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jueves, 14 de enero de 2021

El engaño cristiano de la Navidad; una farsa perpetuada por la Iglesia

La noche del 24 de diciembre, es probablemente una de las fechas más importantes para el calendario de la comunidad cristiana, y lo ha sido así desde hace siglos, ya que según narra la tradición; en esta fecha se conmemora y celebra el nacimiento de Jesucristo en Belén, tras una serie de incidentes milagrosos que lo anunciaban como el nuevo mesías enviado por Yahvé, su padre. Sin embargo, y una vez más: este acontecimiento cristiano es un total engaño que no tiene ni el más mínimo sustento empírico y tangible. El mito sobre Jesús, su nacimiento, vida, obra y milagros son uno de los más grandes engaños jamás elaborados en la historia de la humanidad, cuyo único propósito fue servir con fines geopolíticos a la iglesia y los imperios, como lo he demostrado en otras investigaciones tales como:



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Si hay algo cierto en esto, es que mucho antes del cristianismo, la noche del 24 de diciembre ya era sagrada para muchas culturas alrededor del mundo, puesto que marcaba astronómicamente el solsticio del invierno en la bóveda celeste, que en términos mistéricos se traducía como la muerte y posterior resurrección del Sol; el astro que sostenía la vida en el universo. Incluso, algunas culturas establecieron el nacimiento de sus respectivos Dioses en esta fecha, como es el caso de Mitra (Dios persa) o Sol Invictus (Dios romano), también tenemos festivales religiosos que conmemoran esta fecha como las Saturnales y las Brumalias (Roma), el Yule (Germánico), Dong Zhi (Chino), Yaldā (Irán), Koliada (Eslavo) y muchas más; todas destinadas a celebrar el solsticio del 24 - 25 de diciembre. Al otro lado del hemisferio, los pueblos nativos de América también conmemoraban esta fecha, solo que para ellos caía un 24 de junio, como es el caso del Inti Raymi (Inca), que celebra al Dios Sol; Inti.




Para desenmascarar este engaño cristiano, debemos ir punto por punto.

  • Etimología de la palabra "Navidad": "Nativitas", el nacimiento de Helios / Mitra


"Navidad" proviene etimológicamente de la palabra "Nativitas", que significa "nacimiento" en latín. Por ende, Nativitas fue también el nombre escogido para bautizar a una importante festividad religiosa que se llevaba a cabo en Roma, mucho antes de la era cristiana; el nacimiendo del Dios "Sol", también llamado "Helios" por los griegos. Este Dios resurgía de los cielos cada noche del 24 de diciembre, trayendo luz, prosperidad y abundancia.

Paralelamente, esta misma celebración se llevaba a cabo en los territorios persas, ya que aquí se conmemoraba el nacimiento y la victoria del Dios Mitra, quien vencía a la oscuridad y a las tinieblas cada noche del 24 de diciembre, trayendo de vuelta la luz y las cosechas. 

De hecho, estos Dioses y festivales fueron tan importantes para sus respectivos pueblos, que llegó un punto en que romanos y persas no hacían distinción alguna entre Sol o Mitra, adorándose a ambos por igual, como si fuesen uno solo y el mismo. Tanto Roma como Persia celebraban la "Nativitas".



  • ¿Por qué estas celebraciones se llevaban a cabo precisamente un 24 - 25 de diciembre? 


Resulta que del solsticio de verano al solsticio de invierno; los días se van acortando y son cada vez más fríos, intensificándose a medida que se acerca el invierno. A lo largo de estas fechas, el sol parece moverse hacia el sur, haciéndose cada vez más pequeño y lejano, como si estuviese desapareciendo. Lógicamente, la falta de luz solar y las condiciones climáticas adversas, repercutían negativamente en las cosechas y cultivos. En la antigüedad, el acortamiento de los días y la ausencia de luminosidad, que comenzaban con el solsticio de invierno, simbolizaban un proceso de muerte, ya que el sol era simbólicamente vencido: moría con el invierno. Para el 22 de diciembre, la muerte del sol ya era total, ya que después de haberse movido continuamente por 6 meses, se estaciona en el lugar más bajo y lejano del cielo, dando la impresión de que desaparece. Aquí ocurre un fenómeno curioso: el sol deja de moverse hacia el sur por un período de 3 días. Durante estos 3 días de pausa, el sol está cercano a la constelación menor de "Crux" o "Cruz del Sur". Y después de esta pausa, el sol renace el 25 de diciembre, moviéndose 1 grado hacia el norte, anunciando días más largos y calientes, lo cual beneficiaría a los cultivos y cosechas.

Dicho de otro modo, el sol muere en la constelación de la cruz por 3 días hasta la noche del 24 de diciembre, fecha en la que renace; venciendo a la oscuridad y trayendo abundancia; su resurrección. Eso también explica el porqué los cristianos inventaron el mito de que Jesús murió en una cruz para luego resucitar a los 3 días, ya que básicamente Jesús es un dios solar, y su vida es una alegoría que hace referencia a la muerte y el renacimiento del sol durante el solsticio de invierno.

      

Para los persas, el Dios benefactor que resucitaba de entre los muertos para traer prosperidad a la Tierra, fue Mitra, para los romanos fue Sol (a este último también se le entregó el epíteto "Invictus", lo cual destacaba su grandeza), para los germánicos fue Freyr, para los aztecas fue Huitzilopochtli, para los incas fue Inti Raymi, y así sucesivamente.    

En el Imperio Romano, la celebración pasó a llamarse "Dies Natalis Solis Invicti", que significa; "Cumpleaños del Sol invicto", transformándose en uno de los eventos religiosos más importantes del Imperio. De igual modo, Sol se convirtió en el Dios nacional de Roma. 


  • Nace el mito de Jesús: Constantino y el Concilio de Nicea


Esto se mantuvo inalterable hasta la llegada del emperador Constantino (año 326), quien, tras haberse convertido al cristianismo; inició una serie de persecuciones en contra de otras religiones y cultos, incluyendo la censura y abolición de los propios Dioses romanos, entre ellos; Sol. Por estas razones, se considera a Constantino como el padre de la iglesia cristiana, puesto que fue quien refundó el cristianismo bajo una religión de Estado adaptada a las necesidades del Imperio a través de una iglesia institucionalizada. Esto también nos ofrece pruebas contundentes de que la decisión de transformar a Roma en una nación cristiana se debió a intereses geopolíticos, tal como mencioné párrafos atrás. 

Sin embargo, gran parte de la población romana (tanto civil como política y militar), todavía seguía adorando a Mitra y al Sol Invictus en tiempos de Constantino, pese a la prohibición latente. 



Incluso, el mismo emperador Constantino fue mitraico a lo largo de toda su vida, excepto cuando se convirtió al cristianismo a los 40 años de edad. Por ejemplo, la moneda romana que circuló durante el mandato de Constantino, por un lado, mostraba el rostro del emperador, y al reverso, al Dios Sol coronado:



Como incentivo para deshacerse de las antiguas religiones, las cuales, lógicamente le traían problemas a su nuevo sistema de gobernación, Constantino dio un gran poder económico a los cristianos: les concedió numerosos privilegios y exenciones fiscales, e hizo importantes donaciones a la Iglesia procedentes de las propiedades confiscadas a sus enemigos políticos, en su mayoría adherentes a otras religiones. Asimismo, apoyó la reconversión de muchos templos paganos en iglesias, y dio preferencia a los cristianos en los puestos preeminentes de la administración del Estado. 

Fue en este período de tiempo en que la palabra "pagano" comenzó a usarse de forma peyorativa y discriminadora en contra de quienes no aceptasen el cristianismo como religión. "Pagano" viene del latín "pagus", que simplemente significa "rural", "aldeano" o "campesino". En efecto, los pagus o paganos eran aquellas personas que vivían en el campo y en comunidades rurales, alejados de la vida urbana y de las grandes urbes. Al igual como ocurre con la gente de campo de nuestros días, los paganos se aferraban fuertemente a sus tradiciones, raíces y creencias, y por ende; fueron los primeros en rechazar la cristianización de Constantino, ya que seguirían adorando a los Dioses de sus antepasados, como Sol, Júpiter, Saturno y en general el panteón Heleno. Debido a la negativa de la comunidad rural, y paralelamente, la aceptación de la cristianidad por parte de la comunidad urbana, el término "pagano" comenzó a utilizarse de forma despectiva, para así distinguir entre adoradores de, según cristianos: "el dios verdadero" y "dioses falsos". Antes de la llegada del cristianismo, ser pagus o pagano jamás significó algo negativo, ya que simplemente significa "campesino" en latín. Pero a partir de este minuto, tomó las connotaciones que todos conocemos.

No queriendo que las preguntas sobre la naturaleza "divina" de Jesucristo sembraran discordia y dudas entre la población; Constantino convocó a los funcionarios de la iglesia al Concilio de Nicea en el año 325; evento en donde sus escribas compusieron y editaron gran parte del Nuevo Testamento, además de censurar y eliminar aquellos textos que no se apegaban a los objetivos de la iglesia (los llamados textos "gnósticos" y "apócrifos"), y básicamente, afirmar que Jesús era un ser divino. De hecho, podríamos decir que en este concilio nace el Nuevo Testamento y Jesús.



  • Y así nace la Navidad

Fue así como Constantino estableció en el calendario romano, que el nacimiento de Jesús aconteció la noche de un 24 de diciembre, tal como también pregonaron algunos cristianos anteriores a él, como Sextus Julius Africanus, quien ya lo había establecido en el año 221.

La elección de esta fecha se debió a la intención de los cristianos en querer eliminar o suplantar a las festividades "paganas", como las de Mitra y Sol Invictus; importantes Dioses que nacían la noche de un 24 de diciembre, y que eran adorados por casi toda la comunidad romana y persa. Sin embargo, en la Navidad cristiana, Jesucristo sería el nuevo protagonista y salvador de la historia, y no los antiguos "dioses paganos" que debían ser abolidos.

Esta es una clara evidencia de que la iglesia cristiana se apropió de las creencias y celebraciones de otras culturas, algo que en atropología moderna se conoce bajo el término de "sincretismo", que es cuando una religión, doctrina, costumbre o creencia, es tomada, plagiada y modificada por otra cultura, para así poder apropiársela culturalmente con motivos políticos, sociales y religiosos, tal como también hicieron los judíos al momento de escribir el Antiguo Testamento, ya que básicamente, todas las historias y creencias judaicas nacen a partir de la religión mesopotámica, tal como detallo exhaustivamente aquí: 



La primera navidad cristiana, se celebró la noche de un 24 de diciembre del año 336, en Roma. Y no solo tomó el trasfondo y las costumbres de los festivales en honor a Mitra y Sol (Dies Natalis Solis Invicti), sino que también de las fiestas Saturnales, las cuales se celebraban en honor al Dios Saturno/Cronos entre el 17 al 24 de diciembre, siendo una especie de víspera para celebrar el nacimiento del Sol. Dentro de todas las prácticas que se efectuaban en las Saturnales; también se incluía el intercambio de regalos entre amigos, familia y desconocidos, el adorno de casas y árboles, generosidad con el prójimo, grandes banquetes públicos, mercados y ferias, e incluso una inversión de los roles sociales, ya que los ricos pagaban el alquiler del mes para aquellos que no podían permitírselo, y los esclavos eran atendidos por sus propios dueños. 


Saturnalia se originó como un festival de agricultores para marcar el final de la temporada de siembra de otoño en honor a Saturno, también llamado Cronos por los griegos. Numerosos sitios arqueológicos de la provincia costera romana de Constantina, ahora en Argelia, demuestran que el culto a Saturno sobrevivió hasta el siglo III, principalmente, gracias a la acción de los paganos, es decir; de comunidades rurales que se resistieron a la cristianización. 


Con la caída del Imperio Romano, el inicio de la Edad Media, la abolición y persecución de cultos paganos y una Iglesia Católica que controlaba cada aspecto político y social de la nación; la Navidad terminó transformándose en la principal celebración cristiana, la cual comenzaba la noche del 23 de diciembre y terminaba el 6 de enero, mucho más extensa que en la actualidad. 

A medida que el imperio cristiano invadía nuevos territorios, la navidad, en consecuencia, iba absorbiendo las costumbres y tradiciones locales, puesto que muchos pueblos celebraban festivales durante el solsticio de invierno, como es el caso del Yule, celebrado por los pueblos nórdicos y anglosajones entre el 24 de diciembre hasta principios de enero. El Yule festejaba la victoria de Freyr, Dios Solar, y también conmemoraba a Dioses como Thor y Odín. Durante este festival, se efectuaban grandes banquetes públicos y toda clase de celebraciones, de forma similar a las Saturnalias. Los niños iban de casa en casa con regalos en forma de claveles y manzanas, los cuales se transportaban en cestas hechas de ramas de árboles de hoja perenne y tallos de trigo, espolvoreados con harina. Las manzanas representaban el sol, las ramas simbolizaban la inmortalidad, los tallos de trigo representaban la cosecha y la harina significaba prosperidad. Los germánicos adornaban sus hogares (tanto exterior como interiormente) con acebo, muérdago y hiedra, con la intención de que los espíritus de la naturaleza participasen en la celebración. Generalmente, la rama de acebo se mantenía en la puerta durante todo el año, como una invitación constante a que la prosperidad visitase a los habitantes del hogar. Aveces se llevaban árboles vivos al interior de las casas para que los espíritus de la madera tuvieran un lugar donde mantenerse calientes en los fríos meses de invierno, y junto con ello, también se colgaban alimentos y golosinas en las ramas para que los espíritus comieran. Cabe decir que los árboles generalmente eran sagrados para las culturas germánicas, quienes respetaban devotamente a la naturaleza, e incluso adoraban a sus Dioses por medio de árboles, siendo el roble un gran ejemplo. 


Muchas cosmologías mistéricas del pueblo nórdico se representaban por medio de árboles, como el Yggdrasil: 


Por todo esto, los árboles eran venerados y adornados durante el Yule, y las ramas y hojas de los mismos se colocaban en los hogares y vecindarios. De igual modo, se tenía la costumbre de colgar cabras de madera en los árboles, símbolo de fertilidad.

Los druidas celtas, de igual modo, creían que el muérdago tenía poderes místicos, y cortaban la planta en medio de una gran ceremonia en el momento del solsticio de invierno, colgando racimos en sus casas para protegerse de los espíritus malignos. Los druidas predicaban en los bosques de robles y los consideraban sagrados. Los robles jóvenes de hoja caduca mantienen sus hojas durante el invierno, lo que les servía como señal divina. Plinio el Viejo, escribiendo en el siglo I, describe una ceremonia religiosa en la Galia en la que druidas vestidos de blanco treparon a un roble sagrado, cortaron el muérdago que crecía en él, sacrificaron dos toros blancos y usaron el muérdago para curar la infertilidad. 


Si te has preguntado la razón por la cual en Navidad se utilizan decorativos como acebo, muérdago y hiedra, y se utilizan los famosos árboles de navidad, es por esto; los cristianos terminaron sincretizando y usurpando las costumbres germánicas del Yule y las tradiciones celtas. 

El uso del sincretismo por parte de la iglesia medieval, fue una de las principales herramientas que se utilizó para expandir el cristianismo. Por ejemplo, en territorio celta y británico, la iglesia católica inventó el mito de "Santa Brígida de Kildare" y la "Fiesta de Santa Brígida" (1 de febrero) para abolir el extendido culto "pagano" de la Diosa Brigid, cuyo principal festival; el Imbolc, era celebrado cada 1 de febrero. De esta forma, los misioneros y los monjes esperaban cristianizar a los celtas. Otro ejemplo famoso es lo acontecido con el Samhain, una importante y muy extendida festividad de la religión celta, que se llevaba a cabo cada noche del 31 de octubre. Con la cristianización de Europa, la iglesia catalogó esta fiesta como "pagana" y satánica", pero, debido a la gran popularidad que tenía, decidieron cristianizarla y tomarla para sí mismos; incorporándole elementos cristianos y toda clase de sincretismos religiosos para transformarla finalmente en el actual "Halloween". Y ejemplos como este hay cientos y cientos.

  • ¿"Navidad" en tiempos ancestrales? La victoria de Marduk sobre Tiamat en la Antigua Mesopotamia, el registro más antiguo.  

La tradición de celebrar festivales y de enaltecer a los Dioses durante el solsticio de invierno, se remonta, desde luego, a los tiempos más remotos de la antigüedad, mucho antes de romanos y persas. En Mesopotamia, hace 4.500 años, los sumerios  y babilonios celebraban el "Akitil", que significa "Fuerza que revive al Mundo", también llamado "Zagmuk", que significa "comienzo del año". Esta festividad conmemoraba al Señor y Patrón Nacional de Mesopotamia; Marduk, quien combatía a las fuerzas del caos y oscuridad (Tiamat) durante las últimas semanas de diciembre (abarcando el solsticio), para luego celebrarse su victoria a lo largo de 12 días, coincidiendo también con el año nuevo, de ahí su nombre. En efecto, al igual que Sol y Mitra, Marduk combatía a las fuerzas del mal en una intensa lucha durante los días 21, 22, y 23, y para la víspera del 24, el Dios se alzaba con la victoria, trayendo prosperidad y luz, e iniciándose así las celebraciones posteriores de año nuevo.


Sumeria fue la Gran Madre de la civilización occidental y su cultura infundió todo lo que vino después. El festival Zagmuk se extendió a todas partes del Cercano Oriente, y aunque cambió a medida que se extendió, su influencia se puede ver claramente. 

El festival fue extremadamente popular y sobrevivió a una conquista tras otra durante milenios; los casitas, elamitas, asirios, caldeos, persas y seléucidas lo adoptaron por turno. En la época clásica tardía, muchos de sus elementos (incluida la inversión social y el canto en las calles) habían entrado en la Kronia griega, descendiente de Lenaea y antepasado de las Saturnalias romanas. 

  • Conclusión

Los antiguos pueblos siempre se encargaron de analizar el universo que los rodeaba de una forma mistérica y espiritual, es por ello que todo conocimiento antiguo se protegía bajo complejas y profundas metáforas y alegorías, las cuales, debían ser decodificadas para recién ser entendidas. La mayoría de las religiones del mundo nacieron a partir de esta primicia, como la mesopotámica, la griega, la egipcia, la hindú, la celta, la romana, la azteca, y muchas más, y es por ello que todas tienen tantos elementos en común, puesto que todas transmitían los mismos mensajes esotéricos. A excepción, claramente, de las religiones abrahámicas (judaísmo, cristianismo, islam), las cuales, además de ser exotéricas (sin contenido espiritual, sino que literal), se caracterizaron por imponer sus creencias a la fuerza, por iniciar persecuciones religiosas, y por afirmar que sus seres divinos eran los únicos reales y verdaderos, y que por lo tanto, las demás religiones eran blasfemas y paganas. A medida que los Gobiernos y Estados se adherían al cristianismo como herramienta de control geopolítico; las costumbres ancestrales fueron abolidas, mientras que las cristianas absorbían, al mismo tiempo, lo que la misma iglesia buscaba eliminar. Es por ello que la navidad cristiana es una abominación que le falta el respeto a todas las culturas ancestrales que celebraban a sus respectivos Dioses la noche de un 24 de diciembre, y una deshonra a nosotros mismos por darles la espalda. Estos pueblos transmitían un mensaje esotérico; la muerte y resurrección del sol, y la lucha que acontecía entre la luz y la oscuridad, estando el ser humano, atónito y expectante, en medio de ambos bandos, esperando que su futuro sea determinado. Usted podría decirme: ¿por qué atacas la Navidad cristiana pero defiendes la Saturnalia romana o el Yule germánico? ¿Por qué atacas a Jesús pero defiendes a Mitra o a Helios? La respuesta es sencilla; las religiones no abrahámicas saben que sus dioses son encarnaciones o polarizaciones energéticas del cosmos, y que cada una tiene un rol fundamental que repercute en nuestro día a día, algo que se explica muy bien en el hinduismo, que por suerte, pudo desarrollarse lejos de las garras abrahámicas. Es por ello que los antiguos panteones tenían tantos Dioses, ya que cada uno de ellos tenía una función esotérica predeterminada para con nuestro plano dimensional. Por eso todos adoraban al Sol como una entidad viviente, por eso todos celebraban la noche de un 24 de diciembre; ya que en esta fecha las fuerzas cósmicas se enfrentaban mutuamente, el Sol moría, pero resucitaba, y ganaba la batalla. No importa si este Dios era Mitra, Sol, Helios, Inti, Freyr, Huitzilopochtli, Viracocha, Suria, Shamash, Belenus, etc., todos polarizaban aquella energía universal que trae vida y luz. En cambio, la historia cristiana de Navidad llegó para imponer que el nacimiento de Jesús fue un hecho real, y que por ende, estamos todos obligados a servirle y adorarle. El cristianismo nunca supo la delicada línea que hay entre una religión esotérica y una exotérica. La primera, nos abre las puertas de la espiritualidad y el acceso a planos superiores, la segunda, busca que nos atemos ciegamente a dogmas y doctrinas, sin nunca cuestionarnos las cosas. 

Jesús no nació un 24 de diciembre. Jesús no caminó jamás en esta Tierra. Jesús no es un ser divino que ejecutó milagros y proezas. Jesús es, simplemente, un mito, y la Navidad es toda una parafernalia que diseñó la iglesia cristiana para abolir a otras religiones y controlar frenéticamente a sus seguidores, convirtiéndose a la fecha, en el mayor negocio consumista del mundo.



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