La "Epopeya de Gilgamesh" es uno de los textos más antiguos del planeta. Arqueólogos, académicos e historiadores están de acuerdo en datar este texto con al menos unos 4.000 años de antigüedad. En sí, la Epopeya de Gilgamesh fue compuesta por el Imperio de Babilonia, como resultado de traducir algunos relatos y fragmentos todavía más antiguos, provenientes de Sumeria, siendo el "Diluvio Universal" uno de los textos más famosos e interesantes, y del cual, me centraré exclusivamente en esta oportunidad. Este remoto acontecimiento sería más tarde sería plagiado y sincretizado por diversas culturas, como por ejemplo, el relato bíblico de Noé, el cual fue escrito recién en el año 600 a.C.
"Este descubrimiento está evidentemente destinado a provocar una polémica viva", decía un artículo del New York Times de 1872, y es que la Epopeya de Gilgamesh es una de las pruebas definitivas que evidencian el plagio y el sincretismo efectuado por el pueblo hebreo al momento de componer la Biblia, no solo por que hay casi 2.000 años de diferencia entre la primera y la segunda, sino porque además, los hebreos plasmaron absolutamente los mismos acontecimientos mesopotámicos, pero modificaron y tergiversaron los trasfondos y personajes. Por más fe que usted tenga: lamento decir que esto es innegable.
Si desea saber más sobre esto, y conocer todas las pruebas y argumentos que acreditan que la biblia, más que ser un libro divino e inspirado por "dios", es un libro pagano lleno de plagio y de copia, puede visitar mi publicación anterior haciendo click en el siguiente enlace: (en donde también hago un análisis comparativo entre el diluvio mesopotámico -incluye la Epopeya de Gilgamesh- y la Biblia)
Primero daré un poco de contexto y trasfondo, esto es muy importante para comprender la historia del relato, ya que el diluvio de Gilgamesh es una traducción babilónica de textos sumerios. Quien posea conocimientos en estudios mesopotámicos, entenderá la narración y el trasfondo sin problemas. Pero también hay gente que debe recurrir a otras tablillas (Ziusudra y Atrahasis) para unir esta historia. Sin embargo dejo algunos apuntes para instruir al lector:
"Los textos mesopotámicos (de Sumeria, Acadia y Babilonia) narran que el dios Enlil, cansado de la humanidad, envió un diluvio universal para eliminar al hombre, ya que su sola presencia le molestaba y le irritaba. Enlil detestaba a la humanidad ya que sólo nos consideraba como esclavos y seres inferiores, además de ser "bulliciosos". Enlil convocó a una asamblea de dioses para debatir la decisión de enviar un diluvio, la cual terminó siendo aprobada. En los textos mesopotámicos era muy común que los dioses Anunnaki se reunieran en asambleas, reuniones y consejos para tomar decisiones importantes, y el diluvio universal fue una de ellas. Los hebreos también nombraron que los "dioses" se reunían, por ejemplo el Salmos 82:1 : "Dios está en la reunión de los dioses; En medio de los dioses juzga", haciendo una clara referencia a Enlil, puesto que los judíos cimentaron su religión a la imagen de este dios, debido a esto es que nos daremos cuenta de que los dioses Yahvé y Enlil comparten los mismos atributos y son los progatonistas de las mismas historias, ambos enviaron el diluvio universal para destruir al hombre. La diferencia es que en los relatos mesopotámicos, no fue Enlil quien decidió salvar a la humanidad, fue Enki, pero los hebreos no nombran esto ya que ellos construyeron su religión en base a la imagen de Enlil".
Personajes y conceptos de la narración:
- Utnapishtim: "Ziusudra" en sumerio, es el "Noé" original, uno de los hombres puros y rectos que fue rescatado, junto a su familia y todo tipo de animales, del diluvio universal, tras haber construido un gran navío según las instrucciones recibidas de su dios Enki (Ea).
- Anu: Rey de los dioses Anunnaki, también llamado An. Es el dios que mora en el "Reino de los Cielos" y quien tiene la última palabra ante cualquier decisión o asunto en particular. Es también el padre de Enlil y Enki (Ea). Anu se caracterizaba por ser un dios rígido y violento, personalidad que heredaría Enlil, sobretodo luego de escogerlo como máxima autoridad del planeta Tierra.
- Enlil: Primogénito de Anu y heredero del trono. Enlil era quien custodiaba el planeta Tierra, y era la máxima autoridad de los dioses Anunnaki junto con Anu. Enlil era temido y respetado por el hombre, a quienes constantemente enviaba pestes, plagas y enfermedades. Según el texto acadio de "Atrahasis" y la misma Epoeya de Gilgamesh, fue el responsable de enviar el Diluvio Universal para destruir a la humanidad.
- Enki: También conocido como "Ea". Enki, a diferencia de sus pares, no fue un Anunnaki destructivo ni malévolo, al contrario: era un ser protector, gentil y bondadoso, quien siempre tuvo que intervenir a favor de la humanidad, sin importar si esto le traería serias consecuencias con su padre y hermano. Enki creó al hombre de la arcilla y consideraba a la humanidad como "sus hijos".
- Cielo de Anu: Cuando en los textos mesopotámicos se habla sobre "Cielo de Anu", o "Reino de los Cielos", se hace referencia precisamente al planeta de origen de los dioses Anunnaki, donde regía y gobernaba Anu, el rey. Este es un método lingüístico bastante importante que tuvieron los antiguos escribas para diferenciar si se hablaba de nuestro planeta, o el planeta de los Anunnaki.
- Gilgamesh: Personaje principal de esta Tablilla. Gilgamesh quería averiguar si el hombre podía alcanzar la divinidad e inmortalidad, para ello realizó diferentes viajes y protagonizó aventuras y desventuras.
- Ninurta y Ennuge: Paje real de Enlil.
- Apsu: En la Antigua Mesopotamia, el Apsu puede tener diferentes significados, variando según el contexto. Como palabra singular, Apsu significa "profundidad" o bien "Sabiduría profunda". En los mitos de la creación, el Apsu representaba el caos primigenio de las aguas dulces, que, al mezclarse con Tiamat, daría origen a 6 generaciones de dioses. Y finalmente, también se usó para nombrar la morada de Enki, la cual se encontraba por debajo de la Tierra. Enki además era apodado el "sabio" y "señor de la sabiduría", por lo que el Apsu es sinónimo de su morada en donde llevaba a los hombres para darles conocimiento.
- Puzur-Amurri: Quién condujo el arca de Utnapishtim.
- Adad, Sullat y Hanis: Dioses Anunnaki bajo el mando de Enlil. En los textos mesopotámicos, muchos dioses causaron destrucción y provocaron grandes catástrofes y plagas en contra de la humanidad, la mayoría de las veces bajo órdenes de Enlil.
- Erragal: También llamado "Erra", otro dios bajo el mando de Enlil. Erragal no sólo participó en el diluvio universal, sino que también fue responsable de enviar plagas y pestes previamente. Se le conoce como el dios de la furia y la guerra.
- Ninurta: Hija de Enlil
- Ninhursag: Diosa Anunnaki que ayudó a Enki en la creación del hombre. Si bien, al principio estuvo de acuerdo con enviar el diluvio, posteriormente se arrepentiría profunda y tristemente.
- Igigu: "Dioses" menores. Posiblemente no eran Anunnakis sino que pertenecían una raza inferior y esclavizada, como podemos apreciar en la Tablilla de Atrahasis. Los Igigi o Igigu, eran esclavos de los Anunnaki, y fueron liberados luego de su revolución, que culminó con la creación del hombre.
EL DILUVIO SUMERIO SEGÚN LA EPOPEYA DE GILGAMESH
Gilgamesh le habló a Utnapishtim el Lejano:
«Te he estado observando, pero tu aspecto no es extraño, ¡eres como yo! Tú mismo no eres diferente, ¡eres realmente como yo! Tenía la intención de luchar contra ti, pero en cambio, mi brazo se posa amistosamente sobre ti. Dime, ¿cómo asististe a la Asamblea de los dioses y encontraste la vida eterna?»
Utnapishtim le responde a Gilgamesh, diciendo:
"Te revelaré, Gilgamesh, una cosa oculta, y un secreto de los dioses te diré: Suruppak, ciudad que tú conoces, y que en las riberas del Éufrates está situada, esa ciudad era muy antigua, y había dioses viviendo en ella. Los corazones de los grandes dioses los impulsaron a suscitar el diluvio. El padre de todos, Anu, ordenó el juramento de no revelar lo que allí se hablara, el Valiente Enlil era su consejero, Ninurta, su asistente, Ennuge, su irrigador. Enki el sabio Príncipe también estaba con ellos bajo el juramento de silencio, que más tarde rompería diciéndome:
«¡Oh, Hombre de Suruppak, hijo de Ubar-Tutu! Presta atención a mis palabras, presta atención a mis instrucciones. Una inundación barrerá el mundo ¡"Abandona tu casa, construye una nave, renuncia a las posesiones para salvar tu vida. Desiste de tus bienes y mantén el alma viva. A bordo de la nave lleva la simiente de todas las cosas vivas. El barco que construirás, sus dimensiones habrá que medir; sus dimensiones deben ser iguales entre sí: su longitud debe corresponder a su ancho. Como el Apsu lo techarás.
Entendí y le hablé a mi señor, Enki: 'Mi señor, la orden que me has pronunciado, la cumpliré. ¿Pero qué responderé a la ciudad, a la población y a los ancianos?
Enki habló, ordenándome a mí, su sirviente: 'Tú, bueno, esto es lo que debes decirles: "Parece que Enlil me rechaza, así que no puedo residir más en esta ciudad ni pisar la tierra de Enlil. Iré al Apsu para vivir con mi señor, Enki, pero sobre ustedes, él hará llover abundancia, los pájaros más escogidos, y los mejores peces. De la tierra nacerán ricas cosechas, y enviará una lluvia de trigo’.”
Al primer resplandor del alba, la gente de la región se juntó a mi alrededor, el carpintero trajo su hacha, el artesano de las cañas trajo su piedra de trabajo, el niño llevaba la brea, el débil trajo todas las otras cosas necesarias. Al quinto día tendí su maderamen exterior. Un acre entero era el espacio de su suelo, diez docenas de codos la altura de cada pared. Diez docenas de codos cada borde del cuadrado puente. Preparé los contornos y lo ensamblé. Lo proveí de seis puentes, dividiéndolo así en siete pisos. Cada piso lo dividí en nueve compartimentos. Clavé desaguaderos en él. Me procuré pértigas y acopié suministros. Tres sar de betún eché en el horno. Tres sar de asfalto también eché en el interior, tres sar de aceite los portadores de cestas transportaron, aparte de un sar de aceite que la calafateadura consumió, y los dos sar de aceite que el barquero estibó.
Bueyes maté para la gente y sacrifiqué ovejas cada día. Mosto, vino rojo, aceite y vino blanco di a los trabajadores para beber, como si fuera agua del río, para que celebrasen como en el día del año nuevo. Abrí ungüento, y lo apliqué a mi mano. Al séptimo día el barco estuvo completo. La botadura fue ardua. Tuvieron que formar una pista de rodillos que llevaban de atrás adelante hasta que dos tercios de la estructura entraron en el agua. Todo lo que tenía lo cargué en él: cuanta plata tenía la cargué en él; cuanto oro tenía lo cargué en él; cuantos seres vivos había los cargué en él. Toda mi familia y parentela hice subir al barco. Las bestias de los campos, las salvajes criaturas de los campos. Todos los artesanos hice subir a bordo.
Shamash me había fijado un tiempo: «¡Por mañana haré que lluevan panes, y por la noche trigo! ¡Sube entonces a bordo y sella la entrada!» Aquel tiempo señalado llegó: por la mañana, hizo que llovieran panes, y por la noche trigo. Contemplé la apariencia del tiempo. El tiempo era espantoso de contemplar. Subí al barco y sellé la entrada. A Puzur-Amurri, piloto de naves, le confié la barca con todo lo que llevaba.
Al primer resplandor del alba, una nube negra se alzó del horizonte. En su interior Adad truena, mientras Sullat y Hanis van delante, moviéndose como heraldos sobre colina y llano. Erragal arranca las estacas; mientras que Ninurta avanza y hace que las aguas se precipiten. Los Anunnaki levantan las antorchas, encendiendo la tierra con su fulgor. El caos sembrado por Adad llegó hasta los cielos, pues volvió toda la luz del día en absoluta oscuridad. La vasta tierra se hizo añicos como una vasija. Durante un día el viento del sur sopló, más y más fuerte, sumergiendo los montes, atrapando a la gente como una batalla. Nadie ve a su prójimo, nadie podía reconocerse unos a otros en el torrente. Los dioses se atemorizaron ante el diluvio y huyeron, ascendiendo al cielo de Anu. Los dioses se agazaparon como perros acurrucados contra el muro exterior.
Ninhursar gritó como si estuviera dando a luz. La señora de los dioses, la de la voz dulce, gimió: «Los días antiguos se han transformado en arcilla. ¡Por qué tuve que estar de acuerdo con esto en la Asamblea de los Dioses! ¡Cómo pude proferir esta maldad en la Asamblea de los Dioses, provocando una catástrofe en contra de mi gente! ¡No tardé más en dar a luz a mi querido pueblo de lo que él tarda ahora en llenar el mar como los peces! Los dioses Anunnaki lloraban con ella, Los dioses, humildemente, lloran sentados, con los labios ardiendo, muertos de sed.
Seis días y siete noches sopló el viento del diluvio, mientras la tormenta del sur barre la tierra. Al llegar al séptimo día, la tormenta del sur amainó la batalla, que había reñido como un ejército. El mar se aquietó, la tempestad se apaciguó, el diluvio cesó. Contemplé el tiempo: la calma se había establecido, y toda la humanidad había vuelto a la arcilla. El paisaje era llano como un tejado. Abrí una escotilla y la luz hirió mi rostro. Inclinándome muy bajo, me senté y lloré, deslizándose las lágrimas por mi cara. Miré en busca de la línea litoral en la extensión del mar: a doce leguas emergía una región de tierra. En el Monte Nisir el barco se detuvo. El Monte Nisir mantuvo sujeta la nave, impidiéndole el movimiento, Un primer día, un segundo día, el Monte Nisir mantuvo sujeta la nave, impidiéndole el movimiento. Un tercer día, un cuarto día, el Monte Nisir mantuvo sujeta la nave, impidiéndole el movimiento. Un quinto y un sexto día, el Monte Nisir mantuvo sujeta la nave, impidiéndole el movimiento.
Envié y solté una paloma. La paloma se fue, pero regresó; Puesto que no había descansadero visible. Entonces envié y solté una golondrina. La golondrina se fue, pero regresó; Puesto que no había descansadero visible. Después envié y solté un cuervo. El cuervo se fue y, viendo que las aguas habían disminuido, Come, se cierne, grazna y no regresa.
Entonces dejé salir todo a los cuatro vientos y ofrecí un sacrificio. Vertí una libación en la cima del monte, Siete y siete vasijas cultuales preparé, sobre sus trípodes amontoné caña, cedro y mirto. Los dioses olieron el aroma, los dioses olieron el dulce aroma, los dioses se apiñaron como moscas en torno al sacrificio.
Cuando, al fin, la gran diosa llegó, alzó las grandes joyas que Anu había labrado para su disfrute: «Dioses, tan cierto como que no olvidaré este lapislázuli que está en mi cuello, recordaré estos días, sin jamás olvidarlos. Fueron los dioses a la ofrenda, pero Enlil no acudió a ella, porque, sin mostrar respeto alguno, causó el diluvio y a mi pueblo condenó a la destrucción».
Cuando finalmente llegó Enlil y vio el barco, Enlil montó en cólera, le invadió la ira y se puso furioso con todos, también con los Igigu: «¿Escapó algún ser vivo? ¡Ningún hombre debía sobrevivir a la destrucción!». Ninurta se dirigió al valiente Enlil, diciendo: «¿Quién, salvo Enki, podía idear algo así? Sólo Enki, él es el responsable de esta maquinación».
Enki habló al valiente Enlil, diciendo: «Tú, el más sabio de los dioses, tú, héroe, ¿cómo pudiste, sin respeto alguno, causar el diluvio? ¡Castiga al pecador por sus pecados, castiga al ofensor por su ofensa! ¡Sin embargo, sé benévolo con los benévolos para que la humanidad no sea cercenada! ¡Sé paciente para que no muera! En lugar de traer tú el diluvio, ¡ojalá un león hubiera surgido para disminuir la humanidad! En lugar de traer tú el diluvio, ¡ojalá un lobo hubiera surgido para disminuir la humanidad! En lugar de traer tú el diluvio, ¡ojalá una hambruna hubiera surgido para menguar la humanidad! En lugar de traer tú el diluvio, ¡ojalá una pestilencia hubiera surgido para herir a la humanidad! No fui yo quien reveló el secreto de los grandes dioses. Yo sólo hice que Utnapishtim viese un sueño, y percibió el secreto de los dioses. ¡Reflexiona ahora en lo que le atañe!».
Relato terminado.
La continuación al texto anterior se encuentra en la Tablilla de Atrahasis, en donde la discusión entre Enki y Enlil prosigue y se intensifica, llegando a quebrarse todo vínculo entre ambos hermanos. Enlil acusa a Enki de ser un traidor por haber desobedecido su decisión de destruir al hombre, y Enki, admitiendo su acto de rebeldía, asume que lo hizo para rescatar a la inocente humanidad.
Este acontecimiento, y absolutamente todo lo narrado en el Génesis de la Biblia, es un copia de estos escritos mesopotámicos que son al menos dos milenios más antiguos que cualquier texto hebreo, desde el Noé original llamado Utnapishtim, pasando por la decisión de enviar un diluvio, la construcción de un arca, los animales que debían entrar, el transcurso del diluvio, el envío de aves a explorar tierra firme, hasta el estancamiento en la cima de un monte para finalmente hacer un sacrificio en honor a los dioses. Todo eso y más lo expliqué en mi publicación ya nombrada:
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