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viernes, 22 de mayo de 2020

Los judíos nunca estuvieron en Egipto: mentiras del Antiguo Testamento


El Antiguo Testamento fue una excelente herramienta de manipulación y control de masas. Sirvió específicamente para fomentar la unión e independencia del pueblo hebreo como nación soberana, permitiéndoles también tener un dios y una religión oficial, la cual masificaron y portaron con orgullo. Muchos estudiosos establecen que su creación respondió a los numerosos conflictos que atravesaba el Reino de Judá alrededor del año 600 a.n.e, fecha que coincide exactamente con la datación de casi todos los libros del Antiguo Testamento.

Es por ello que si hacemos un análisis de este libro, encontraremos inevitablemente una cantidad inmensa de contradicciones, plagios, sincretismos y eventos que en realidad nunca ocurrieron, pero que aún así los creyentes portan como si fuese una verdad absoluta e innegable. Y un ejemplo muy claro sobre esta situación, es la supuesta esclavitud sufrida por los israelitas en Egipto, que posteriormente daría origen al Éxodo de Moisés, una de las principales creencias abrahámicas, si no la más importante. Sin embargo, durante décadas la mayoría de los investigadores han acordado que no hay evidencia que sugiera que la narrativa del Éxodo refleje un evento histórico real, al contrario, encontramos muchas evidencias que contradicen lo narrado por la Biblia.


En otras oportunidades ya me he dedicado exhaustivamente a dar todas las pruebas y argumentos posibles para desacreditar y desmentir las falsedades e irregularidades que se dicen en la Biblia, y a continuación adjunto los links correspondientes por si usted las desea leer e investigar:



Cito los links anteriores ya que es de suma importancia poder tener el mayor conocimiento posible al respecto, para así desarrollar un pensamiento crítico y analítico, el cual le permitirá comprender esta gran verdad que se nos es ocultada día a día.

Aparte de no existir la más mínima prueba para argumentar la historia del Éxodo, es interesante también recalcar muchos otros aspectos que engloban el relato. Entre ellos el típico  trabajo de plagio y sincretismo cometido por los escribas hebreos, quienes copiaron y tergiversaron historias más antiguas, así como calumnias completamente inventadas y ficticias, como el relato sobre Egipto, que presenta los mismos patrones y difamaciones que también se lanzaron contra el rey Nabucodonosor II y Babilonia en general, las cuales también analizaré en esta publicación.


Pero antes de desmentir esta creencia, primero veámos que es lo que nos cuenta el relato original, supuestamente escrito por Moisés alrededor del año 1.500 a.n.e., o inclusive mucho antes de esto según afirman muchos seguidores de la tradición abrahámica, algunos llegando a afirmar, sin la más mínima prueba, que este relato es del año 2.000 o 3.000 a.n.e., transformando al judaísmo en la religión más antigua de la historia moderna. Este es un grave error, puesto que se ha demostrado que el judaísmo y el Antiguo Testamento no tiene una antigüedad mayor al 900 a.n.e., y que muchos de sus escritores fueron elaborados por la monarquía tardía del Reino de Judá. Por ende, la religión hebrea es paralela también con otras religiones, como la religión griega, por lo tanto, es relativamente una religión reciente, y no milenaria como argumentan ciega y erradamente los seguidores de las religiones abrahámicas en nuestros días (judaísmo, cristianismo, islamismo), es más, los escritos de Homero resultan ser mucho más aniguos que la mayoría de los escritos bíblicos que componen el Antiguo Testamento, hasta incluso se han encontrado vestigios de lo que aparenta ser la ciudad de Troya, y aún no se encuentra nada que esté relacionado con el Génesis y el Éxodo, en donde se menciona que 600.000 israelitas abandonaron Egipto, sin contar niños, ganado y gente de otras nacionalidades;
Éxodo 12:37-38: Partieron los hijos de Israel, desde Ramesés a Sucot, eran seiscientos mil hombres a pie, sin contar los niños. También fue con ellos una gran multitud de toda clase de gentes, y ovejas, y muchísimo ganado.

1. Llegada de los israelitas a Egipto y posterior esclavitud, según la Biblia.
Primero se nos dice que a Egipto llegó un israelita llamado José, quien era el hijo de Jacob y Raquel. José había sido vendido a los egipcios por sus hermanos, transformándose posteriormente en el esclavo y sirviente de Potifar, un hombre rico. Luego, José fue seducido por la esposa de su amo, pero éste la rechazó, así que la mujer en un acto de venganza lo acusó de intentar violarla, razón por la cual fue enviado a la cárcel. Estando en prisión, José conoce a dos prisioneros, uno era el copero del Faraón y el otro era su panadero; ellos habían sido acusados de robarle una copa de oro. Resulta que ambos acusados estaban padeciendo una serie de sueños misteriosos que no lograban comprender. Pero dada la casualidad, José interpretaba sueños en el nombre de su dios, y así lo hizo. Luego de escuchar ambos sueños, José concluyó que el copero era inocente y que el panadero el culpable, incluso dijo que sería ejecutado en tres días más. Posteriormente se descubrió que ésto era cierto, así que el panadero fue ejecutado tres días después, tal como José predijo, y el copero fue puesto en libertad. Pasaron dos años y José seguía en la cárcel, hasta que un día, ocurrió que el mismísimo Faraón de Egipto (naturalmente cuyo nombre jamás se menciona en la Biblia) también estaba padeciendo de extraños sueños. Fue en ese momento que el copero se acordó de José, y lo liberaron para que pudiese interpretar los sueños del faraón. Aquí se menciona el famoso sueño de las 7 vacas gordas y las 7 vacas flacas, que representaban 7 años de abundancia y otros 7 años de escasez. Así que José le recomienda al Faraón tener que guardar grandes cantidades de comida y suministros, para así poder afrontar los tiempos de escasez. Como era de esperarse, toda la profecía de José se cumplió al pie de la letra. Debido a sus aciertos, José se transformó en uno de los principales hombres de este Faraón desconocido, y tuvo un puesto muy importante en el gobierno, tanto antes como después del período de escasez, también se casó y tuvo mucha riqueza y autoridad. Más tarde inició el período de escasez y hambre, el cual no solo afectó a Egipto sino que también a otras tierras, incluyendo Canaán, donde vivía su padre, Jacob. El pueblo de Jacob ya no tenía qué comer, no habían cultivos ni animales. Pronto se enteraron de que la única nación con suministros era Egipto, así que el hombre envió a sus hijos a comprar (los mismos que años atrás habían vendido a José, a quien pensaban muerto o desaparecido). En una primera instancia los hermanos no reconocieron que el gran y poderoso legislador egipcio que tenían ante sus ojos era José. Luego de una serie de acontecimientos que no vale la pena mencionar, José le dice la verdad a sus hermanos, y revela su identidad. Ellos quedaron muy impactados de ello y le ofrecen disculpas y arrepentimiento. José los perdona, e incluso le pide permiso al Faraón desconocido para poder traer a su familia y a todo su pueblo a Egipto, y éste lo permitió. Así vivió fue como el pueblo israelí llegó a vivir en Egipto. Pasaron los años y Jacob murió, y supuestamente fue llorado durante 70 días por todos los egipcios, luego, muere José a los 110 años, más tarde también mueren sus hermanos y toda esa generación de israelitas que llegó a Egipto por primera vez, incluso fallece el mismo Faraón. A esas alturas, se narra que los israelitas eran un pueblo muy numeroso, incluso más que los mismos egipcios. Como era natural, otro faraón se levantó para regir a la nación, al que tampoco llamaron por su nombre. Este faraón resultó ser déspota y cruel, incluso tomó al pueblo de Jacob y de José como esclavos y servidumbre, además tenía miedo de ellos porque eran más numerosos y fuertes que los egipcios (¿en serio?). Para controlar la natalidad, el Faraón ordenó asesinar a todos los varones israelitas que nacieran, por ello es que Moisés, un recién nacido, fue puesto en una canasta de mimbre y arrojado a la corriente de un río para poder sobrevivir. Posteriormente Moisés fue encontrado por los egipcios y criado en la realeza, similar a lo que ocurrió con José. Finalmente Moisés fue contactado por el dios judío, quien le indicó que tenía que liberar a su pueblo de la esclavitud y los malos tratos. Luego ocurren los acontecimientos de la zarza ardiente, las 10 plagas, el éxodo, la apertura del Mar Rojo, entre otros eventos ficticios totalmente inventados por los escritores judíos y de los cuales no existe ni la más mínima prueba. Finalmente Moisés libera a los israelitas y los traslada hasta el Monte Sinaí, donde Moisés recibió los Diez Mandamientos. La historia entera la puede leer en cualquier versión del Éxodo bíblico, el cual no adjunto para no desviarme del tema ni extender la publicación.

2. No existen pruebas históricas ni arqueológicas que prueben la existencia de José ni de Moisés, mucho menos de la presencia hebrea en Egipto y de todos los acontecimientos narrados por la biblia.
Actualmente el consenso académico cuestiona que José, Jacob y Moisés sean figuras históricas. Al contrario, la mayoría de los investigadores modernos sostienen que estos personajes en realidad fueron figuras míticas, y de un historicidad totalmente cuestionable. Ciertamente, ninguna fuente egipcia menciona a estos personajes, tampoco menciona ninguno de los eventos narrados por los libros bíblicos del Génesis, pasando por el Éxodo hasta el Deuteronomio, ni se ha descubierto ninguna evidencia arqueológica en Egipto o el desierto del Sinaí para respaldar estas historias. Los egipcios, una civilización que escribía absolutamente todo lo que acontecía en la nación; jamás narró la existencia ni el rol de un tal José, ni de Jacob, ni de Moisés, tampoco hablaron sobre tener esclavizado al pueblo israelí, de padecer 7 años de hambruna, de haber sufrido 10 plagas o que un ejército entero fuese consumido por las aguas del Mar Muerto, como afirma la Biblia.  

Recordemos que Egipto es uno de los principales depósitos de la historia antigua del mundo. La gente allí bromea diciendo que donde sea que pegues una pala en el suelo, encontrarás antigüedades. Cuando los trabajadores construyeron un sistema de alcantarillado en el vecindario central de Dokki, en El Cairo, dispersaron accidentalmente fragmentos de cerámica romana y griega. En el barrio de clase media de Heliópolis, se han descubierto tumbas y momias debajo de las casas, y en los desiertos se han encontrado cientos y miles de objetos históricos, además de antiguos templos, edificaciones, etc. Sin embargo, a pesar de los miles de descubrimientos que se han hecho en Egipto, los arqueólogos jamás han podido encontrar evidencia para apoyar el relato bíblico, y tampoco existe ningún hallazgo arqueológico que sugiera que los judíos estuvieron alguna vez en Egipto. Es más, la Biblia narra que los judíos estuvieron 450 años en Egipto: cuatro siglos y medio y no existe ningún documento o prueba arqueológica que pueda corroborar esto. Por otro lado, la Biblia también nos dice que Moisés llevó a sus más de 600.000 seguidores en una caminata de 40 años alrededor de lo que hoy llamamos Medio Oriente. Nunca se ha encontrado evidencia arqueológica de tal diáspora en ninguno de los lugares probables en los que este largo evento se hubiera situado, y no existe documentación histórica de ninguno de los muchos pueblos diferentes a los que tal evento habría afectado. Muchos investigadores, creyentes y no creyentes, se han dedicado a la búsqueda de estas pruebas, y a pesar de la implacable investigación de los arqueólogos, jamás se han podido encontrar, del mismo modo tampoco nadie puede decir con certeza, quién fue el supuesto Faraón del Éxodo.

Esto pone seriamente en tela de juicio la historicidad de todas y cada una de las historias bíblicas: si el Génesis y el Éxodo son ficción ¿por qué habríamos de creer en los otros textos de la Biblia? 

Todo lo que he planteado aquí puede ser confirmado por eminencias en el área. Por ejemplo, Zahi Hawass es uno de los principales egiptólogos del mundo, quien ha dedicado la mayor parte de su vida a trabajar como arqueólogo en Egipto. En una visita de periodistas al Cairo, uno de ellos le pregunta sobre el Éxodo judío, a lo que él responde: 
"Realmente, es un mito, si la gente se enoja, no me importa. Esta es mi carrera como arqueólogo. Debería decirles la verdad, y si la gente está molesta, ese no es mi problema", 
Dijo Hawass, mientras estaba parado al pie de un muro construido durante el período egipcio del Nuevo Reino. Los arqueólogos Finkelstein y Silberman también comentaron al respecto, diciendo:
"La conclusión es que el Éxodo no sucedió en el tiempo y de la manera descrita en la Biblia, parece irrefutable, las repetidas excavaciones y estudios en toda el área no han proporcionado ni la más mínima evidencia"
El arqueólogo Amihai Mazar también declara al respecto:
"No se puede extraer evidencia en arqueología sobre la estancia de los israelitas en Egipto y del Éxodo. Las fechas propuestas son todas contradictorias y ningún contexto arqueológico corresponde precisamente a la historia bíblica".
La historiadora y Máster en ciencia de las religiones, María Mora Friedl, también niega la existencia de Moisés y de otras figuras bíblicas:
“Definitivamente Moisés, cómo personaje histórico, lo más probable es que no haya existido, como tampoco Abraham. Son dos personajes de los que, de verdad hasta hoy, no tenemos ninguna prueba arqueológica real [...] no hay ni una sola referencia sobre el pueblo israelita saliendo de Egipto, o la matanza al primer hijo varón, hechos que en la Biblia no pasan desapercibidos [...] Cuesta pensar que 600 mil, o tomando un número más reducido, 6 mil hebreos que hayan salido por 40 años, dando vueltas en un mismo territorio, no hayan dejado nada".
Ella también agrega que la Biblia y la figura de Moisés se creó para unificar a la nación hebrea, tal como dije al principio y en otras publicaciones:
“Josías es uno de los últimos reyes de Judá, después de que Salomón dividiera el reino de Israel en dos. Josías es un rey que decide jugarse el todo por el todo cuando los asirios, los babilónicos y los egipcios estaban ganando espacio y necesitaba unir a toda la población para adherirlos a un monoteísmo al que se resistían. Basta recordar el período de los profetas del Antiguo Testamento, donde una y otra vez se trataban de dar señales para demostrar la existencia de un dios único. Todo esto supuestamente partió con un hecho prodigioso y un tanto dudoso que le sucedería al rey Josías estando dentro del Templo: El rey hebreo cuenta que habría encontrado un rollo escondido con la re-explicación de la Torá, o sea, los primeros cinco libros, que se conocen en el mundo cristiano como Pentateuco. Aquí es donde el rey Josías parte una “re” de todo. Me explico, una reescritura de los libros, un reordenamiento, un realineamiento y obviamente una recapitulación del Éxodo. En otras palabras, se vuelve a escribir todo. Aquí es muy probable que, en un contexto de lucha y constante relación con Babilonia y los pueblos vecinos, le hayan llegado todas estas historias que se la aplican a Moisés para convertirlo en un personaje fantástico, como lo de la canasta en el río Nilo, que es idéntica a la historia de Sargón El Grande [nota mía: la cual explico al final de esta publicación]. Si esto es así, finalmente Josías logra su objetivo, inventando un personaje y convirtiéndolo en un héroe nacional que los unifica, que les da sentido y que los salva de ser engullidos por Egipto y Mesopotamia. Antes de Moisés no hay estructura religiosa, no hay mito, no hay rito, no hay veneración estructurada. Moisés es a quien Dios le habla, le da la ley del Levítico, le da las fiestas religiosas, le dice quién tiene que ser sacerdote, etc."
Es justamente eso, el judaísmo fue creado como una herramienta de control y unificación, sobre todo para una nación como el Reino de Judá, que se encontraba dividido y en constantes conflictos tanto locales como con otras naciones. Esto lo he recalcado muchas veces

Y así mismo podría estar citando a decenas y decenas de expertos arqueólogos, egiptólogos e historiadores: todos coincidiendo, el Éxodo es un mito. Incluso el mismo Jerusalén Post, un especializado sitio web judío, publicó un artículo sobre cómo enfrentar correctamente a quienes intenten preguntarles sobre las evidencias del Éxodo, dando como introducción el siguiente comentario:
"La respuesta corta es no. Todo el tema del Éxodo es vergonzoso para los arqueólogos. El Éxodo es tan fundamental para nosotros y nuestras fuentes judías que es vergonzoso que no haya evidencia fuera de la Biblia que lo respalde. Por lo tanto, preferimos no hablar al respecto, y odiamos que nos pregunten al respecto. Porque el relato en la Torá es la base de la creación de nuestro pueblo, es la base de nuestra existencia y es la base de nuestro importante festival de la Pascua y de toda la Haggada que recitamos en la primera noche de este festival de la libertad. Eso hace que los arqueólogos sean reacios a tener que decirles a nuestros hermanos y a nosotros mismos que no hay nada en los registros egipcios que lo respalde. Nada sobre la esclavitud de los israelitas, nada sobre las plagas que persuadieron al faraón de dejarlos ir, nada sobre el cruce milagroso del Mar Rojo, nada. Nada en absoluto. Hay tres faraones que dijeron que se deshicieron de los odiados extranjeros, pero nada que decir sobre quiénes eran los extranjeros, y ningún faraón es nombrado como perseguidor de esclavos extranjeros o que haya sufrido plagas indescriptibles".
A continuación me gustaría dejar un excelente y muy acertado testimonio de un judío secular, el cual refleja perfectamente la cosmovisión de esta corriente, también llamados "judíos ateos":
"Poco después de comenzar a cuestionar mi creencia en Dios, recuerdo haber hablado con mi rabino sobre la Pascua y el Éxodo de Egipto. Mi rabino sabía que estaba empezando a dudar de los aspectos sobrenaturales y ridículos de la historia. Me dijo con confianza que, si bien la historia básica es un hecho histórico, los elementos sobrenaturales podrían haber sido una exageración o no haber sucedido en absoluto. Sin embargo, me aseguró que aunque no hubiera habido plagas de ranas y que Moisés no hubiera separado el Mar Rojo, los judíos eran esclavos en Egipto, y lo importante es que hubo un éxodo y que este es el núcleo de lo que se trata la Pascua judía. Excepto que, en realidad, no había realmente un éxodo. Desde entonces supe que los judíos nunca fueron esclavos en Egipto y que toda la historia del Éxodo es ficción. Cuando escuché por primera vez que no había una pizca de evidencia descubierta en el desierto del Sinaí de que una gran cantidad de judíos había vagado durante 40 años, pensé que no era un gran problema. Quiero decir, es un desierto, ¿verdad? Las tormentas de arena probablemente se tragaron toda la evidencia. Sin embargo, cuanto más miraba la historia, más me daba cuenta de que la falta de evidencia era en realidad un problema bastante grande. Según el libro del Éxodo, muchos judíos deambulaban por este desierto, y parece extremadamente improbable (casi imposible) que tanta gente no deje absolutamente ningún rastro, especialmente cuando se han encontrado rastros de grupos más pequeños de personas que habitaron el mismo desierto del Éxodo, pero antes de ello. La mayor parte de mi vida me enseñaron que era un hecho histórico que los judíos eran esclavos en Egipto. Esta "historia" era parte de mi identidad cultural como judío. Incluso cuando renuncié a las creencias ridículas y supersticiosas asociadas con el judaísmo, todavía podía sentirme orgullosamente conectado con la cultura judía, que se basaba en una profunda historia de liberación de la esclavitud. Como resultado, el conocido comentarista y autor judío, el Rabino David Wolpe también ha hablado sobre el Mito del Éxodo. En su artículo, “¿Realmente sucedió el éxodo?“, menciona que otros rabinos querían que mantuviera la ficción de la historia del Éxodo en secreto. La historia básica del éxodo de Egipto (extracción de elementos sobrenaturales) me fue promocionada como uno de los aspectos más históricos de la Biblia, pero nunca sucedieron. Esto pone seriamente en tela de juicio la historicidad de todas y cada una de las historias bíblicas. Además, ¿cuán inmoral es para los judíos modernos continuar perpetuando este mito a expensas de la dignidad egipcia? Durante miles de años, los judíos han culpado a los egipcios por esclavizar a sus antepasados ​​cuando eso nunca sucedió. Continuar celebrando la Pascua sin reconocer la verdad de la historia solo perpetúa la vergüenza. Al crecer, me encantó celebrar la Pascua. Me encantó la historia de personas que luchan por su libertad y luchan contra la esclavitud. No creo que los judíos necesiten dejar de celebrar la Pascua o dejar de hablar sobre esta historia. Sin embargo, deben reconocer que la celebración se basa en una historia completamente ficticia y que los egipcios nunca esclavizaron a los judíos. Los rabinos incluso deberían hacer una disculpa formal al pueblo egipcio por vilipendiarlos. Como humanista, creo que es importante hablar sobre la difícil situación contra la esclavitud y la lucha por la libertad. Pero creo que la gente debería hacerlo honestamente en lugar de convertir a personas reales de la historia en villanos. Ya hay muchos villanos reales en la historia. Quizás la fiesta de la Pascua podría centrarse más en la difícil situación de los judíos que escapan de Alemania durante la Segunda Guerra Mundial. Hay algunos actos de valentía y heroísmo muy inspiradores que vale la pena contar desde ese momento, y no requieren una historia inventada o plagas sobrenaturales para reforzar el mensaje".
En la Biblia, como indica el comentario de arriba, encontramos también que los hebreos desprestigian y atacan a muchas naciones. Este es un patrón que se repite constantemente, y no solo contra los egipcios, sino que también contra Babilonia, nación de la cual inventaron un sinnúmero de atrocidades y difamaciones, tal como se hizo con Egipto. Incluso, los más fanáticos religiosos dicen que debido a la maldad e inmoralidad del mundo; "estamos viviendo en la época de Babilonia", algo totalmente infundado, ya que los hebreos odiaban a los babilonios por una serie de conflictos bélicos que ambas naciones protagonizaron. El odio se incrementó aún más cuando las tropas babilónicas, al mando del rey Nabucodonosor II invadieron Jerusalén y destruyeron el Templo judío en el año 587 a.n.e. Por lo tanto, es obvio que los judíos se descargaron contra Babilonia escribiendo una serie calumnias infundadas, las cuales no tienen ninguna veracidad histórica ni se registran en ningún escrito no bíblico, ya sea de Babilonia o de alguna nación circundante. Babilonia en realidad no fue una nación como se describe en la Biblia, al contrario, fue un pueblo  súmamente científico y filosófico, muy avanzado en cuanto a tecnología, y también dotado de grandes sabios, astrónomos, matemáticos, etc. Muchos eruditos de otras tierras viajaban constantemente a Babilonia para estudiar y ampliar sus conocimientos. Por su parte, el Rey Nabucodonosor II fue considerado por el pueblo como un hombre justo, benevolente y un gran arquitecto, quien fue el responsable de construir muchas de las maravillas antiguas que adornaron Babilonia, como la Puerta de Ishtar, los Jardínes Colgantes, la Via de las Procesiones y el Etemenanki, además de brindarle prosperidad a su nación. 

No hay y no existe la más mínima prueba, ya sea babilónica o de algún pueblo circundante que acredite las mentiras que la biblia dice en su contra. Por ejemplo, no hay pruebas de que Nabucodonosor II quemaba judíos en un horno de fuego, y que Yahvé enviase un ángel a rescatarlos, no hay pruebas de que Nabucodonosor acudía a un profeta judío llamado Daniel para que éste le interpretase sus sueños y pesadillas, tampoco existe el más mínimo documento que indique su supuesta locura ni de que murió como una bestia salvaje por no aceptar el nombre del dios Yahvé, al contrario, se dice que el Rey babilonio murió en la tranquilidad de su hogar. 

Las acusaciones judías contra Babilonia son una vil mentira, y cualquier historiador podría coincidir conmigo. 

Los hebreos simplemente calumniaban en sus escritos a las naciones que consideraban enemigas, por ello es que se retrató a los egipcios como el pueblo que sometió a los hebreos a la esclavitud, o que los babilonios y caldeos (sumerios) fueron pueblos salvajes e incivilizados. Y es por ello que no encontramos la más mínima prueba arqueológica o histórica de tales acusaciones. 

Pero esto no solo ocurre a nivel judío, sino que también a nivel cristiano, y uno de los ejemplos más destacados es el cuestionamiento de la existencia histórica de Jesús.

Es de suponer que un tipo que se levantó de entre los muertos, que caminó sobre las aguas del mar, que ascendió a los cielos delante de todo el mundo, que sanó a los paralíticos, que le devolvió la vista a los ciegos, que transformó el agua en vino, que curó a los leprosos y a toda clase de enfermos, que resucitó a un muerto, que sanó al hijo de un oficial del rey, que multiplicó los panes y los peces, que expulsó demonios, que calmó la tempestad de los mares etc, haya sido extraordinariamente bien documentado por diversos pueblos como el hombre más prodigioso e increíble que haya pisado nuestra Tierra, pero no, no existe ninguna referencia no cristiana sobre Jesús, ni sobre su muerte, ni sobre ninguna de sus proezas. Un hombre con semejante biografía hubiera permanecido en el registro histórico de todos los seres vivos y de todas las naciones que vivieron paralelamente a él, pero no es así, al igual que los relatos del Génesis y del Éxodo, no existe la más mínima evidencia sobre Jesús. 

Por otro lado, he escuchado personalmente a creyentes abrahámicos decir que la Biblia es mucho más antigua de lo que se cree. Obviamente resulta tedioso tener que debatir con esta clase de peronas, puesto que están tan cegados en su fanatismo que no dan cabida a un argumento contrario, y el mero hecho de oírles decir que la Biblia, en especial el Génesis y el Éxodo fueron sido escritos alrededor del 3.000 a.n.e o incluso antes. Esto provoca nauseas y verguenza ajena. Por ejemplo si yo digo que los antiguos practicantes de mi religión escribieron un libro sagado hace 20.000 años atrás; no tiene por qué ser cierto, ¿verdad? Incluso puede que exista una serie de evidencias históricas y arqueológicas que simplemente den testimonio de que en realidad, aquel libro se escribió hace unos pocos siglos atrás, y no hace 20.000 como yo y mi tradición sugieren. Esto es lo que exactamente ocurre con la Biblia. Es importante que sepamos que el libro más antiguo jamás escrito por los hebreos, fue el libro de Job, datado alrededor del año 900 a.n.e (y que es un relato totalmente sincretizado y plagiado, ya que el relato original es de origen babilonio, y se llamaba el "El Libro de Ludlul-Bel-Nemeqi", el cual usted puede leer haciendo click AQUÍ). Y quien dice esto no soy yo, yo simplemente estoy replicando la información; son los estudios académicos y científicos, liderados por grandes eruditos, arqueólogos y lingüistas quienes argumentan ello. A muchos creyentes les cuesta admitir que su libro más antiguo no sea el Génesis, y que nisiquiera sea tan antiguo como ellos y sus tradiciones les han indicado. El judaísmo es perfectamente paralelo a otras religiones de la época, como por ejemplo la religión griega, es más, los escritos de Homero resultan ser más aniguos que la mayoría de los escritos bíblicos que componen el Antiguo Testamento, como mencioné anteriormente, y nuevamente recaldo que incluso se han encontrado vestigios de lo que aparenta ser la ciudad de Troya, y aún no se encuentra nada que esté relacionado con el Génesis y el Éxodo. Tampoco podemos caer en el error garrafal de decir que los desiertos, las guerras, los cambios climáticos etc., se han encargado de eliminar estas evidencias, porque recordemos que durante siglos se han encontrado (y se siguen encontrando) ciudades enteras, templos, estatuas, tumbas, libros, documentos, tablillas y muchos otros objetos de civilizaciones realmente antiguas, incluso más antiguas que los sumerios, que nacieron hace 6.000 años atrás.

Volviendo al tema, y disculpen la expresión arrogante, pero sinceramente me parece estúpida una parte del relato del Éxodo, veámos; ¿por qué el dios judío no le avisó a Jacob, quien era su leal siervo y amigo, y a todo su pueblo y familia que vendrán 7 años de escasez? ¿Por qué no les dijo que guardasen suministros y comida para poder afrontar ello? ¿Por qué tuvo que ser José el único conocedor de este acontecimiento por medio de los sueños del Faraón? La respuesta es sencilla, si Jacob se hubiese enterado de  tal acontecimiento, el pueblo israelí no hubiera pasado hambre, y por ende, jamás hubieran tenido la necesidad de viajar a Egipto. Si Jacob hubiese sabido sobre la escasez no hubiera existido nunca la esclavitud de los israelitas, y por consiguiente no existiría la historia de Moisés ni del Éxodo, que son justamente las principales creencias del judaísmo. Por lo tanto la conclusión que podemos sacar con respecto al dios judío es la siguiente: este dios es tan malvado y antipático, que está dispuesto a matar de hambre a su propio pueblo con tal de que se cumplan sus planes, y no le basta simplemente con esto, ya que después parece permitir que su propio pueblo sea hecho esclavo por 450 años. La posterior historia con Moisés tampoco fue agradable, ya que huyeron al desierto y vagaron 40 años años más, pasando hambre y muchas otras dificultades, vaya dios amoroso. Todo esto se hubiera evitado si Jacob hubiese sabido sobre los 7 años de escasez, pero claro, de ser así jamás hubiera ocurrido un evento como el Éxodo y la historia de Moisés. Un aplauso para los escritores judíos, puesto que inventar y conectar semejante historia no debió ser fácil. Si hubieran vivido en nuestros tiempos habrían sido grandes novelistas o autores de ficción, pero como escritores religiosos no sirven porque simplemente dejaron un libro plagado de errores, contradicciones, plagio e incoherencia.

Por otro lado es curioso que el relato mencione que los hermanos de José viajasen a Egipto para comprar alimentos. Esto refleja una inexactitud temporal, demostrando que fue un escrito tardío. Si este evento de verdad hubiese sucedido en los años 1.400 a.n.e como los creyentes afirman, o más; los hermanos de José no hubieran podido llegar a Egipto, ya que el poder de los faraones se extendió por vastos territorios en aquel minuto, y el control egipcio sobre Canaán fue total. En cambio, los hermanos de José parecen circular sin dificultades, dado que en el período del 600 a.n.e, fecha en donde se escribió este libro, Canaán ya no era colonia egipcia y el control se había debilitado. A los escribas hebreos se les pasó este detalle por alto, y no ambientaron su relato como de verdad hubiese sido de haber ocurrido en el 1.400 a.n.e o más, y por ello es que también Egipto estuviese vendiendo suministros a otras naciones, más si fue durante la supuesta época de escasez.

Otra de las incongruencias son las ciudades citadas por los hebreos, que según ellos se utilizaron como asentamiento durante el exilio en el desierto, las cuales simplemente no existían durante la datación bíblica. Lugares como Kadesh Barnea, ostensiblemente el campamento principal de los hebreos durante sus 40 años deambulando por el desierto, u otro supuesto campamento hebreo como Ezion-Geber a la cabeza del Golfo de Aqaba. Resulta que estos lugares estuvieron totalmente deshabitados durante la Edad del Bronce Tardía (del 1.500 al 1.100 a.n.e.), que fue cuando el Éxodo habría sucedido según la Biblia. Estos lugares solo comienzan a poblarse entre los siglos IX y VII a.n.e, el apogeo de los reinos de Israel y Judá. La mayoría de los estudiosos creen que las primeras versiones del mito del Éxodo pueden haber sido escritas durante este tiempo posterior: los autores bíblicos evidentemente no sabían que los lugares que describían no existían en el período en el que estaban estableciendo la historia.

3. El mito de Moisés y la figura de Sargón de Acadia
Para concluir esta investigación, también hace falta agregar uno de los puntos más interesantes con respecto al plagio y sincretismo que realizaron los hebreos. Puesto que Moisés, además de que no existe la más mínima prueba sobre su existencia y obra, también tiene muchos elementos biográficos que fueron copiados del gran rey Sargón, quien fundó y gobernó el Imperio Acadio durante los años 2334–2284 a.n.e, evidentemente miles de años antes de que incluso llegaran a nacer los primeros hebreos del Reino de Judá, y ojo que pese a ello existen cientos de evidencias de su existencia, obra y legado, no así con Moisés que es mucho más reciente.


Veamos los paralelismos: 

a) La madre de Sargón se llamaba La’ibum, y era una sacerdotisa que quedó embarazada, por lo tanto, era algo que debía ocultar. Más tarde, la madre de Sargón dio a luz secretamente. Por otro lado, la madre de Moisés se llamaba Jocabed, y pertenecía a una tribu de sacerdotes de Leví. Jocabed también ocultó su embarazo, temiendo que los egipcios asesinasen a su hijo, ya que el faraón desconocido que mencionamos al principio ordenó asesinar a todos los bebés varones. Jocabed también concibió a Moisés secretamente, y lo ocultó hasta los 3 meses de edad. 

b) Luego de dar a luz, la madre de Sargón fabrica una cesta de juncos y la sella con betún, para así evitar cualquier entrada de agua. La madre de Sargón depositaría a su bebé en la canasta y la dejaría en la corriente de un río. El relato bíblico cuenta lo mismo: la madre de Moisés, temiendo por la vida del pequeño, tomó un canastillo de junco, le tapó todas las rendijas con asfalto y brea, y luego lo puso a la orilla del río Nilo. 

c) Sargón fue encontrado y adoptado por un jardinero. Moisés en cambio, fue encontrado y adoptado por la hija de este supuesto faraón desconocido, y lo adoptó, criándose en la realeza egipcia. 

d) Bendecido y guiado por la voluntad de la diosa Inanna, Sargón se convierte en el rey de su pueblo. Bendecido y guiado por la voluntad del dios Yahvé, Moisés se convierte en el máximo líder de su pueblo.

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