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sábado, 16 de mayo de 2020

Ra: Señor del Sol, fundador de Egipto


Los egipcios veneraban y adoraban al Sol como un Dios, y bajo esta perspectiva el mismo sol encarnó en la Tierra con la forma de Ra, al cual consideraban fuente de vida, Rey de los Dioses y Padre Celestial. Nuestro Señor Ra, fundador de Egipto, arquetipo solar y encarnación cósmica, es uno de los Dioses más antiguos de toda la historia, cuyo culto se remonta al año 3.200 a.n.e. Como Dios creador se levantó del caos primigenio, para luego crear a una dinastía de Dioses celestiales, entre ellos los 8 Señores de la Enéada, posteriormente descendió de los cielos con el objetivo de fundar su propio pueblo: Egipto. Se le representaba como un hombre con cabeza de halcón, el cual se encuentra coronado con un disco solar envuelto por una serpiente, en señal de divinidad, inmortalidad y sabiduría. 

Los textos egipcios nos cuentan que Ra vivió en la Tierra hace miles de años atrás, y gobernó un reino glorioso, llevando justicia, abundancia y prosperidad a todos los rincones de Egipto. Él era el rey de todos los seres vivos, tanto de Dioses como de humanos, y fue quien trajo las leyes divinas, los secretos de la magia, las matemáticas y la agricultura como regalo a la humanidad, además, era el conductor de un precioso carro celestial, con el cual atravesaba los cielos y el inframundo llevando luz. Ra gobernó la Tierra durante 1.000 años. Los antiguos textos nos dicen sobre él:

"Soy el creador del cielo y la tierra, soy el que establece las montañas, soy el creador de las aguas, soy el creador de los secretos de los dos horizontes. Soy la luz y soy la oscuridad, soy el creador de las horas, el creador de los días. Soy el abridor de festivales, soy el creador de las corrientes, soy el creador de la llama viva. Soy Khepri por la mañana, Ra al mediodía y Atum por la noche".

 

Su adoración fue una de las más fuertes y prolongadas, datándose desde tiempos protodinásticos. La sede central de su culto fue la ciudad de Heliópolis, que significa "Ciudad del Sol", también llamada "Casa de Ra", lugar en donde se construyeron muchos templos y obeliscos en su honor. Cuando los cristianos invadieron Egipto, tomaron muchos elementos de la religión local, es por ello que por ejemplo encontramos obeliscos en el Vaticano, así como a santos y a Jesús con halos solares, o las representaciones de la cruz cristiana (originalmente el Ankh) y la Trinidad. Heliópolis se transformó en una de las principales sedes de pensamiento y sabiduría de Egipto, allí se fundaron muchas escuelas de filosofía y astronomía, las cuales fueron frecuentadas por Pitágoras, Platón, Solón, y otros sabios griegos.  


En el período del Nuevo Reino, alrededor de los años 1550-1077 a.n.e., Ra se fusionó con el Dios Amón en una misma entidad: "Amón-Ra". Amón significa "Oculto", mientras que Ra es la personificación de toda la energía / materia activa del universo. Por lo tanto, esotéricamente, "Amón-Ra" se refiere a "La Fuerza de Vida Oculta [es decir, Energía / Materia] que anima a cada objeto, cosa y evento material del universo. Normalmente se le representaba con la imagen de un hombre negro u oscuro (como el cosmos) o de color azul (como el cielo) parado o sentado en un trono real, desde donde nutre a todos los seres vivos con sus rayos de poder. En las manos, Amón-Ra porta la cruz de la vida, es decir, el Ankh, y en la otra lleva el cetro Uas, en señal de poder y dominio. En la cabeza lleva una corona adonarda en su base por el Sol, y dos largas plumas que se extienden hacia el cielo. Amón-Ra fue conocido como el "Dios Supremo" y "Rey de los Dioses", y era verdaderamente alguien a quien los egipcios no se atrevían a ofender. También se le adoró con la forma de un carnero, que expresa fertilidad y guerra, dos fuerzas poderosas que crean y acaban con los humanos.



Estatua de Amón-Ra:



Origen de Ra. Relato de la creación. Dinastía Divina


Escritos egipcios antiguos registran varias metáforas diferentes e igualmente vívidas para la creación del universo, siendo esta la más aceptada y popularizada:

Al principio, el universo era una extensión infinita de aguas oscuras y sin dirección llamada "Nun", similar al "caos" griego y al "engur" sumerio. Nun fue personificada como cuatro pares de deidades masculinas y femeninas, quienes representaban sus principales propiedades:

  1. ocultamiento o invisibilidad
  2. agua infinita
  3. extravío o falta de dirección
  4. oscuridad o falta de luz

De esta masa negra, acuosa y caótica, emerge el Dios Ra, quien nace en un acto de auto-creación, luego de haber proyectado su poder y su conciencia infinita. Posteriormente, Ra crea a dos Dioses; Shu, hombre, y Tefnut, mujer, para ayudarlos a cimentar la Tierra. Estos gemelos simbolizan los dos principios universales; la polarización masculina y femenina del cosmos, también enseñada en la filosofía china con el "Yin y el Yang", o en la hindú con el "Shiva - Shakti".

Sin embargo, la oscuridad todavía regía en el cosmos, y Ra no podía observar dónde estaban sus hijos. Entonces, el Dios halcón creó dos grandes ojos: el sol y la luna. Con la luz creada, los gemelos Shu y Tefnut se encargaron de separar y disolver las aguas del caos, para así comenzar a crear la Tierra. De este proceso emanaron los Dioses Geb y Nut, quienes se encargarían de crear a los Dioses del orden y el desorden, es decir; a Osiris, Isis, Set y Nephthys, para así poder rellenar el vacío y cimentar el planeta, además, a estos Dioses se le encomendaron tareas más ligadas a lo terrenal.

Cuando las aguas del caos retrocedieron por completo y la Tierra estaba apta para la vida y la convivencia, los Dioses descendieron de los cielos con el objetivo de establecerse en nuestro planeta. Pero antes, enviaron a un ave para explorar y aprobar el lugar, este ave se llamaba Bennu, quien bajó y se posó en lo alto de un montículo de tierra. Cuando se comprobó que el planeta estaba apto, los Dioses descendieron y dieron inicio la era de "zp tpj" o "Zep Tepi", que significa, "primeros tiempos". En este período nacen los hombres, los animales, y todos los seres vivos, quienes convivían junto con los Dioses.

Tras haber gobernado 1.000 años, la salud de Ra comenzó a deteriorarse, y su cuerpo había envejecido drásticamente, producto de haber pasado tantos años en este plano material. Algunos Dioses comenzaron a conspirar en su contra, puesto que pretendían arrebatarle el trono, y la población humana, por consiguiente, entró en caos, división y desesperación. Algunos hombres se mantenían fieles a Ra, obedeciendo sus mandatos y enseñanzas, orándole continuamente y ofreciéndole tributo, como era de costumbre, mientras que otros lo rechazaron y se alejaron de él, tornándose crueles y malvados, desviándose del camino de luz. Bajo esta terrible problemática, el Señor Ra, no confiando en ningún otro ente, se encargó de crear a su hija primogénita, la Diosa Sekhmet, a quien le encomendó la misión de restaurar el orden en la Tierra. 

Sekhmet descendió desde los cielos para cumplir la tarea encomendada por su padre. Sin embargo, los métodos de la Diosa no fueron los más sofisticados, puesto que masacró y asesinó brutalmente a todos los seres humanos que se alejaron de su padre y que menospreciaron su palabra, yendo mucho más allá de lo que Ra le había ordenado. La Diosa convirtió el planeta Tierra en una verdadera carnicería producto de la matanza que llevó a cabo, a tal punto, que se decía que Sekhmet exhalaba y escupía fuego por la boca, y que bebia la sangre de sus víctimas, llegando a teñir los ríos y mares de rojo. También se encargó de crear pestes y plagas para azotar al planeta. Pero Ra, en su amor y compasión infinita, no le deseaba la muerte a los hombres, y, al ver la carnicería que había provocado la ira de su hija,  supo que debía actuar de forma inmediata. Para ello, el Dios con cabeza de halcón derramó cerveza teñida con ocre rojo y hematita para hacerla lucir como sangre, y la vertió sobre los ríos y fluviales del mundo, para que de este modo, Sekhmet pensase que era sangre de sus víctimas. Confundiendo la cerveza con sangre, la Diosa se emborrachó tanto que renunció a la matanza y regresó pacíficamente a su padre. 

Tras esto, Ra decide retornar a los cielos. Su sucesor fue el Dios Shu, quien gobernó durante 700 años, lo siguió Geb, quien tomó el trono por 500 años, luego vino Osiris, que gobernó el planeta Tierra durante 450 años, posteriormente rigió Seth, quien, tras asesinar a Osiris, gobernó por 350 años (o alrededor de 100 según la versión), y finalmente, reinó Horus por 300 años, tras haber vengado la muerte de su padre y haber recuperado el trono. Horus fue el último rey divino que gobernó el planeta, ya que luego le sucederían, a petición propia; los faraones, "sus hijos".


Observaciones del relato anterior:

- En algunas versiones, el nombre "Ra" se sustituye por "Atum" o "Atum-Ra", sin embargo representan a la misma deidad. Esto se debe a que la palabra Atum deriva de "tm", que significa "completo", simbolizando la grandeza de Ra. Además, el nombre Atum parece tener la intención de evocar toda la materia concentrada en su poder creador, lo cual permitió que Ra emanara del caos. 

- Como mencioné anteriormente, los gemelos Shu y Tefnut, simbolizan los mismos dos principios universales que surgen tras la creación: la polarización masculina y femenina del cosmos, también enseñada en la filosofía china con el "Yin y el Yang", o en la hindú con el "Shiva - Shakti".

- En la religión mesopotámica también se narra que los Dioses descendieron de los cielos para regir a los seres humanos. Dejo una cita del texto "Tablilla Real Sumeria", en donde se puede evidenciar la enorme cantidad de años que ellos reinaron:

"Después de que el reinado descendiera del cielo, se estableció en Eridug. En Eridug, Alulim se convirtió en rey; Él gobernó durante 28.800 años. Después, Alaljar gobernó durante 36.000 años. Estos 2 reyes; gobernaron durante 64.800 años. En Bad-tibira, En-men-lu-ana gobernó durante 43.200 años. El cuarto rey, En-men-gal-ana, gobernó durante 28.800 años. Dumuzid, el pastor, gobernó durante 36.000 años. Estos 3 reyes gobernaron durante 108.000 años.

 

- El ave Bennu fue llamada Ave Fénix en la religión griega.

- En otras versiones, se dice que el primer Dios emergido del caos primitivo fue Ptah, Señor de la magia y la sabiduría, y fue él quien le entregó el verbo creador a Ra (el resto de la historia se mantiene, ya que Ptah es un Dios celestial que no residió en el plano terrenal).

- El Zep Tepi corresponde al primer período de la humanidad, cuando los hombres convivían con los Dioses tras la creación. Esta civilización es anterior a todas las que conocemos, y en algún punto de la historia dejó de existir, muy similar a lo que se comenta con las eras cósmicas, enseñadas en el hinduismo:





El culto y la religión en torno a Ra fue suprimido cuando el cristianismo invadió Egipto durante la época del Imperio Romano, dejando a nuestro antiguo Dios solar en el olvido, y con ello se perdió una inmensa cantidad de sabiduría y conocimientos ancestrales. Sin embargo, Ra todavía vive en el corazón de los paganos modernos y de todos aquellos que comprendemos la esencia alegórica de los Dioses antiguos. Las Deidades pueden ser olvidadas pero nunca mueren: su energía sigue impregnando el universo. 

Adoración y ofrendas

Todos los días en Egipto, los sacerdotes cuidaban las estatuas de los Dioses como si fueran personas vivas. En un ritual diario llamado “apertura de la boca”, los sacerdotes daban a las estatuas ofrendas de comida por la mañana y por la noche, las vestían con ropa de cama limpia, joyas y les aplicaban maquillaje. También prendían inciensos junto a las estatuas y las ungían con diferentes aceites. Además, les recitaban hechizos y oraciones con sumo cuidado, similar a los mantras hindúes. Los libros egipcios dejan un amplio testimonio sobre los rituales y ceremonias de adoración. Sin embargo, en la presente publicación intentaré simplificar de las manera más fácil y breve la adoración de Ra, así como los objetos que se le pueden entregar en un altar casero.

Como he dicho en múltiples ocasiones; a los Dioses no les interesan los bienes materiales ni tampoco la opulencia: ellos quedarán satisfechos con cualquier tipo de tributo, siempre y cuando sea entregado con humildad, respeto y amor. A los Dioses se les puede construir un pequeño altar para entregarles agua, frutas, incienso, hojas, etc., y como dije; siempre serán bien recibidas si las intenciones de la persona son sinceras. Sin embargo, también es cierto que existen algunos objetos que pueden funcionar de mejor manera para canalizar la energía de un Dios en particular. Es distinto un objeto de ofrenda que uno de invocación, aunque en el fondo ambos pueden complementarse entre sí y funcionar correctamente.

En el caso de Ra, sus objetos predilectos son:

  • Alimentos: Jugo de granada, cerveza, agua, té, dátiles, pan, cebada, carne de res, pollo o pato, pasteles y dulces, frutos secos, zumo de naranja, higos, vino blanco.
  • Flores y hierbas: azucenas, margaritas, ojo de buey, fresias, mirra, nenúfares, lotos, girasoles, rosas, y en general; flores amarillas, rojas y naranjas.
  • Estatuillas, figuras o imágenes de: Animales tales como gatos y leones (por su hija Sekhmet), babuinos e ibis (por su hijo Thoth), carneros (por su forma de Amón-Ra), vacas,  toros y escarabajos (animales sagrados en Egipto), y por supuesto; halcones.  
  • Cristales, gemas y piedras tales como: Topacio, oro, ópalos.
  • Otros objetos: Inciensos; principalmente de sándalo, o bien de los alimentos y flores nombradas, también sirve la mirra. Imágenes de las pirámides y del Sol. Velas amarillas, rojas y naranjas.

Oraciones a Ra

Primera oración:

Saludo a ti, Amón-Ra, Señor de los tronos de la tierra, 
la existencia más antigua del cielo, soporte de todas las cosas; Jefe de los dioses, señor de la verdad; padre de los dioses, hacedor de hombres, bestias y hierbas; 
creador de todas las cosas arriba y abajo; 
Libertador del que sufre y del oprimido;
Señor de la sabiduría, señor de la misericordia; 
muy amoroso, abridor de todos los ojos, 
fuente de alegría, en cuya bondad se regocijan los dioses, 
tú, cuyo nombre está oculto. 
Tú eres el único, creador de todo lo que es, el único; el único; creador de dioses y hombres; dando comida a todos. 
Salve a ti, uno con muchas cabezas; 
sin dormir cuando todos los demás duermen, 
Mi adoración hacia ti. Saludos a ti, 
señor de todas las criaturas de todas las tierras, 
desde lo alto del cielo, desde lo profundo del mar. 
Los espíritus que has hecho te ensalzan, diciendo: 
Bienvenido a ti, padre de los padres de los dioses; 
adoramos tu espíritu que está en nosotros.

Segunda Oración

Dios de la vida, Señor del amor, 
todos los hombres viven cuando brillas. 
Eres el rey coronado de los dioses. 
La diosa Aset te abraza y te envuelve en todas las estaciones. Los que te siguen te cantan con alegría, 
y se inclinan hacia la tierra,
en agradecimiento por tus radiantes bendiciones. 
Oh RA, Tú el Rey de la Verdad, el Señor de la Eternidad, 
El Príncipe de la Eternidad, Tú Soberano de todos los Dioses, Tú Dios de la Vida, tu Creador de la Eternidad, 
Tú Creador del Cielo. 
Todos los dioses se regocijan con tu ascenso. 
Oh RA, Tú que das toda la vida. 
La Tierra se regocija cuando ve tus rayos dorados. 
Las personas que han estado muertas hace mucho tiempo presentan gritos de alegría para contemplar tus bellezas todos los días. Vas cada siempre sobre el cielo y la tierra. 
Oh RA Dios de la vida, Señor del amor,
 todos los hombres viven cuando brillas.

Tercera Oración

A Ra; gran dios bendito del sol, le ofrezco mi alabanza, 
Oh Ra, que nació del cielo nocturno estrellado, 
Oh Ra, que nació cuando surgió el mundo, yo te llamo.
Oh dios del sol; Te llamo, Oh Ra. 
Jinete del bote solar, el bote de millones de años,
 el bote diurno y nocturno,
con el que viajas cada día por los cielos, 
con las almas de los muertos y las palabras de los vivos; 
cada día que luchas contra el caos y el mal, 
cada día derrotas al malvado comedor de almas, 
cada día le das fuerza al poder de Ma'at. 
Oh Ra, que tiene muchas caras, te ruego, oh Dios. 
Oh Ra, que llevas muchos nombres, te ruego, oh Dios. 
Oh Ra, quien se une con muchos otros, te rezo a ti, Oh Dios. Por la luz y por la vida, te doy gracias, Oh Ra.




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