegos habían engendrado "mageia" y "magike" para describir la actividad de un mago, es decir, su arte y práctica. 

La manifestación del poder de la magia también se le atribuye al matemático y filósofo Pitágoras, quien además fue el responsable de engendrar un pensamiento espiritual tan complejo y profundo que fue visto como un "theios aner" u "hombre divino". Pitágoras se enfocaba en el desarrollo de cualidades intuitivas y meditativas, hasta el punto de que sus seguidores debían permanecer años en silencio ascético para adquirir estas virtudes y ser aceptados en la logia. También enseñó sobre reencarnación y ocultismo, mezclando espiritualidad con ciencias tales como las matemáticas, los números, la geometría, la música y la aritmética. No por nada fue apodado "Yavanâchârya" en la India, que significa "maestro jónico". Entre sus milagros mágicos, se narra que Pitágoras fue visto simultáneamente en dos ciudades diferentes, que tenía control sobre los animales, que desarrolló virtudes como profeta y que utilizaba la música y las escalas para congregar diversas energías y frecuencias. Se sabe que los filósofos de las escuelas neopitagóricas y neoplatónicas, así como los grupos gnósticos y herméticos, utilizaban libros mágicos para trabajar. 

Por otro lado, al igual que otras culturas, los griegos también orientaron la magia para desarrollar hechizos, conjuros, encantamientos, amuletos de protección, teúrgia, demonología y astrología, hasta el punto de que nacen fracciones de pensamiento incluso entre los mismos estudiosos de la magia. 

Por ejemplo, Proclo define a la magia como un poder superior a toda la sabiduría humana, que abarca las bendiciones de la adivinación, los poderes purificadores de la iniciación y, en una palabra, todas las operaciones de posesión divina, y al mismo tiempo también critica la magia para fines vulgares o profanos, al igual como hizo Platón y los filósofos estoicos. Plotino dijo que la teúrgia era la forma más elevada de la magia, la cual intentaba poner en simpatía o conexión al hombre con todas las cosas del mundo material a través de las fuerzas que fluyen en las cosas, similar al pensamiento egipcio. 

Las obras de Ptolomeo se referían principalmente a las matemáticas, la ciencia, la astrología y la astronomía, llegando a recopilar una gran cantidad de información sobre magia, poniendo mucho énfasis en el estudio de las estrellas. Ptolomeo, creía que cada planeta afectaba al mundo entero por medio de cuatro cualidades elementales; calor, frío, sequedad y humedad, y que por medio de ellas se podría presagiar el destino.

Favorecidos por el sincretismo religioso que se impone en época helenística, los griegos asimilan el zodiaco mesopotámico, estableciendo un círculo de carácter anual con trazados geométricos para medir el movimiento de las estrellas y la mitificación del cielo. Por medio de estos métodos lograron desarrollar el horóscopo individual, y así, pronosticar el futuro cercano de las personas considerando su día de nacimiento, regido según la posición de los signos del zodiaco y los planetas. Incluso, Claudio Ptolomeo estaba tan obsesionado con obtener horóscopos certeros, que diseñó mapas detallados del mundo para poder cartografiar la ubicación de las personas con la posición cuerpos celestes, logro que lo transformó en el padre de la geografía moderna.

Las ideas más importantes sobre la magia utilizada por los magos y alquimistas de la Edad Media y del Renacimiento, provienen de la tradición Hermética. Las obras atribuidas a Hermes Trismegistus giraban en torno a la idea de un sistema que conecta a todos y cada uno de los objetos que conformaban el universo; "como es arriba, es abajo", y que con el conocimiento adecuado sobre plantas, piedras, metales, animales, imágenes y planetas; se podría conocer este vínculo o unión. Sin lugar a dudas, los autores griegos proporcionaron una base firme para el pensamiento mágico que se desarrolló aún más siglos posteriores.


- Roma:

En el Imperio Romano, la tradición mágica siguió los dogmas impartidos por el mundo griego, enfocándose principalmente en el uso de plantas y hierbas para fines medicinales y sobrenaturales, estos últimos orientados a los amarres amorosos, al éxito político y financiero, maldiciones, venganza, protección espiritual, etc.

Historiadores romanos como Suetonio y Tácito informaron ampliamente la ocurrencia de presagios milagrosos sobre los emperadores, particularmente al principio o al final de sus reinados y/o vidas. 

Se informaron presagios acertados sobre el asesinato de Julio César, la muerte de Claudio I y Adriano, el suicidio de Nerón, el nacimiento y la muerte de Augusto, entre otros. Se sabe que Sulla, Pompeyo y Craso consultaban astrólogos frecuentemente. Dio Cassius y Tácito registraron que el emperador Vespasiano realizó varios milagros curativos mientras visitaba el santuario de Sarapis en Egipto. Entre estos milagros se le atribuye la curación de un ciego y la restauración de la mano lisiada de otro hombre.

Pero los poderes milagrosos no se limitaron a los emperadores, ni siquiera a personas de la élite social y política del imperio. Los milagros eran un signo de una relación especial entre los Dioses e individuos particulares. A las personas que se pensaba que poseían gran sabiduría o virtud también se les atribuía con frecuencia la realización de milagros. 

Un ejemplo interesante e impactante, es el caso del filósofo y mago Apolonio de Tiana, un ocultista griego de gran renombre en el imperio romano que, siguiendo el ejemplo de Pitágoras; llevó una vida rigurosamente ascética y disciplinada, con el fin de realizar una búsqueda virtuosa de la sabiduría divina. 

Historiadores de la época afirman que Apolonio fue capaz de resucitar a los muertos, de tener el don de las lenguas, de predecir el futuro, de ver grandes distancias de tiempo y espacio, de curar a los enfermos y de realizar exorcismos. Por ello, obtuvo la fama de ser un hombre divino, al igual que Pitágoras. Es más, la vida y obra de Apolonio (15 - 100) fue una de las principales inspiraciones que los escribas cristianos tomaron para crear el mito de Jesús. 

Para los romanos, la aparición de presagios, sean buenos o malos, eran el medio por el cual los Dioses podían señalar el funcionamiento de su voluntad en los asuntos humanos, por ello, los magos de Roma fueron grandes astrólogos e intérpretes de la naturaleza. 

El filósofo Séneca se concentró en el estudio de la adivinación y la astrología, considerando que las estrellas tenían un carácter divino y que por ende, debían ser estudiadas de manera cuidadosa. De hecho, los romanos tuvieron una exagerada afición al horóscopo y a los signos zodiacales, y asignaron cada parte del cuerpo a una constelación específica; Aries rige la cabeza, Tauro el cuello, Géminis se adscribe los brazos y los hombros, Cáncer el pecho, Leo las costillas y la espalda, Virgo el vientre, Libra los nalgas, Escorpio las ingles, Sagitario los muslos, Capricornio las rodillas, Acuario las piernas y Piscis los pies. 

Se sabe las legiones de César luchaban bajo un estandarte con el signo de Tauro, y que Augusto acuñó monedas con el signo de Capricornio, bajo el cual había nacido. También fueron fieles practicantes de la hepatoscopia, el estudio del hígado de un animal sacrificado con el fin de presagiar el futuro, al igual que los mesopotámicos. Este órgano era dividido hasta en 40 regiones distintas con el fin de buscar señales o anomalías que pudiesen expresar vestigios del porvenir. Con el fin de armonizar el sistema de adivinación con una anatomía más avanzada, los romanos añadieron otros órganos a la práctica; el corazón, los pulmones, el bazo y los riñones. 

Destacadas son las predicciones de Trasilo, astrólogo del emperador Tiberio, y también de Nigidio Figulo, otro importante astrólogo de la corte romana, que incluso ejerció como senador, llegando a acertar el nacimiento y futuro de Augusto y el gobierno de Octavio. Figulo era seguidor de Pitágoras y divulgó el Neopitagorismo esotérico en Roma. También fue apodado bajo el nombre de "El Alfarero", porque aseguró que la Tierra giraba velozmente en torno a su propio eje, al igual como la rueda de un alfarero. Por su parte, las obras de Galeno, probablemente el médico más destacado de la época romana, a menudo mal comprendidas, se concentraban principalmente en la medicina y en la magia. Galeno estaba de acuerdo con la teoría de Ptolomeo sobre los cuatro elementos, y creía hasta cierto punto en la adivinación. El escritor, Lucio Apuleyo, fue otro intelectual involucrado con la práctica mágica, estudiando en varios cultos mistéricos. Más tarde, se le acusaría de usar la magia para ganarse el favor de una viuda millonaria. 

Plinio el Viejo entrega una visión crítica con respecto a la magia, pero no escéptica. El rechazo de Plinio a esta disciplina se debe mayoritariamente a dos factores, primero, porque consideraba que la magia no debía utilizarse para meros asuntos cotidianos, argumentando que su práctica a cambio de oro era una degradación, tal como también afirma Propercio, y segundo, por la influencia que los magos extranjeros ejercían en la sociedad romana, principalmente los de origen persa. Sin embargo, Plinio estaba convencido de los poderes mágicos de ciertas hierbas o raíces, que a su entendimiento provenían de los Dioses, y también afirmaba su creencia e incluso miedo en las maldiciones. Plinio argumentaba que los poderes divinos fluían libremente en la naturaleza, y que a través de la magia podían despertarse. Además, sostenía que los Dioses trataron de acercar gradualmente a los seres humanos a su condición divina por medio de las propiedades mágicas de muchos objetos, y expresa que si entendemos la "simpatía cósmica" y si se utiliza correctamente, se podrá operar para el bien de la humanidad. 

Con frecuencia, los romanos acudían a la magia para dañar a otras personas, grabando maldiciones en finas tablillas de plomo que normalmente se enrollaban, clavaban y depositaban dentro de tumbas, templos y cofres. Los arqueólogos han encontrado miles de tablillas de este tipo en las cuales se aprecian fórmulas mágicas, símbolos extraños y el nombre de la víctima, así como muñecos vudú con clavos en todo el cuerpo. A diferencia de otras culturas, pareciera ser que los romanos recurrían mucho a la magia para fines maliciosos y vengativos, y esto precisamente fomentó la visión negativa o critica de la misma. Incluso los políticos y abogados recurrían a la magia con el fin de afectar a sus contrincantes y adversarios. A esto se le suma la desordenada irrupción de la cultura helenística, egipcia y persa en Roma, que en cierta manera creó un ambiente poco patriota en la sociedad debido a la influencia de las prácticas extranjeras. Esto terminó provocando que la actividad de los astrólogos y de los magos fuesen prohibidas, aunque los emperadores mantuvieron a sus astrólogos en la corte, y el horóscopo en general fue muy habitual hasta los últimos días en Roma. 


- Edad Media y Renacimiento:

Tras la caída del Imperio Romano, la Iglesia Católica tomó poder y control absoluto de los movimientos geopolíticos y sociales de la civilización occidental, lo cual trajo consigo una ola de censura, represión y oscurantismo. Los cristianos suprimieron completamente el pensamiento científico e intelectual de la época, y con ello, cualquier otro tipo de disciplina o religión. La astronomía por ejemplo se perdió casi en su totalidad, y los grandes eruditos fueron perseguidos. Ocurre lo mismo con las creencias espirituales y religiosas; cualquier dogma que fuese ajeno al cristianismo, recibía el título de "pagano", dando por inicio a un proceso en el cual se demonizaron a todas las otras creencias religiosas, incluyendo lo relacionado a la magia, el ocultismo y la filosofía. Y aquí entran en juego figuras cristianas tales como Agustín de Hipona, Orígenes o Jerónimo, que se encargaron de difamar y satanizar a los Dioses griegos para así "depurar" cualquier pensamiento no cristiano. En consecuencia, la chispa intelectual de siglos anteriores comenzaba a decaer lentamente bajo el oscurantismo de un mando totalitario.

Isidoro de Sevilla fue otro personaje cristiano que se encargó de realizar una depuración de la cultura clásica, y en sus obras vemos que hizo un intento por asimilar algunas prácticas paganas al cristianismo con el fin de convertir a los "herejes", y fue gracias a él que la magia en general adquirió tolerancia entre el clero. Por ejemplo, Isidoro estableció que la astronomía era una ciencia de carácter serio y que no debía eliminarse, pese al miedo de otros cristianos en que se despertaran las creencias paganas de la población. 

Y a su vez, Isidoro dividió la astrología en dos partes, una "natural", concebida como la aplicación del saber astronómico a las situaciones cotidianas de los individuos, así como la influencia de los cuerpos celestes en la vida de los hombres, y una "supersticiosa", a la cual se refirió como aquella que se dedicaba a predecir el futuro, a relacionar los signos zodiacales con el cuerpo y a establecer el destino de los hombres según su signo y nacimiento. 

Entonces, la iglesia permitió la astrología "natural", pero limitándola al pensamiento de los padres cristianos. Algo similar ocurre con otras prácticas, por ejemplo, los ritos medicinales de la época combinaban fórmulas y oraciones cristianas con rituales de origen griego o germánico. Incluso, la adopción de elementos paganos fue muy común entre los misioneros cristianos en sus esfuerzos por ganar adeptos, y a menudo, era suficiente con omitir los nombres paganos (de Dioses por ejemplo) e insertar los cristianos. También se practicaba la bibliomancia, es decir, la adivinación del futuro a través de la selección aleatoria de un pasaje bíblico, que griegos y romanos anteriormente practicaban con la Eneida de Virgilio y con obras de Homero. 

La Edad Media también vio el desarrollo de conjuros, encantamientos, maldiciones y peticiones, solo que, en su mayoría, encomendadas al panteón cristiano. En efecto, las prácticas mágicas de la Edad Media a menudo se clasificaban en dos categorías: "útil" y "dañina". La 'útil' estaba ligada a la medicina y a la protección, mientras que la 'dañina' se relacionaba con aquello que actualmente entendemos por 'magia negra'. 

Durante esta etapa, la Iglesia Católica se mostró relativamente abierta o tolerante hacia estas prácticas, más que todo, porque eran ejercidas por los mismos eruditos, teólogos y sacerdotes cristianos, así como una herramienta para convertir herejes. Sin embargo, quienes no formaban parte del catolicismo y/o las utilizaban con fines "profanos", se exponían a castigos y multas. 

Por suerte, al otro lado del mundo, los ocultistas y eruditos árabes vivían una mayor libertad para poder estudiar toda clase de ciencias y disciplinas, incluyendo la astronomía y la astrología. 

Importantes son los aportes de autores árabes como Abu Ma'shar, Jabir ibn Hayyan, Maslama al-Mayriti, Al-Jildaki, Ahmad al-Buni y Thabit ibn Qurra en el campo del ocultismo, la alquimia, el hermetismo y la astrología, siendo también importantes precursores de la ciencia árabe moderna. Además, como dije anteriormente, fue gracias a los árabes que se conservaron muchas obras importantes sobre estos temas, llegando a acumular una rica variedad de textos que en Europa se creían perdidos, principalmente de temática hermética, gnóstica, alquímica y platónica. De igual modo, en el medio oriente nacen movimientos ocultistas como el misticismo islámico y la cabala judía, que también influenciaron el pensamiento europeo. 

A partir de los siglos XI y XII, la iglesia católica se mostró mucho más tolerante en lo que respecta al estudio y práctica de estas disciplinas, y por ende, se intensificó el interés de los eruditos. En estos siglos se produjo un renacimiento de la astrología, que fue importante para la magia astral, es decir; atraer las fuerzas de las estrellas y los planetas con la ayuda de figuras o acciones rituales, también se hizo uso de la "magia natural", utilizada tanto en corrientes ocultistas como en la medicina, el magnetismo y la acción de la luna sobre las mareas. 

Tomás de Aquino y Roger Bacon por ejemplo, reconocieron la existencia de poderes ocultos, pero sintieron que el término "magia" debería reservarse para prácticas demoníacas y engañosas, aunque este pensamiento no siempre fue compartido por todos los pensadores cristianos.

Durante este período, el cristianismo era dominante en casi todas las partes de Europa, pero sus elementos mágicos, paganos, grecorromanos, celtas y germánicos perduraron. La práctica y el estudio de la magia tampoco se limitaba solo a eruditos o laicos, ni a ninguna profesión en particular. Por el contrario, la magia se puede encontrar en todas partes y en muchas formas. Había magia médica, magia de amor, oraciones y bendiciones mágicas, amuletos y talismanes protectores. Incluso, fue en esta época en donde nace el tarot, creado por ocultistas anónimos y pintado por Michelino da Besozzo como encargo del duque italiano Filippo María Visconti, siendo ésta la baraja más antigua de todas. 

Sin embargo, el continente europeo nuevamente entraría a una etapa de oscurantismo. Durante la guerra de la Iglesia contra los cátaros en Francia e Italia, el Papa Gregorio X estableció tribunales eclesiásticos en el año 1.226, que se conocieron como la Inquisición. Su objetivo consistía en localizar a los herejes (brujos, magos, paganos, alquimistas, etc.) y castigarlos severamente. Esto se mantuvo desde finales de la Edad Media (1350-1450) hasta fines del período moderno temprano (1750), en donde la magia se consideraba parte de un culto demoníaco, peligroso y antisocial que incluía prácticas condenadas como la hechicería, la nigromancia y la brujería. Los herejes, brujas y magos acusados, ​​fueron objeto de inquisiciones diseñadas para descubrir estas conexiones de culto y destruir los medios de transmisión, por ejemplo, a través de la quema de libros condenados. 

En el año 1.252, el Papa Inocencio III le otorgaba a los inquisidores el derecho de torturar a los acusados, y en el año 1.326 comenzó un proceso denominado "cacería de brujas", que terminó con la vida de más de 40.000 personas, el 80% eran mujeres y cerca de 32.000 víctimas fueron quemadas.

Posteriormente se elaboraron muchas obras con el fin de perseguir y enjuiciar a los herejes, entre ellos destaca el "Malleus Maleficarum" (Martillo de las brujas), que funcionó como una especie de libro judicial que buscaba reprimir, enjuiciar y castigar a los culpables de estas prácticas. La primera sección del Malleus Maleficarum indica que la brujería y la magia son algo real y a su vez; una amenaza muy presente para la sociedad. Esta sección también establece la conexión entre las brujas y el diablo. En la segunda parte, se discuten los actos mágicos reales, además de comentar el trabajo de las brujas, tales como hechizos y proezas milagrosas. Y la tercera sección analiza el enjuiciamiento y proceso penal a seguir. 

Famoso y triste es el caso del filósofo, astrónomo y mago, Giordano Bruno, quien terminó siendo quemado en la hoguera por la iglesia en el año 1.600. Bruno exploró las tradiciones místicas del Hermetismo y el Platonismo, y también afirmó la creencia de que existen miles de universos y planetas con vida inteligente, junto con negar negar al cristianismo y su dogma. A esto se le suman otros filósofos de pensamiento libre que también fueron asesinados brutalmente, como Lucilio Vanini y Kazimierz Łyszczyński. 

La iglesia también asesinó a científicos de renombre tales como Miguel Servet, Pietro d'Abano y Garcia de Orta, incluso, el mismo Galileo Galilei estuvo al borde de ser quemado en la hoguera producto de su teoría heliocéntrica. 

No obstante, la iglesia dejó una especie de "vacío legal" al prohibir algunas prácticas mágicas y otras no. En consiguiente, persistieron muchas formas de "magia blanca", que van desde la medicina, la alquimia y el empirismo emergente, hasta la demonología y los rituales cristianos. Entre las prácticas prohibidas se encuentran la nigromancia (invocación y comunicación con los muertos), la geomancia, hidromancia, aeromancia, piromancia, quiromancia y espatulomancia; que son la adivinación a través de la tierra, el agua, el clima, las palmas, el fuego y los huesos, respectivamente, también se prohibieron los pactos con el diablo, la invocación de demonios, y el uso de lo que actualmente entendemos como magia negra. 

Durante el Renacimiento se renovó el interés por las antiguas prácticas del Medio Oriente, que seguían influenciando a los intelectuales europeos de la época. El misticismo neoplatónico, la cabala judía, la alquimia y la astrología fueron muy estudiados incluso por la burguesía y la noblezaEn este período se tradujeron muchos libros de ocultismo árabe, entre ellos: "El secreto de la creación y el arte de la naturaleza", atribuido a Apolonio de Tiana, el cual posee la versión más antigua conocida sobre la teoría de que todos los metales están hechos de azufre y mercurio, también tenemos "El objetivo de los sabios y merecedores de las dos artes", mejor conocido como "Picatrix", que trata sobre hermetismo, magia, astrología, alquimia, sabianismo e ismailismo, atribuido a Maslama Al-Majriti, así como libros de carácter hermético, entre ellos el "Corpus Hermeticum" y la "Tabla Esmeralda", que pese a que eran estudiados en los países árabes desde hace siglos, jamás pudieron ser publicados en occidente.

A lo largo de esta etapa se forman algunos grupos de carácter secreto, tales como la masonería, conformada por eruditos e intelectuales de gran renombre que desarrollaron un pensamiento basado en el gnosticismo, el hermetismo y el platonismo, pero siempre cubiertas bajo un velo del dogma cristiano, con el fin de no levantar sospechas y ser perseguidos por herejías. Se sabe que muchos políticos, aristócratas, reyes, diplomáticos, músicos, artistas y filósofos pertenecieron a esta logia, que inclusive se mantiene activa alrededor del mundo en tiempos modernos, al igual que otro movimiento esotérico que surgió en aquellos años; la Orden de los Rosacruces, fundada por el ocultista alemán Christian Rosenkreuz, aunque bien pudo haberse tratado de una figura mítica o alegórica. Sin embargo, la Orden Rosacruz tuvo un importante papel en el resurgimiento del esoterismo, la alquimia y el misticismo, y siempre funcionando herméticamente. Muchos autores de esta orden estudiaron en el Medio Oriente de la mano de maestros sufíes y zoroástricos.

El advenimiento de la imprenta en Europa significó que los libros podrían ser reproducidos en masa por primera vez, y así, llegar a un público alfabetizado cada vez mayor. En este período existió una tolerancia en cuanto al estudio de las ciencias y las artes, y el yugo de la iglesia principalmente recaía sobre aquellos eruditos que directamente negaban o desafiaban los dogmas establecidos por el cristianismo, como en el caso de Giordano Bruno, Kazimierz,  Miguel Servet o Galileo, o sobre aquellos que eran acusados de pactar con el diablo, de invocar demonios y de practicar "magia negra", como se les atribuye a las brujas, quienes eran simples botánicas. De hecho, la caza de brujas nunca cesó, continuando hasta el año 1.811. 

Muchos eruditos asociados con la magia, la ciencia y la filosofía dieron impulso al renacimiento de las artes ocultas, entre ellos destacan autores como Johann Georg Faust, Heinrich Cornelius Agrippa, John Dee, Johannes Trithemius, Tycho Brahe, Giambattista della Porta, Marsilio Ficino, Heinrich Khunrath, Jakob Böhme, Michael Maier, Valentin Weigel, Elias Ashmole, Gustaf Björnram, La Voisin, Thomas Vaughan, Robert Fludd y Paracelso, de quien me detendré unos instantes. 

Paracelso es reconocido como el padre de la medicina moderna y la bioquímica, producto de sus descubrimientos y obras, que abarcan campos tan amplios y diversos como la química, la toxicología, la farmacología, la fisiología, la sintomatología, la biología y la herbolaria, llegando a ser un médico y cirujano de gran renombre. Pero otro aspecto igual de importante, es que Paracelso era un mago ilustrado en el arte de la alquimia, el hermetismo y la astrología, entendiendo que el ser humano se compone por una unión de materia y espíritu. Fue gracias a su comprensión metafísica que Paracelso logró sus descubrimientos y aportes a las muchas ramas de la ciencia que hemos acumulado hoy, y sus escritos están llenos temas relacionados a la astrología y el misticismo, incluso, sus preparaciones de productos químicos suenan como pasajes de un grimorio, principalmente obtenidos por medio de prácticas alquímicas; destilación, calcinación y sublimación. Paracelso afirma que el hombre es un microcosmos en el cual se reflejan todos los elementos pertenecientes al macrocosmos, tal como postula el tratado hermético: "como es arriba, es abajo", y aseguró que todos los cuerpos del mundo físico se componen por un quinto elemento denominado "éter", diciendo que al morir, el cuerpo se descompone en 4 elementos primarios, pero el quinto sigue viviendo. Esta es una conclusión obtenida mediante sus experimentos alquímicos, a partir de la destilación de etanol y ácido sulfúrico, entre otros, y que bien se acopla al pensamiento pitagórico y platónico. Paracelso se ocupó simultáneamente de la medicina, la química y la magia, y vio a cada uno de estos como una red de temas que se unen vitalmente con las demás. Entendió a los seres humanos como un "microcosmos, una condensación del universo entero". Explorar el cuerpo humano y lo que lo atormentaba o lo sanaba era un medio de explorar toda la creación, incluso el reino sobrenatural. Según Paracelso, dominar las curas químicas y mágicas era fundamental para comprender la enfermedad y el bienestar, llegando a transformar venenos peligrosos en agentes curativos, algo que nunca antes se había visto como tal, llegando a la conclusión de que "todo es veneno y nada es veneno, dependiendo de la dosis". Por ello se dice que Paracelso es el padre de la farmacología moderna. Como buen "brujo", Paracelso ideó muchas recetas y brebajes con plantas, hierbas y flores, y también elaboró un estudio sistemático sobre las propiedades tanto curativas y mágicas de las mismas, así como de minerales y manantiales. El trabajo de Paracelso resultó en un misticismo y en un empirismo maravillosamente unidos, y es uno de los ejemplos más claros que demuestran que la magia y sus variantes, como la alquimia, son campos completamente reales, y que no deben estar en conflicto con el mundo ortodoxo. 

El estudio de las artes ocultas se mantuvo muy extendido en las universidades de toda Europa hasta el período barroco y moderno. 

Sin embargo, en la cúspide de los juicios por la caza de brujas, muchos magos y ocultistas se esforzaron en renunciar a la práctica de tales disciplinas por el miedo de ser asociados con la brujería o la hechicería. Las crueles matanzas que la iglesia inescrupulosamente ejerció, llegó a sumar más de 40.000 ejecuciones y entre 100.000 a 125.000 muertos como consecuencia de torturas y maltratos. Como dije anteriormente, el 80% fueron mujeres y 32.000 personas murieron en la hoguera. 


- Edad Contemporánea y actualidad:

Los descubrimientos en campos de la ciencia como las matemáticas, la física, la astronomía, la química, la medicina y la biología, se impusieron de manera brillante y victoriosa ante los modelos e ideas del cristianismo, provocando un cambio radical en lo que respecta a pensamiento y sociedad. 

La revolución científica del siglo XVII se extendió a Francia, Alemania, Italia y Rusia, provocando un desligue final entre ciencia y religión. Esto permitió que eruditos e intelectuales tuviesen la libertad de ejercer en sus respectivas disciplinas sin temor a repercusiones de la iglesia cristiana. 

Entre ellas se encuentra la aceptación del heliocentrismo, postulada por Galileo Galilei un siglo antes, y que casi lo lleva a morir condenado en la hoguera. El modelo heliocéntrico afirma que la Tierra y los demás planetas del sistema giran alrededor del Sol. Sin embargo, durante mil años y, basándose en pasajes bíblicos, la iglesia afirmaba lo contrario; que todos los cuerpos celestes, incluyendo el sol, giraban en torno a la Tierra, siendo el centro del universo (geocentrismo). Por lo tanto, el modelo de Galilei era considerado hereje y demoniaco. Pero gracias a la revolución científica, el extremismo y el oscurantismo cristiano llega a su fin.

A su vez, en varias naciones surge un interés creciente por los derechos humanos y el cese de la persecución religiosa. De igual modo, los Estados comenzaron a tomar una postura independiente a las políticas del papado, así como una creciente restricción a la autonomía de la curia en asuntos sociales. Las consecuencias más significativas de las ideas del período fueron marcadas por la Independencia Americana y la Revolución Francesa, que trajo consigo valores básicos modernos sobre derechos humanos, tolerancia religiosa y aplicación del método científico. En consiguiente, la caza de brujas llega gradualmente a su fin en diferentes países europeos y americanos.

En esta época destacaron grandes ocultistas y magos, entre ellos el Conde Saint-Germain, un erudito francés del siglo XVII que destacó en el campo de la química, las lenguas, la música, la política, y por supuesto; en la alquimia, la metafísica y el esoterismo en general, siendo descrito por Voltaire como “un hombre que lo sabe todo y que nunca muere”. Otro autor importante en el mundo de la magia y el ocultismo, fue el filósofo y filólogo Antoine Fabre d'Olivet, destacado por sus trabajos en torno al pitagorismo y el esoterismo, incluso, se le adjudica el milagro de sanar a una persona sorda. En este período el movimiento Rosacruz adquiere gran relevancia como impulsor de las artes ocultas. Sus escritos apuntan hacia una alquimia simbólica y espiritual más que operativa, transmitiendo las nueve etapas de la transmutación involutiva-evolutiva del triple cuerpo del ser humano, junto con una amalgama de estudios enfocados en el gnosticismo, la cabala, la alquimia y la masonería, y de hecho; fueron precursores del Rito Escocés Rectificado. A partir de este minuto surgen muchos grupos de índole similar, como la Orden de la Cruz Dorada y Rosada, fundada por el masón y alquimista Hermann Fictuld. Cabe destacar que a partir de este minuto la mayoría de los movimientos ocultistas y mágicos adquieren un carácter hermético, es decir, secreto y fraternal, principalmente como medida para resguardar ese conocimiento que por tantos años estuvo prohibido y censurado. 

Si bien el tarot tiene raíces italianas que se remontan al gobierno de Filippo María Visconti, que a petición suya se elaboró la primera baraja, fue en este período de tiempo en donde el tarot se desarrolló en profundidad, llegando a transformarse en la baraja que actualmente conocemos. Esto se debe gracias a ocultistas franceses como Jean-Baptiste Alliette y Antoine Court de Gebelin, siendo pioneros en el arte de la cartomancia. Estos ocultistas cimentaron las bases del tarot, acuñando el simbolismo correspondiente a cada carta, y dividiéndolas entre arcanos mayores y menores. De igual modo, elaboraron su propio tarot, llamado "Grand Etteilla", también conocido como "El libro de Thot" (aunque no debe confundirse con el texto hermético del mismo nombre). Posteriormente, en el año 1760 se lanza una de las barajas más conocidas de este arte, el "Tarot de Marsella".

Otro personaje que tuvo gran relevancia durante la época, fue Éliphas Lévi, un ocultista francés y mago ceremonial que adquirió gran fama como erudito experto en el campo del esoterismo, la alquimia, la cabala y el tarot. Sobre la magia, Levi comenta:

"Existe una Magia potente y real, cuyas exageraciones populares están en realidad por debajo de la verdad. Hay un secreto formidable que constituye la ciencia fatal del bien y del mal. Confiere muchos poderes aparentemente sobrehumanos. Es la ciencia tradicional de los secretos de la Naturaleza que nos ha sido transmitida por los Magos. La iniciación en él otorga al sabio el imperio sobre las almas y la plena capacidad para gobernar la voluntad humana".

"Las operaciones de la ciencia mágica no están exentas de peligro. Su resultado puede ser una locura para aquellos que no están establecidos sobre la base de la razón suprema, absoluta e infalible. Pueden sobreexcitar el sistema nervioso, produciendo enfermedades terribles e incurables. Aquellos que buscan en la magia los medios para satisfacer sus pasiones, se están deteniendo en un camino mortal, donde no encontrarán más que muerte o locura. Este es el significado de la vulgar tradición de que el diablo acabó antes o después con aquellos que se aventuraron, estrangulando a los hechiceros". 


Y sin lugar a dudas, una de las principales estudiosas e impulsoras de las ciencias esotéricas, quien además fue responsable de extender estos conocimientos a lo largo del mundo, fue la médium y ocultista rusa Helena Petrovna Blavatsky, fundadora de La Sociedad Teosófica en el año 1.875, luego de haber dedicado su vida entera al estudio de las artes místicas y el cultivo espiritual. Blavatsky se encargó de elaborar textos sumamente complejos, extensos y detallados de las más diversas áreas del ocultismo, cimentando las bases más estructuradas del mismo. E incluso, Blavatsky fue la responsable de llevar a Occidente, por primera vez; la sabiduría contenida en religiones orientales, como el hinduismo, el bön, el budismo tibetano, confusionismo, entre otras, además de estudiar en países como la India, el Tíbet, Siria, Egipto, Grecia, entre otros, afirmando que dichas naciones eran la fuente original de toda filosofía espiritual y ocultismo, lo que ella llama "Doctrina Secreta". La Sociedad Teosófica tiene como objetivo lograr la elevación del ser humano en todos sus niveles: físico, cultural, moral, intelectual y espiritual, entendiendo que no somos simplemente seres mortales viviendo en un mundo material, sino que tenemos un origen divino y un alma inmortal y evolutiva que nos conecta con un plano superior, el cual se rige por leyes universales que dan sostén a todo lo existente. La ferviente pasión de Blavatsky por las artes esotéricas nacen desde su más temprana infancia, cuando se da cuenta que nació dotada de capacidades extrasensoriales que la llevaron a desarrollarse como médium, clarividente y canalizadora. Desde entonces, Blavatsky se transformó en la mayor erudita del mundo en lo que respecta a esoterismo, magia y ocultismo, y una de las mentes más brillantes de la historia. Su mayor y principal obra es "La Doctrina Secreta", compuesta por 6 volúmenes cuya extensión supera las 5.000 páginas, conteniendo a su vez las citas de 1.147 obras diferentes, lo cual refleja su increíble erudición y dedicación. También destaca "Isis sin velo", "La Voz del Silencio" y "Las Estancias de Dzyan". Sus doctrinas y enseñanzas influyeron fuertemente en la religión hindú y budista en Occidente, así como en el desarrollo de corrientes esotéricas. En otras palabras, Blavatsky  marcó un antes y un después en la historia de la espiritualidad y el ocultismo. 

Otros ocultistas destacados que pertenecieron al movimiento teosófico de Blavatsky, fueron William Quan Judge, Jiddu Krishnamurti, Alice Cleather, Robert Crosbie, Geoffrey Barborka, Katherine Tingley, Franz Hartmann, Charles Johnston, William Kingsland, Damodar Mavalankar, Jasper Niemand, David Reigle, entre otros. Y es que la Sociedad Teosófica desempeñó un papel tremendamente importante en el esoterismo y la magia moderna, ya que también se encargaron de vivificar, estudiar y pregonar a la mayoría de los autores que han sido nombrados en esta publicación, desde los tiempos más remotos de la historia. Además de los teosofistas, también destacan autores como Arthur Edward Waite, Gérard Anaclet "Papus", Robert Felkin, Samuel Liddell, William Wynn Westcott, Stanislas de Guaita, Giuliano Kremmerz, Paschal Beverly Randolph, Grigori Rasputin, Edgar Cayce, Theodor Reuss y René Adolphe Schwaller, quienes se desempeñaron principalmente en la alquimia, el ocultismo, el gnosticismo, la masonería, el hermetismo y la tradición Rosacruz. También destacan autores hindúes que se dedicaron a trasmitir enseñanzas orientales al mundo occidental, al igual que Blavatsky, como Swami Vivekananda y Ramakrishna. De igual modo, en esta época surgieron muchas figuras que se dedicaron a la práctica de la brujería, dando origen al movimiento Wicca y Neopagano, que adoptan la magia como elemento ritual que canaliza la energía cósmica y el contacto con fuerzas divinas, entre ellos destacan autores como Alex Sanders, Gerald Gardner, Scott Cunningham, Patricia Crowther, Gerina Dunwich, Leo Martello y Maxine Sanders, que adoptaron elementos del chamanismo, la brujería medieval, el druidismo y la religión grecorromana, celta y escandinava.


Como vemos, la magia no consiste en sacar conejos de un sombrero ni en utilizar varitas mágicas, no. La verdadera magia concentra una amalgama de ciencias y disciplinas que buscan la unión de materia y espíritu, lo que permite experimentar episodios extracorpóreos, la manipulación de las leyes físicas sujetas al plano tridimensional, la comprensión de los elementos que componen la materia, establecer control sobre las fuerzas caóticas del mundo, revelación divina, interpretación de la naturaleza y la adquisición de conocimiento místico y sagrado.

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