Morrigan y Dagda son dos de los principales dioses del panteón druida, debido a la importancia y el protagonismo que cobraron en diversas narraciones y creencias.
Esta leyenda es tremendamente bella, emotiva y poética, ya que guarda dos mensajes súmamente importantes; uno alegórico relacionado con la trascendencia del alma tras la muerte, emprendiendo así su viaje de renacimiento, y el otro; un simbolismo físico que marca la muerte del verano y el nacimiento del invierno, suceso acontecido durante la noche del Samhain.
A continuación adjunto la leyenda de Morrigan, diosa de la muerte, y su unión con Dagda, dios de la vida, quienes se unieron en esta fecha especial para dar origen a una de las principales cosmovisiones del pueblo celta. Al final obviamente dejo la explicación de dicha leyenda.
Para entender en profundidad el significado y las dimensiones de estos dioses, recomiendo primeramente leer la siguiente publicación, en donde encontrará tanto la historia, características y atributos de los principales dioses celtas así como otras creencias:
A grandes rasgos, Morrigan es la concepción de los seres femeninos asociados con la batalla, tan feroces como eróticos a la vez. Su nombre significa "La Gran Reina". Ella es la diosa de la guerra y de la muerte, y se le describe como una preciosa mujer de piel blanca y cabellos negros, con gran autoridad y determinación, temida y admirada. Su principal epíteto es "La Gran Dama de los Cuervos", debido a que estas aves siempre la acompañaban e incluso le servían como mensajeros y portadores; ya sea de buen o mal augurio. En tiempos más antiguos se le relacionaba con los ciclos de fertilidad, menstruación y agua, por lo que era una diosa con diversos atributos. Morrigan también estuvo muy involucrada en la guerra de Mag Tuired, apoyando a los dioses del Tuatha De Danaan contra los Fomorianos, y desde entonces se transformó en la patrona de la victoria para todos los soldados celtas, siendo una diosa de inspiración y valentía.
Por su parte, Dagda era considerado un rey guerrero y un padre celestial, patrón de la virilidad, la fuerza, la prosperidad, la magia, la música y la sabiduría. Se le describe como un hábil guerrero, y uno de los líderes en la guerra de Mag Tuired. Su apodo es "El Señor de la Vida" y "Señor del Renacimiento", debido a su relación con los ciclos de la fertilidad y la agricultura. También se le llamaba "Eochaid Ollathair" (gran padre) y Ruad Rofhessa (señor del gran conocimiento).
Leyenda Celta: La diosa Morrigan y el señor Dagda
"Cuando la vio por primera vez, ella se estaba bañando a lo largo de la orilla del río. Largas y pálidas eran sus piernas, su piel color del hueso pulido. Sus manos hábiles soltaron los nueve mechones sobre su cabeza, dejando que el cabello cayera por su blanca espalda. Su pelo era negro como una noche sin estrellas, y como el brillante plumaje de un cuervo. Ella cantaba suavemente mientras vertía el agua sobre su piel de porcelana. La canción era sombría y alegre, llena de todo el dolor y del éxtasis que conlleva la vida. Algo despertó en él. Él sentía que conocía a esta mujer. Algunos la llamaban Muerte, otros la conocían como Batalla, pero todo lo que podía ver ahora era una belleza dolorosa y peligrosa que anhelaba hacer suya. No se dio cuenta de que ella había salido del río hasta que ya estaba entre sus brazos. Ella lo miró con sus ojos oscuros y negros, los cuales reflejaban su propia pasión. Se rió para sí misma. Tal vez parecía extraño que el Dios de la vida y la Diosa de la Muerte hicieran una unión tan apasionada como esta, como si el hielo y el fuego lograsen fundirse en un solo elemento. Pero a medida que el sol se ponía y el viejo año moría, él, felizmente, también moría en el éxtasis de su amor, sabiendo que al amanecer resucitaría, renacería. El beso de Morrigan puede traer la muerte, pero Dagda sabía que su verdadero regalo era el renacimiento".
Fin.
A simple vista, Morrigan y Dagda pueden parecer dos figuras completamente opuestas, ya que tenemos ante nosotros a la diosa de la muerte y la oscuridad, y al dios de la vida y la luz, uniéndose entre sí, en una sola carne, en una sola pasión. Parece que estos dioses no tienen nada en común, pero al verse, se unen apasionadamente, sin importarles si tal unión les podría provocar la muerte.
En la cultura actual, en especial la occidental, pensamos que la muerte y la vida son enemigas irreconciliables. Pensamos en estas fuerzas como dos polos opuestos que chocan entre sí, como si fuesen enemigos. Sin embargo, en el relato podemos apreciar que ambas fuerzas se unen en perfecta armonía, creando un lazo tan especial como si "el hielo y el fuego lograsen fundirse en un solo elemento".
Para los antiguos celtas, la muerte formaba parte de un ciclo que preparaba a las almas para la siguiente vida, por ende, ellos no le temían, al contrario, se entregaban con orgullo y dignidad; puesto que sabían que ahora darían comienzo a otro ciclo de renacimiento y aprendizaje. Esto también se podía apreciar en el campo de batalla, cuando los soldados celtas luchaban valientemente, sin temor ni dudas, y siempre con sus dioses en la mente, quienes les brindaban valor y valentía. De hecho, los soldados celtas pensaban que lo peor de las guerras no era la posibilidad de morir, sino, la posibilidad de ser hecho prisionero o esclavo, o de quedar tullido (es decir; lisiado, paralítico, imposibilitado, etc). Este pensamiento también se aprecia en otras culturas milenarias, por ejemplo, en el Budismo la muerte es una parte natural del ciclo de vida y una ley universal que conduce al renacimiento y a la evolución del yo interior, que más tarde se expresará en un nuevo comienzo. Para los Mayas, la muerte era una oportunidad de renacer, y jamás se vio como un fin definitivo de la existencia, al contrario; el alma subsistía, se retroalimentaba y volvía a nacer. Para Platón y Sócrates, la muerte era la liberación del alma, e incluso definieron que la vida era un fenómeno transitorio de la existencia que solo podía ser trascendido con la muerte, convirtíendose en uno de los principales pilares de la cosmovisión griega. Y así mismo muchas culturas milenarias nos transmiten el mismo mensaje.
Debemos recordar que la vida, la muerte y el renacimiento están intrínsecamente vinculados. Donde uno está presente, el otro también, y esto se aprecia día a día en la naturaleza.
Al igual que Dagda, cuando aceptamos la muerte y le damos la bienvenida a sus poderes de cambio; nuestras vidas pueden transformarse y, como el amanecer podremos volver a vivir. Este es el mismo mensaje arquetípico y esotérico que nos brinda el arcano número XIII del Tarot; "La Muerte". Dagda sabía que moriría al unirse con Morrigan, pero su vida no terminaría allí, ya que el renacimiento le esperaba, por eso decidió entregarse a la pasión de la diosa. De hecho, la misma esencia de la muerte está engendrando en su seno la nueva vida, en un ciclo armonioso y sin fin.
Y es aquí en donde encontramos el segundo mensaje de la leyenda: la muerte del verano en la noche de Samhain. Esto sucedía entre la noche del 30 de octubre y el 1 de noviembre, cuando se terminaban los meses de sol para dar inicio a la temporada invierno, cuyos días se acortaban, se oscurecían y se tornaban súmamente fríos, dificultando todo intento de cosecha. Por eso esta leyenda también simboliza la muerte de Dagda como la muerte del verano, que marcaba el fin de las temporadas de cosecha y fertilidad. De hecho, "Samhain" significa literalmente "Fin del Verano", y también es el actual mes de "Noviembre" en Irlanda.
Pero obviamente, Dagda, como el verano; renacería meses después, trayendo consigo fertilidad, luz, calor, cosechas y prosperidad.
Con la muerte de Dagda, la diosa Cailleach, la bruja del invierno; tomaría control sobre la Tierra hasta el próximo renacimiento de Dagda a mediados de mayo.
La naturaleza y nuestro entorno están intrínsecamente relacionados con la muerte y el renacimiento, siendo procesos que dan sostén al universo y que son necesarios para nuestra evolución.
También hay que recordar que en el Samhain, los celtas decían que el mundo se hacía más propenso o sensible para recibir y captar la vida del otro mundo, ocasionando que espíritus, almas difuntas y otras entidades de la naturaleza pudiesen tener contacto con nosotros, puesto que en esta fecha, la vida y la muerte se unían, tal como se unió Dagda y Morrigan.
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