Con respecto a lo que nos ataña el día de hoy, el reiterado protagonismo de diversas criaturas mitológicas a lo largo de las obras e historias griegas, responden exclusivamente a un patrón esotérico y religioso que se utilizó con el fin transmitir enseñanzas místicas. Por ende, antes de que tomemos estas historias como "ficticias" o "mitológicas", debemos, primero que todo; descifrarlas y comprenderlas, ya que nada de esto fue literal. Ocurre exactamente lo mismo con el Hinduismo, religión que por cierto tuvo gran influencia sobre la griega.
El mecanismo que utilizaron los griegos para crear alegorías mistéricas a través de Dioses y criaturas, fueron las mismas que emplearon posteriormente los alquimistas para transmitir y disuadir sus conocimientos del ojo público, ya que ellos usaron, por ejemplo, a varias criaturas míticas, como el Ave Fénix, unicornios, dragones, grifos, leones que devoran un sol, y matraces con diversos animales y criaturas. Esto lo explayé aquí:
Las brujas medievales y magos siguieron la misma tradición para mantener sus conocimientos fuera del alcance público, creando obras y recetas con elementos extraños que tenían el objetivo de disuadir y despistar a los curiosos. Esto lo muestro aquí:
Ahora, sin mas preámbulos, comencemos.
La palabra "Minotauro" deriva del griego "Μῑνώταυρος", un compuesto del nombre "Minos" (Μίνως), quien era rey de Creta, y el sustantivo "toro" (ταῦρος), por lo tanto, se traduce a nuestro idioma como "Toro de Minos".
El Rey Minos se jactó de tener el favor de los Dioses, y para demostrárselo a su comunidad y a sus contrincantes; le oró al Señor Poseidón con el fin de que le enviara una señal divina. De igual modo, el rey Minos prometió sacrificar un toro en forma de agradecimiento, como era la costumbre.
Poseidón no ignoró las oraciones de su devoto, así que decidió enviar un precioso toro blanco desde las profundidades del mar. Sin embargo, en ultima instancia, el rey Minos se rehusó a sacrificar al toro de Poseidón, producto de su increíble belleza y envergadura, y por ende, lo reemplazó con otro, pensando que Dios también lo aceptaría... grave error, puesto que Poseidón descubrió la mentira y se irritó al ver que Minos pretendía engañarlo. Así que decide desquitarse con Pasiphaë, la esposa del rey, haciendo que cayera enfermizamente enamorada del toro. En su pasión por la criatura, Pasiphaë hizo que Dédalo, un ingeniero y arquitecto de gran renombre, le creara una estatua ahuecada con forma y apariencia de vaca, para que así, la reina se introdujera dentro y pudiese aparearse con el animal. De dicha unión nace Minotauro, mitad hombre, mitad toro.
En sus primeros años, la bestia fue criada y cuidada por Pasiphaë y sus sirvientas, pero con el pasar del tiempo el Minotauro fue volviéndose cada vez mas violento, feroz e incontenible, además, era físicamente enorme. Minos decidió que la bestia debía ser desterrada, y para ello le solicitó a Dédalo que construyese una prisión con forma de un laberinto tan elaborado y confuso que nadie pudiese escapar. Generalmente, el Minotauro se alimentaba con seres humanos, especialmente de prisioneros y delincuentes que eran condenados a dicho castigo, pero más tarde, cuando estalló una guerra entre Atenas y Creta, saliendo estos últimos victoriosos, Minos le impuso un cruel tributo a los vencidos, decretando que cada año, Atenas debía enviar 14 jóvenes vírgenes para ser devorados por el Minotauro, en caso contrario el reino de Creta levantaría sus armas nuevamente.
Atenas cumplió con el pago del tributo, hasta que al tercer año, un joven guerrero ateniense llamado Teseo, se ofreció voluntariamente para ser uno de los jóvenes destinados al sacrificio, todo con el fin de asesinar al minotauro y ponerle fin al cruel tributo. Teseo fue llevado al laberinto junto con el resto de jóvenes atenienses, y tal como tenía previsto, se enfrentó con el Minotauro y lo asesinó, posteriormente, con ayuda de la princesa Ariadna, Teseo logra escapar del laberinto victoriosamente.
Cabe decir que este fue un resumen extremadamente compacto de la historia original, pero es solo para que entremos en contexto.
El Minotauro simboliza la naturaleza animal básica inherente a todos nosotros. La mitad humana del Minotauro no podía contener los deseos animales de su otra mitad. Esto representa la lucha interna con la que los humanos a menudo se enfrentan. En el caso del Minotauro, su mitad inferior triunfó, demostrando que cuando dejamos que esto suceda, sigue la destrucción y la muerte. De igual modo, el Minotauro fue una bestia que nace producto de la arrogancia y la mentira humana, puesto que Minos actuó en contra de los Dioses, fallando su promesa. Por ello podríamos considerar que el Minotauro es también una representación de las consecuencias de nuestros malos actos.
Lo anterior también se profundiza en:
Esto también se asemeja con un mensaje hindú: cuando los seres humanos se desarrollan internamente y sus almas se purifican, logran acceder a planos superiores tras la muerte, evitando anclarse al plano material. De este modo se acercan a un estado denominado "Mokṣa", que significa "liberación". Sin embargo, cuando una persona vive aferrada al mundo físico y sucumbe a las tentaciones y al pecado, entonces, su alma no obtendrá ningún tipo de recompensa tras la muerte, pudiendo pudiendo incluso reencarnar como un animal o una planta, lo cual es absolutamente negativo para el desarrollo interno. De acuerdo al hinduismo, las almas nobles y puras que logren la liberación ingresan a "Vaikuṇṭha", la morada del Señor Vishnu en la cual gozarán de dicha eterna, y nunca tendrán que volver a reencarnar. Mientras que las almas impuras y malvadas irán a parar temporalmente a diferentes tipos de infiernos, hasta que sus respectivos karmas se vean consumados y limpiados, tras ello, reencarnarán en otra criatura viva que represente su último grado de conciencia en vida, pudiendo ser humanos, animales o plantas, puesto que la elección entre un cuerpo y otro dependerá exclusivamente de ello. Aunque los animales son tratados muy bien en la religión hindú, e incluso, muchos de ellos son sagrados y santos, la reencarnación de humanos en animales se considera inferior, o incluso se ve como un retroceso o especie de castigo, destinada para aquellos que en vida carecieron de cualidades espirituales y éticas, esto también lo recalca el budismo. ¿Qué tiene que ver esto con el Minotauro? La religión griega desarrolló diferentes tipos de filosofías y escuelas, algunas de ellas influenciadas por el pensamiento indio. Los griegos también pregonaron la idea de la reencarnación, a la que llamaron "metempsicosis", y establecieron cultos como el Orfismo y el Pitagorismo, que se centraban casi exclusivamente en la reencarnación de las almas. Ellos afirmaron que las almas crueles eran enviadas al Tártaro, una especie de infierno o lugar inhóspito, mientras que las nobles y puras alcanzaban los Campos Elíseos, un paraíso de paz y abundancia eterna.
Bajo esta perspectiva, el Minotauro representa la reencarnación de los hombres en especies animales, lo cual se entiende como un retroceso evolutivo en el ámbito de la espiritualidad y el conocimiento, o bien, la fragilidad de la voluntad humana, la cual podría corromperse fácilmente (y por ello es que el Minotauro es mitad hombre y mitad toro). El Minotauro no logró mantener a raya sus instintos e impulsos animales, sucumbiendo a la ira, la violencia y el salvajismo, su lado bestial triunfó, y en consecuencia fue rechazado y posteriormente asesinado. Esto es lo que nos podría esperar si llevamos una vida cruel, materialista e ignorante.
Mientras que la llegada de Teseo al laberinto representa la iluminación, la claridad y la fuerza purificadora que viene a limpiar y rescatar nuestras almas. De igual modo, el laberinto en el cual vivía esta bestia representa nuestro yo interior, y el Minotauro, simboliza los miedos y pensamientos que debemos descubrir al echar una mirada introspectiva dentro de nosotros mismos. En este sentido, todo el mundo tiene un Minotauro al acecho dentro de su subconsciente laberíntico, y todos necesitamos llamar y descubrir a Teseo, quien representa luz y sabiduría.
El Minotauro también tiene otro mensaje esotérico, el cual se relaciona con las Eras Astrológicas y la Precesión de los Equinoccios; aquel período de tiempo que corresponde al desplazamiento de 360 grados de arco del eje estacionario de la Tierra, la cual tarda un total de 25.776 años en completar una vuelta en torno a su propio eje de rotación, ya que gira 1° cada 71,6 años. En cada giro, la Tierra va "atravesando" cada una de las 12 constelaciones de la esfera celeste, tardando 2.148 años por cada una de ellas. Producto de este descubrimiento nace la astrología, siendo una de las ciencias más antiguas de la humanidad.
Actualmente nos encontramos en la era de Piscis, y luego pasaremos a la era de Acuario, luego a Capricornio, Sagitario, y así sucesivamente.
La siguiente imagen nos muestra la transición entre las eras astrológicas, desde Leo, acontecida en el año 10.000 a.n.e., hasta Virgo, que ocurrirá en el año 14.000:
Muchas religiones nacieron a partir de la observación de los astros y estrellas.
Por ejemplo, El inicio de la Era de Piscis fue utilizada estratégicamente por las comunidades religiosas de aquel entonces para crear el cristianismo y el mito de Jesús: ellos aprovecharon esta instancia para anunciar la llegada de un mesías, cuyo nacimiento coincidiría justamente con una fecha tan grandiosa como lo es el inicio de una nueva Era, y al mismo tiempo, esto serviría para implantar el cristianismo como una de las religiones predominantes durante el transcurso de la misma, y alejarse, de este modo, del judaísmo, ganando fuerza como religión independiente.
Es por ello que la tradición dicta que Jesús nació de una virgen el año 1 (o cercano) de nuestra era, fecha que calza con el fin de la Era de Aries y el inicio de la Era de Piscis.
Todo esto fue explicado con detalle y profundidad en mi publicación anterior:
Debemos entender que en cada era astrológica surgen diferentes religiones y filosofías, las cuales, se influencian en base a su respectiva transición zodiacal.
Los egipcios por ejemplo nacieron en la era de Tauro, y es por ello que el toro se transformó en un animal sagrado para ellos, elevándose a seres divinos que eran adorados y respetados, como es el caso del Dios Apis. El hinduismo también absorbió influencia astrológica, ya que tanto vacas como toros fueron animales sagrados, y lo son hasta el día de hoy. Muchos pueblos del Levante y Asia Menor también centraron su adoración en la imagen del toro, como los fenicios, cartaginenses, filisteos, sidonios, sirios e israelitas, estos últimos adoraban al becerro. La era astrológica de Tauro llegó a su fin alrededor del año 2.000 a.n.e., dando inicio a la era de Aries, la cabra. Es por ello que las nuevas religiones emergentes rechazaron el culto de los toros para enfocarse en la adoración de las cabras.
Y esto se pregonó por medio de diferentes anécdotas religiosas.
Por ejemplo, en la naciente religión persa, el Dios Supremo del Sol, Mitra, se hizo famoso por asesinar toros. De hecho, la imagen de Mitra asesinando a estos animales fue uno de las principales emblemas que promulgó la religión mitraica. En su lugar, el toro fue reemplazado por cabras, producto de su influencia astrológica. Mitra fue incluso conocido como "El buen Pastor" y se le conoció por su gran afinidad con estos animales. Los judíos también rechazaron al toro, por ejemplo, tenemos lo narrado en el Éxodo, cuando Moisés destruyó a golpes la estatua del becerro que los israelitas estaban adorando en el desierto, y más adelante introdujo el shofar, un instrumento hecho con cuernos de cabra que representó el nacer del judaísmo. Por su parte, los griegos, que incluso son más antiguos que los judíos, también rechazaron la imagen del toro. Recordemos que Zeus fue criado y protegido por la cabra Amaltea, producto del exilio que vivió tras huir de Cronos. Posteriormente, Zeus fue el encargado de pregonar la "cornucopia", que significa "cuerno de la abundancia", transformando a las cabras en sinónimo de prosperidad y buen presagio.
El relato de Teseo y el Minotauro no hace mas que seguir contribuyendo al rechazo del toro producto de la transición astrológica: y es por ello que Teseo lo asesina, al igual como lo hizo Mitra y Moisés en sus respectivas religiones.
Es en la era de Aries en donde nace la tauromaquia: el asesinato masivo de toros. Otras importantes figuras griegas también adoptaron el emblema del pastor de ovejas, como Orfeo.
Nos encontramos por primera vez con Teseo cuando era un niño, siendo criado únicamente por su madre. Se sabe que el padre del joven era el mismísimo rey Egeo de Atenas, aunque nunca tuvieron relación entre sí. En su adultez, el joven Teseo finalmente decide viajar a Atenas, en donde conoce a su padre y es aceptado como heredero del reino.
El simbolismo padre - hijo se encuentra en mitos e historias de muchos cultos esotéricos.
El Padre representa el karma acumulado de cada individuo, siendo el resultado de vidas pasadas, energías almacenadas del deseo y la identificación (Prarabdha Karma). El hijo aquí representa el nuevo nacimiento, la encarnación actual del ego que se reencarna. El hijo, como ocurre con todos los jóvenes, al principio no son conscientes de su padre: el karma de la vida futura aún no se ha manifestado completamente en el niño, y la personalidad todavía no se forma en él, pero espera la madurez del futuro a la edad adulta.
A medida que llega la madurez, cuando el karma de la vida ha tejido la personalidad alrededor de la individualidad, cuando se usa un disfraz sobre el cuerpo, podríamos decir que el Hijo se ha encontrado con el Padre y se erige como heredero del reino (del "yo").
El joven Teseo es criado por su madre, quien tiene la obligación de impedirle viajar a Atenas hasta que sea capaz de afrontar un desafío impuesto por su padre. El desafío consistía en levantar una gran piedra, en cuya base se encontraban objetos personales del rey, entre ellos una espada y unas sandalias. Si Teseo lograba levantar la piedra y tomar los objetos; demostraría que no solamente era el hijo legitimo del rey, sino que también era capaz de heredar el trono.
Su madre le dice: "Debes ponerte las sandalias para seguir los pasos de tu padre, y ceñirte con su espada, para que puedas luchar contra gigantes y dragones, como lo hizo el rey Egeo en su juventud". El joven, al recibir los instrumentos de su padre, está recibiendo en realidad las nobles tendencias acumuladas a lo largo de su vida, como las fortalezas del carácter, las habilidades y los poderes adquiridos a través de todas las encarnaciones pasadas, que ahora salen a la luz.
En otro nivel, la línea de la historia del padre puede contener un significado simbólico asociado a la astrología y al paso de los ciclos. El ciclo pasado (el Padre) da a luz al nuevo ciclo (el Hijo), pero siempre hay una superposición entre los ciclos. A medida que lo nuevo está siendo "elevado", estableciendo sus huellas para el futuro, lo viejo todavía está en el trono, aún manteniendo el dominio. Se llega a un punto en el que el hijo llega al reino, y de ahí en adelante siempre hay un evento, alguna lucha o prueba, después del cual el nuevo ciclo gana dominio, mientras que el viejo muere.
En nuestro mito, el hijo, Teseo, asciende al trono después de derrotar al Minotauro, ya que su padre muere a su regreso a Atenas. El nuevo ciclo sigue el curso del viejo, cada ciclo pasa por el mismo terreno que los ciclos pasados, pero siempre con una novedad, una progresión; las estaciones se suceden en su ciclo eterno, pero siempre marchan hacia adelante; los ciclos se mueven como las espirales de un tornillo.
Teseo se dirige a Atenas, pero no sin aventuras en el camino, y no sin enfrentarse a oponentes, librar batallas y madurar hasta convertirse en un guerrero firme. El hijo debe enfrentarse a una serie de desafíos para pasar de la niñez a la madurez; cada bestia o criminal al que se enfrenta en el mito es una tendencia o hábito kármico que debe superarse si el hijo ha de convertirse en el verdadero heredero del reino. Los hábitos y tendencias que surgen de vidas pasadas "nacen de nuevo" en la nueva vida, tornándose más activos y vitales.
Al llegar a Atenas, Teseo se enfrenta a un grave desafío, puesto que conspiran en su contra y es enfrentando a la ira de sus primos y la malvada hechicera de su padre, Medea. Uno recuerda al rey Dhṛtarāṣṭra del Bhagavad-gītā, y a Arjuna, que se enfrenta a la ira de los hijos del rey.
El karma de nuestro pasado, cuando comienza a manifestarse, bien puede vencernos, porque viene con mil tendencias malignas e incontables servidores de nuestra propia naturaleza más oscura. Para que el hijo, la nueva encarnación del Ego, tenga éxito y ascienda al trono, debe superar estos hábitos y tendencias. Si el hijo va a estar listo para enfrentar la verdadera batalla, para entrar en el laberinto conscientemente, erguido y fuerte, y levantarse como vencedor, primero debe vencer todo pecado de su interior.
Hay un evento interesante con respecto a la llegada de Teseo al reino de su padre, que parece estar lleno de significado simbólico: su rivalidad con Medea. La bruja Medea supo desde un comienzo que Teseo era el verdadero hijo del Rey, cosa que él, hasta ese minuto, desconocía.
Por ello Medea conspira constantemente en contra del joven recién llegado, e intenta convencer al Rey de que lo asesine.
Así que el rey envió a Teseo a una misión suicida; capturar al Toro de Maratón, un emblema del poder de Creta. Teseo regresó victorioso y sacrificó el toro.
A medida que sus planes se frustran, debido a la vacilación del Rey y a la astucia de Teseo, Medea termina ideando un plan para envenenar al joven, entregándole una copa con veneno.
Sin embargo, el rey reconoció que la espada que portaba Teseo era la suya; esa que hace muchos años atrás había dejado como herencia para su hijo debajo de una roca. En ese instante, Egeo golpea la copa envenenada y abraza a Teseo, dándose cuenta también de los engaños de Medea.
En Medea podemos ver un símbolo de esa fuerza que hace fructificar el karma pasado, aquello que impulsa a los viejos hábitos y tendencias a volverse presentes en la nueva vida, y que puede servir para mantenernos ignorantes, manteniendo el hechizo de māyā (ilusión). Quizás podamos ver en ella el poder del deseo conocido en Oriente como Tanhâ, la "sed de vida" o el Avidya, "ignorancia", y puede haber una relación directa con Némesis. Medea trabaja en dos frentes: primero, para mantener al Rey ignorante de la verdadera identidad de su hijo (manteniendo al Ser atado a una identificación pequeña, mezquina y egoísta con el karma del pasado, lo que proporciona características e identidad personales); y segundo, usa hechizos y veneno para intentar matar la nueva vida, el Ego que ha encarnado y que ahora está tomando la vestidura tejida de sus vidas kármicas pasadas.
Medea hace todo lo posible para mantener al Rey (la acumulación kármica pasada, el carácter personal inferior) en el poder, buscando vencer al recién llegado, el Ego Superior que está cobrando vida, para negarle el lugar que le corresponde como heredero del Reino.
Habiendo surgido por encima de las conspiraciones, y, tomado su posición como heredero al trono, Teseo se entera de que el rey Minos exige que los atenienses sacrifiquen siete vírgenes y siete jóvenes cada año al Minotauro, y es aquí en donde volvemos al comienzo de la historia Este proceso se había prolongado durante tres años. Teseo, erguido y asumiendo la posición del héroe, se ofrece como voluntario para convertirse en uno de los siete jóvenes de sacrificio, para así poder encarar y asesinar a la bestia.
El 3 y el 7 poseen significados esotéricos. Podrían referirse a las Siete esferas habitadas por el hombre, los Siete Mundos de nuestra cadena planetaria, aquellos que se profundizan en el hinduismo. Mientras que el par dual de siete varones y siete mujeres (“masculino” y “femenino”) corresponde a la polaridad (espíritu-materia) de cada uno de los planos, sumando 14 en total: Atala, Vitala, Sutala, Talatala, Mahatala, Rasatala, Patala, Bhur, Bhuva, Sva, Mahar, Janas, Tapas, Satya. En otro nivel, podemos ver una pista hacia los siete sentidos y quizás los siete poderes de acción. Puede haber correspondencias simbólicas entre nuestro mito y las historias del Anugita, con sus siete sacerdotes sacrificatorios. También podemos ver una correspondencia con los siete saktis (femenino) y los siete sentidos (masculino), a través de los tres planos, o a través de los tres Upâdhis (vehículos, cuerpos) del Hombre manifestado. Los sentidos y poderes son "sacrificados" al "mitad hombre, mitad toro", el "ego animal", la "bestia" dentro de nosotros. Primero son encarcelados por el rey Minos y luego "devorados" por la "bestia": nuestros poderes y sentidos se centran únicamente en la vida personal, se ensimisman y pierden sus aplicaciones universales naturales. Y esto ocurre no solo una vez, sino tres veces, una en cada Ronda. También podemos vislumbrar aquí el proceso de manifestación o renacimiento, en el que los poderes / sentidos de siete por siete se llevan primero al cuerpo causal y se expresan en él, luego hacia abajo y hacia el cuerpo astral, luego finalmente hacia abajo y hacia abajo, en el cuerpo físico, resultando en tres Upâdhis, en tres planos, a través de los cuales operan los poderes y los sentidos.
Y solo después de esto, Teseo, el héroe, entra conscientemente en el laberinto para matar al bestia. En otro nivel, puede haber correspondencia con los siete Rishis y las siete Pléyades: Los Siete Rishis marcan el tiempo y la duración de los eventos en nuestro ciclo de vida septenario. Son tan misteriosos como sus supuestas esposas, las Pléyades. Las Pléyades son las siete estrellas más allá de Tauro que aparecen al comienzo de la primavera. Tienen un significado muy oculto en la filosofía esotérica hindú y están conectados con el sonido y otros principios místicos de la naturaleza.
Además del simbolismo del Minotauro en sí, también podemos notar un posible significado simbólico para el Rey Minos. Podemos sugerir que Minos puede representar el sentido de "yo", de "mí", o el "egoísmo", el sentido de "mío". Minos es el poseedor del Minotauro, y podemos ver que nuestra naturaleza inferior, nuestra "bestia", nuestro yo medio animal se basa en el sentido de auto-identificación del ego. Nuestro sentido del yo, que debería estar arraigado en una presencia impersonal, la "seidad" o Una Vida, está en cambio aprisionado en un Laberinto de auto-identificaciones, atrapado por un laberinto sinuoso de "yo" y "mío". Los poderes y sentidos son primero aprisionados por este sentido limitante del "yo", la identificación con un solo cuerpo a través del cual todo se experimenta, y luego son devorados por el ego resultante (minotauro), el yo bestial.
Cuando Teseo llega a Creta y es enviado al laberinto-prisión para esperar su encuentro con el Minotauro, la hija del Rey Minos, Ariadne, se enamora de él y decide ayudarlo en su búsqueda. Ella le proporciona dos herramientas que pueden ayudarlo a lograr el éxito: una espada y una bola de hilo. Al considerar el simbolismo del individuo, podemos ver a Ariadna como buddhi (iluminación) y a Teseo como el Ego que se reencarna. Una vez que el Ego emprende el camino, convirtiéndose conscientemente en el héroe y luchando contra su propia naturaleza inferior, buddhi naturalmente "se enamora" de él, y comienza a encenderlo, a iluminarlo y, por lo tanto, a a entregarle las herramientas esenciales para ganar la batalla con la naturaleza inferior. La espada y la cuerda pueden tener muchos significados simbólicos específicos, entre ellos: intuición (la guía de buddhi, la voz de la conciencia, proporcionando dirección en la batalla de la vida así como la cuerda proporciona dirección a Teseo en el Laberinto) y el poder de la verdadera meditación (la espada, cortando las irrealidades de la naturaleza inferior). El hilo también puede verse como el "sûtrâtmâ", el "hilo-alma", el hilo sobre el que se ensartan las perlas de las vivencias, que representan la continuidad de la conciencia a través de todos los cambios, todos los ciclos, una "personalidad" constante que continúa ininterrumpidamente a lo largo de toda la vida.
En otro nivel, podemos ver el proceso de descenso (el "arco descendente") hacia el laberinto, con la cuerda colocada a lo largo del camino (el yo atravesando todos los planos), luego la parte inferior del arco (cuando el minatauro muere , lo personal sacrificado a lo impersonal, lo superior imponiéndose sobre lo inferior), y luego el "arco ascendente" o arco de ascenso, que sigue la cuerda de regreso a la fuente, de regreso a casa, elevándose de nuevo a través de los mismos planos, hacia arriba, a lo largo la cadena de la continuidad, para volver a fusionarse (conscientemente) con el Sí mismo real.
La historia avanza con Teseo regresando a Atenas, pero, antes de su llegada, una aparente confusión en enarbolar la bandera adecuada en su barco hace que su padre crea falsamente que ha sido asesinado. El Rey, incapaz de soportar la idea de la muerte de su hijo, se arroja al mar y se ahoga (por ello el Mar Egeo lleva dicho nombre).
Podemos ver aquí una conclusión adecuada a lo expuesto. Teseo, tras la derrota del Minotauro, regresa no como príncipe, sino como rey; regresa como el gobernante del Reino del Ser, el Reino de Dios que está dentro. A partir de entonces, Teseo envió a buscar a su querida madre a Atenas y, al seguir su consejo en asuntos de estado, se convirtió en un excelente monarca y fue muy querido por su pueblo.
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