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domingo, 26 de septiembre de 2021

Nabucodonosor II ; un héroe calumniado por el Antiguo Testamento

En reiteradas ocasiones, he demostrado con sumo detalle que la Biblia se elaboró como un instrumento de manipulación y control político, cuyo objetivo era servir a los intereses ideológicos y necesidades de la monarquía tardía del Reino de Judá, alrededor del año 600 a.n.e. Y una estrategia muy común y utilizada a lo largo del Antiguo Testamento, fue el uso de injurias y calumnias infundadas en contra de otras naciones, para así poder desprestigiar la imagen de aquellos pueblos que se consideraban enemigos políticos de Israel, como es el caso de los egipcios, babilonios, fenicios, asirios, entre otros. 

Lo curioso e impactante, es que no existe ni la más mínima prueba que sirva para demostrar tales acusaciones e injurias, al contrario; la evidencia histórica y empírica demuestran que muchas historias bíblicas jamás sucedieron realmente, como es el caso del Éxodo, en donde supuestamente los hebreos sufrieron años de esclavitud por parte de los egipcios y sus "tiranos" faraones, cuando en realidad, nada de esto sucedió, puesto que no existe ni la más mínima prueba que evidencie la estadía de los hebreos en Egipto, ni su esclavitud, ni las plagas, ni el posterior exilio, o incluso la misma existencia de Moisés, tal como lo detallo en una publicación anterior:



En el Antiguo Testamento abundan los pasajes e historias que retratan a otros pueblos de la forma más negativa posible, así como el uso de historias que jamás sucedieron (ficción histórica). Y el día de hoy nos convoca precisamente ver el caso del rey babilonio Nabucodonosor II, y al mismo tiempo, evidenciar todas las mentiras que la Biblia nos dice al respecto.


Primero que todo, la religión judeocristiana lleva casi 2 milenios transmitiendo una ideología basada en mentiras y engaños. En los siguientes enlaces, usted podrá encontrar pruebas fehacientes de ello, para así entender que mis críticas son totalmente objetivas, y no infundadas:




Lamentablemente, muchos personajes históricos han sido envueltos injustamente en las mentiras bíblicas, y uno de ellos fue el rey Nabucodonosor II.

Todos los judeocristianos propagan una imagen totalmente negativa y despectiva sobre este rey, ya que en la Biblia, Nabucodonosor II es retratado como un cruel tirano que protagonizó historias abominables en contra del pueblo judío.

¿Qué mentiras nos dice la biblia sobre este rey?

Nos dice que:


  • Nabucodonosor II tenía la costumbre de lanzar personas a hornos ardientes (Daniel 3:11-30), siendo éste el castigo que utilizó para ejecutar, fallidamente, a un grupo de judíos que se negaron a venerar a los Dioses babilonios. Sin embargo, estos jóvenes sobrevivieron a tal castigo ya que 'coincidentemente', y para bien de la narrativa judía; fueron rescatados por Yahvé, quien impidió que sus cuerpos fuesen consumidos por las llamas una vez dentro del horno.

  • También se nos dice que Nabucodonosor II sufrió una serie de extraños e inquietantes sueños que lo llevaron prácticamente a desarrollar una crisis nerviosa (Daniel 2). En su agonía, el rey contrató los servicios de videntes y profetas, sin embargo, ninguno pudo interpretar los sueños, por lo que fueron castigados, hasta que finalmente llegan a los oídos de Daniel, un sabio judío quien, orándole a Yahvfé, pudo interpretar y adivinar los sueños. Esto llevó a que Nabucodonosor se postrase ante Daniel diciendo; "el Dios tuyo es Dios de dioses,  Señor de los reyes, y el Revelador de misterios" (Daniel 2:47). Posteriormente transforma a Daniel en un poderoso gobernador de Babilonia. 

  • A lo anterior se le suma el relato de "la escritura sobre la pared" (Daniel 5), en el cual; Nabucodonosor fue atormentado durante un banquete al ver que una mano flotante y sin cuerpo comenzó a escribir un mensaje en las paredes de su palacio. Asustado, el rey llama a sus videntes y astrólogos para descifrar el mensaje, sin embargo, ninguno de ellos logra entenderlo. Hasta que, nuevamente, el judío Daniel llega y lo resuelve tras encomendarse a su dios. 

  • En Daniel 4:25, el profeta judío señala que si Nabucodonosor no se arrepiente de sus pecados y no alaba a Yahvé como el único Dios verdadero, será golpeado por una locura que lo hará vagar por el desierto como una bestia, advirtiendo: "te exiliarán de entre los hombres, y con las bestias salvajes será tu morada, y con hierba del campo te alimentarás como un buey, y con el rocío de los cielos serás bañado, y siete años pasaran sobre ti, hasta que reconozcas que el Altísimo Dios tiene dominio en el reino de los hombres, y que se lo da a quien él quiere". Versículos más abajo, y de la nada, la profecía de Daniel se cumple mágicamente, narrando que Nabucodonosor II se volvió loco al no haber aceptado el nombre de Yahvé (Daniel 4:33): "se cumplió la palabra sobre Nabucodonosor, y fue exiliado de entre los hombres; y comía hierba como los bueyes, y su cuerpo se mojaba con la lluvia del cielo, hasta que su pelo creció como las plumas de un águila, y sus uñas como las de aves". En los versículo 34 y 35, Nabucodonosor se arrepiente de sus actos, venera a Yahvé y lo aclama como al único Dios eterno y verdadero. En el 36 y 37 se narra que recuperó la cordura y que el dios judío lo recompensa con el regreso de su trono. Cuando el versículo 37 finaliza, se interpreta que Nabucodonosor se convirtió al judaísmo, ya que aquí leemos: "Ahora yo Nabucodonosor, alabo, engrandezco y glorifico al Rey del cielo, porque todas sus obras son verdaderas, y sus caminos justos; y él puede humillar a los que andan con soberbia". 

  • La Biblia nos dice que Nabucodonosor II ordenó el asesinato del rey judío Sedequías, y de toda su familia. E incluso, en Jeremías 52 capítulo 9, se narra que Nabucodonosor II degolló personalmente a cada uno de los hijos de Sedequías, mientras éste era obligado a mirar las ejecuciones de sus seres queridos (Jeremías 39:6). Allí, después de ver morir a sus hijos, Sedequías fue cegado, ya que la biblia dice que Nabucodonosor le extirpó los ojos (Jeremías 39:7) para luego encadenarlo y llevarlo cautivo a Babilonia, donde permaneció prisionero hasta el día de su muerte. Luego de este evento, Nabucodonosor II ordena la destrucción completa del Reino de Judá, y hace que miles de judíos fueran esclavizados. Por su supuesta fama de tirano, Jeremías dijo sobre Nabucodonosor: "Ha salido el león de la espesura, el destructor de naciones se ha puesto en marcha; ha salido de su lugar para convertir la tierra en desolación. Las ciudades quedarán en ruinas, sin habitantes" (Jeremías 4:5). 

¿Cuál es la realidad?


Queridos lectores, nada de esto ocurrió realmente, los pasajes anteriores son falsos; mentiras y calumnias motivadas por intereses geopolíticos y sociales del Reino de Judá. 

Generalmente, los eruditos e historiadores modernos clasifican estos relatos como "ficción histórica", que es cuando se crea una historia ficticia o un cuento a partir de acontecimientos reales. Si bien es cierto que Babilonia invadió Judá; jamás ocurrieron los eventos narrados por los escribas bíblicos.

Y es más; algo que los judeocristianos parecen olvidar, o más bien, desconocen totalmente, es que los hebreos que fueron tomados por Nabucodonosor II tras la guerra; gozaron de múltiples beneficios, y para nada fueron esclavizados ni sometidos como narran los profetas.

Documentos históricos nos dicen que:

1. Los judíos mantuvieron su espíritu nacional y libertad religiosa. Continuaron descansando los días sábados y realizando circuncisiones. 
2. Los judíos pudieron edificar sinagogas y llevar a cabo fiestas religiosas, rituales y sacrificios en ellas.
3. Sus fortunas personales fueron indudablemente mejores que las de aquellos que se quedaron en Judá.
4. Se les permitió dedicarse a la agricultura, casarse y criar familias, comprar propiedades y acumular riquezas.
5. Tras la caída de Babilonia ante el Imperio Persa en el año 539 a.n.e; Ciro el Grande autorizó a los judíos para regresar a su tierra natal, sin embargo, una importante comunidad judía prefirió asentarse definitivamente en Babilonia en lugar de regresar a Israel.

El rey Nabucodonosor II siempre se caracterizó por brindar este tipo de libertades. Por ello se le describe como un rey justo, benévolo y tolerante, con un gobierno que respetaba la cultura y la diversidad religiosa de otras naciones, similar al reinado de Alejandro Magno. 

No existe ni el más mínimo registro histórico, ya sea babilonio o de algún pueblo circundante, que respalde lo que dice la biblia en contra de este rey. Ni siquiera existen relatos de naciones enemigas a Babilonia que acrediten los relatos bíblicos, ninguno. 

Al contrario; Babilonia y Nabucodonosor II son descritos en los términos y frases más elogiosos por otras culturas del mundo antiguo, y solamente reciben un trato deficiente en la biblia, en donde Babilonia se retrata habitualmente como una ciudad de pecado y maldad, y Nabucodonosor II aparece como un tirano obstinado y déspota que azota al pueblo de Israel y que termina volviéndose loco por no aceptar al dios hebreo.

Y este punto es el más absurdo de todos, puesto que Nabucodonosor II jamás se volvió loco, jamás perdió la cordura ni dejó su trono para vivir como una bestia salvaje. Esta calumnia solo existe en los anales bíblicos y nunca ha aparecido en biografías ni documentos históricos de ninguna nación.

El problema es que este estigma ha sido propagado ciegamente por los judeocristianos a tal punto de que la realidad se mezcló con la ficción de sus escritos.

Cualquier historiador o erudito serio acreditará fácilmente que nada de lo que narra la Biblia en contra de Nabucodonosor II es cierto, al contrario; solo son calumnias y mentiras que se crearon para desprestigiar su imagen y agudizar el odio en contra de su nación, puesto que él era el rey de Babilonia, y por ende, un enemigo natural de Israel. De hecho, Israel y Babilonia protagonizaron numerosas rencillas y conflictos armados a lo largo de la historia, por lo tanto, no es sorprendente que sus enemigos lo difamasen en sus textos. 

Los judíos del siglo VI a.n.e., como muchos pueblos antiguos, creían que su dios residía en el templo dedicado a él. Cuando Nabucodonosor II destruyó el templo en Jerusalén, literalmente destruyó la casa de su respectivo dios. El judaísmo se basó en una comprensión del "quid pro quo" (una cosa por otra), en el que la gente le rendía homenaje a su dios, y, ese mismo dios proveía y protegía a la gente. Cuando el templo y la nación fue destruida, y los judíos hechos prisioneros en una tierra extraña, la clase sacerdotal tuvo que encontrar alguna explicación para justificar este hecho. La conclusión a la que llegó el clero judío fue que habían sido castigados por Yahvé producto de haberse descarriado a la adoración politeísta (que era muy común entre los judíos de aquel entonces).

El tiempo del exilio hebreo bajo el gobierno de Nabucodonosor II fue extremadamente fructífero para la teología judía, ya que con esto justificaron su derrota militar. Incluso, los escribas bíblicos que crearon esta historia retrataron a Nabucodonosor II como un instrumento enviado por Yahvé para castigar la desobediencia del pueblo hebreo, y así mentirles diciendo que fue Yahvé el verdadero responsable de la derrota hebrea producto del pecado y la adoración politeísta. 

Esta mentira también es propagada por el mismo Daniel, quien por ejemplo le dice cortésmente a Nabucodonosor: "Tú, oh rey, eres rey de reyes; porque el Dios del cielo te ha dado reino, poder, fuerza y majestad. Y dondequiera que habitan hijos de hombres, bestias del campo y aves del cielo, él los ha entregado en tu mano, y te ha dado el dominio sobre todo". Como vemos, los judíos le hicieron ver a su pueblo que la victoria babilonia fue un acontecimiento llevado a cabo por Yahvé para reprender y castigar a los hebreos.

No por nada, los judíos consideraban a Ciro el Grande como un benefactor enviado por Yahvé para vencer a Babilonia y liberar al pueblo judío. 

Por ejemplo, en Isaías 45:1-3 leemos: "Así dice Jehová a su ungido, a Ciro, al cual tomé yo por su mano derecha, para sujetar naciones delante de él y desatar lomos de reyes; para abrir delante de él puertas, y las puertas no se cerrarán: Yo iré delante de ti, y enderezaré los lugares torcidos; quebrantaré puertas de bronce, y cerrojos de hierro haré pedazos; y te daré los tesoros escondidos, y los secretos muy guardados, para que sepas que yo soy Jehová, el Dios de Israel, que te pongo nombre". 

Como vemos, los judíos únicamente compusieron sus textos sagrados en base a los eventos políticos que acontecieron en aquel minuto; los babilonios fueron los villanos mientras que los persas fueron los héroes; Nabucodonosor II un tirano déspota y Ciro el Grande un ungido libertador.

Lo más absurdo del tema, es que los judeocristianos argumentan que lo narrado en la biblia es real, puesto que las interpretaciones y profecías de Daniel con respecto al sueño de Nabucodonosor, según ellos, hacen referencia a la caída de Babilonia, y que dichas profecías se cumplieron al pie de la letra, y que por lo tanto son "revelaciones divinas". En efecto; esto es correcto... pero NO es una profecía, ya que el libro de Daniel fue escrito en el siglo II a.n.e., mientras que Nabucodonosor II vivió entre los siglos VI y V a.n.e., y Babilonia cae recién en el 539 a.n.e., es decir, casi 250 años antes de que se compusiera el libro judío. Por lo tanto, los acontecimientos profetizados por Daniel ya habían ocurrido siglos antes. Esto es absurdo. El caso sería diferente si los escribas hebreos hubiesen compuesto este libro 250 años antes de Nabucodonosor y la caída de Babilonia, y no 250 años después. 

Para entrar en contexto sobre lo que hablo, adjuntaré lo narrado en Daniel 2, en donde se explica e interpreta el sueño del rey. Aquí, el profeta judío dice:

"Tú, oh rey, veías, una gran imagen. Esta imagen, que era muy grande, y cuya gloria era muy sublime, estaba en pie delante de ti, y su aspecto era terrible. La cabeza de esta imagen era de oro fino; su pecho y sus brazos, de plata; su vientre y sus muslos de bronce; sus piernas de hierro, y sus pies, en parte de hierro y en parte de barro cocido. Estabas mirando la imagen hasta que una piedra lanzada, no con mano, hirió a la imagen en sus pies de hierro y de barro cocido, y los desmenuzó. Entonces fueron desmenuzados también el hierro, el barro cocido, el bronce, la plata y el oro, y fueron como tamo de las eras del verano, y se los llevó el viento sin que de ellos quedara rastro alguno. Mas la piedra que hirió a la imagen fue hecha un gran monte que llenó toda la tierra. Este es el sueño. Tú, oh rey, eres rey de reyes; porque el Dios del cielo te ha dado reino, poder, fuerza y majestad. Y dondequiera que habitan hijos de hombres, bestias del campo y aves del cielo, él los ha entregado en tu mano, y te ha dado el dominio sobre todo; tú eres aquella cabeza de oro. Y después de ti se levantará otro reino inferior al tuyo; y luego un tercer reino de bronce, el cual dominará sobre toda la tierra. Y el cuarto reino será fuerte como hierro; y como el hierro desmenuza y rompe todas las cosas, desmenuzará y quebrantará todo. Y lo que viste de los pies y los dedos, en parte de barro cocido de alfarero y en parte de hierro, será un reino dividido; mas habrá en él algo de la fuerza del hierro, así como viste hierro mezclado con barro cocido. Y por ser los dedos de los pies en parte de hierro y en parte de barro cocido, el reino será en parte fuerte, y en parte frágil. Así como viste el hierro mezclado con barro, se mezclarán por medio de alianzas humanas; pero no se unirán el uno con el otro, como el hierro no se mezcla con el barro. Y en los días de estos reyes el Dios del cielo levantará un reino que no será jamás destruido, ni será el reino dejado a otro pueblo; desmenuzará y consumirá a todos estos reinos, pero él permanecerá para siempre, de la manera que viste que del monte fue cortada una piedra, no con mano, la cual desmenuzó el hierro, el bronce, el barro, la plata y el oro. El gran Dios ha mostrado al rey lo que ha de acontecer en lo por venir; y el sueño es verdadero, y fiel su interpretación."

El hecho de que los materiales vayan descendiendo de calidad en las partes inferiores de la estatua, indican que Babilonia iría perdiendo su prestigio poco a poco, hasta el punto de caer por completo. Nabucodonosor II es la cabeza de oro, representando la época dorada de la nación, mientras que sus sucesores se encuentran representados con el resto de los materiales de inferior calidad, indicando que serían los responsables de llevar a Babilonia a su caída. Los reyes posteriores a Nabucodonosor fueron: Evilmerodac, Neriglisar, Labashi-Marduk y Nabónido, respectivamente. Labashi-Marduk y Nabónido lucharon entre sí por el poder, y ambos estuvieron gobernando un tiempo de manera simultánea, saliendo Nabónido victorioso finalmente, tras haberlo derrocado. Esto Daniel lo explica mediante los pies de hierro y barro cocido. Para disfrazar este engaño, muchos creyentes señalan que en realidad esta supuesta "profecía" no hace referencia a la caída de Babilonia, sino que a los grandes imperios del mundo que le siguieron: Persia, Grecia y Roma. Algunos, en su anhelo por cubrir la farsa y salirse con las suyas, van más allá y dicen que la profecía hace referencia a Gran Bretaña, Estados Unidos y Rusia, y que serán estas las naciones las responsables de causar el fin del mundo. Algo ridículo, o, como reza el viejo refrán: "buscarle la quinta pata al gato".

Sin embargo reitero; esto no es una profecía, Nabónido gobernó hasta el año 539 a.n.e., luego de ser derrocado por Ciro el Grande, rey del Imperio Persa, mientras que el libro de Daniel recién se compuso en el siglo II a.n.e. Esta no es una profecía, es un jugada estratégica que emplearon los escribas para hacerle creer a un pueblo ignorante que sus textos son reales al haber profetizado acontecimientos históricos. Insisto; esto ocurrió 250 años antes de que se escribiera el libro de Daniel. Esta incoherencia se suma a todas las historias ficticias ya nombradas que se inventaron para dañar la imagen de este rey. 

Es curioso señalar que Daniel también dice que la piedra del sueño no fue lanzada por una mano humana, como diciendo que en realidad fue lanzada por Yahvé. Esta fue una manera de justificar que la caída de Babilonia en el 539 a.n.e. fue producto del dios hebreo, y que Ciro fue un ungido enviado por su gracia divina. 

No es sorprendente que un pueblo que sintió que había sido víctima de Nabucodonosor lo represente negativamente en sus narrativas.

Nabucodonosor II en fuentes no bíblicas es descrito como un gran rey que no solo restauró y engrandeció a Babilonia, sino que la transformó en una ciudad de luz. Bajo su reinado, Babilonia se convirtió en una ciudad maravillosa de contemplar y sobre todo; en un centro para las artes y las actividades intelectuales. Las mujeres disfrutaban de los mismos derechos que los hombres, las escuelas y los templos eran abundantes, mientras que la alfabetización, las matemáticas, las ciencias y la artesanía florecieron junto con la tolerancia y el interés en otros Dioses y culturas. 


El verdadero rey:

Nabucodonosor II fue considerado un héroe para el pueblo babilonio, responsable de haber cimentado uno de los imperios más estables, grandes y prósperos de todos los tiempos. No por nada su gobierno se conoce como "la época dorada de Babilonia", además, fue notoriamente reconocido por ser un magnifico y riguroso estratega, liderando exitosas campañas militares que lo llevaron extender su reino a tierras lejanas. 

El padre de Nabucodonosor II era el sabio monarca fundador del Imperio Neo-babilónico: Nabopolasar, responsable de haber conquistado al poderoso Imperio Asirio. En el 607 a.n.e, Nabucodonosor acompañó a su padre en una expedición a las montañas del norte de Asiria, y más tarde comandó las operaciones solo y, tras una serie de victorias militares, se transformó en el Comandante en Jefe del Ejército Babilonio con apenas 20 años. Al poco tiempo lideró la Batalla de Karkemish, en donde los babilonios aplastaron al ejército egipcio. En agosto del año 605 a.n.e., Nabopolasar murió naturalmente y Nabucodonosor se dirige a Babilonia para heredar el trono, siendo recibido como un héroe de guerra. Tan pronto como se formalizó su toma en el poder, regresó a las orillas del Mediterráneo para tomar dominio sobre Fenicia, Siria, Cilicia y Judá, más tarde volvió a vencer a los egipcios, esta vez en Gaza. 

Otra de sus facetas y aportes más importantes fueron sus proyectos culturales y arquitectónicos a gran escala para restaurar y embellecer al reino, logrando construir edificaciones extremadamente bellas y complejas para su época, como las Murallas de Babilonia y la Puerta de Ishtar, el Templo de Marduk, el Etemenanki, los Jardines Colgantes de Babilonia, la restauración del Esagila, y una serie de extensos canales de regadío que conectaban los ríos Éufrates con el Tigris, reformando completamente la agricultura de la región al proveer agua a lo largo de toda Mesopotamia, también se llevó a cabo la construcción de carreteras y de un sofisticado planeamiento urbano. Bajo Nabucodonosor II, Babilonia se convirtió en un país próspero. Fue una época de completa reactivación, prosperidad económica, desarrollo cultural y comercio.

Nabucodonosor II muere finalmente por causas naturales en el año en el 562 a.n.e., en la  misma ciudad que había construido después de un reinado de 43 años. Pero Babilonia no duraría ni siquiera otros 25 después de su muerte, ya que, como mencioné anteriormente, la nación cayó en manos de los persas en el 539 a.n.e. Los esfuerzos posteriores de Alejandro el Grande para restaurarla nunca la elevaron a las alturas que había conocido bajo el reinado de Nabucodonosor II.

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