La gran nación egipcia es una de las civilizaciones más enigmáticas de nuestra historia, albergando decenas de estructuras y artefactos completamente desconcertantes que siempre han estado envueltos en misterios e inquietudes. Sus textos sagrados reflejan acontecimientos de todo tipo, por ejemplo; antiguos combates entre los dioses y la relación que éstos tenían con la humanidad, con las ciencias y con los astros, también plasmaron todos sus conocimientos religiosos, científicos, sociales y culturales, llegando a ser un escenario en donde se afirma que los dioses llegaron a habitar el mismísimo Egipto, dejando como legado el conocimiento, las ciencias y las grandes estructuras.
En esta publicación veremos el por qué las pirámides de Egipto no fueron obra de primitivos obreros de hace miles de años atrás.
Bajo el contexto astronómico, los egipcios conocían y estudiaron planetas como Mercurio, Venus, Marte, Júpiter y Saturno, conocían la precesión de los equinoccios, inventaron el calendario de 365 días que nosotros ocupamos actualmente, estudiaron la constelación de Sirio, la Osa Mayor, Draco y Orión, de hecho las mismas pirámides están alineadas en perfecta sincronía con la constelación de Orión.
También destacaron en la geometría y en las matemáticas, podían calcular el área de un círculo y el volumen de un cilindro, trabajaron con números fraccionarios, ecuaciones algebraicas, multiplicación, división, suma y resta, también conocieron el número Pi (π), que incluso está relacionado con las pirámides, ya que si sumamos el perímetro de la base de la Gran Pirámide (la suma de los cuatro lados) y lo dividimos por dos veces la altura, obtenemos un 3,14 final, esto no es coincidencia, tampoco es coincidencia que las pirámides de Guiza estén ubicadas en las coordenadas “29.9792458”, mismos, pero exactamente los mismos números de la velocidad de la luz, que es de 299,792,458 metros por segundo.
Evidentemente, estas estructuras no son de origen humano, sus dimensiones, peso y forma no pueden ser sencillamente atribuidas a la fuerza bruta empleada por cientos de obreros primitivos hace más de 2.600 años a.C, como lo afirma la ciencia convencional. Quiero dejar en claro que mi intención no es quitarle inteligencia ni desprestigiar la astucia humana, simplemente, el contexto de éstas y otras complejas estructuras corroboran en que sencillamente no fueron hechas con la primitiva y arcaica tecnología del hombre en aquel entonces, ya que sencillamente es un acto meramente imposible de realizar.
Fueron los dioses mencionados por las culturas antiguas los que descendieron y facilitaron tecnología para erguir todas estas magníficas estructuras de piedra como legado. En Bolivia por ejemplo encontramos las ruinas de Puma Punku, Tiahuanaco y Sacsayhuamán: antiguas ciudades hechas con bloques gigantescos de piedra que fueron cortados, moldeados y ensamblados unos con otros de manera perfecta, y eso que pueden llegar a pesar fácilmente 200 toneladas. Muchos bloques circundantes presentan finos cortes geométricos que ni siquiera nuestra actual tecnología puede replicar, a menos que se utilicen artefactos láser de último modelo y sierras mecanizadas con punta de diamante. En el Líbano se repite este mismo patrón, con la llamada Plataforma de Baalbek, la cual posee los bloques de piedra más descomunales del planeta, algunos llegando a pesar casi 800 toneladas. Estos descomunales bloques se encuentran unos encima de otros a casi 6 metros de altura.
¿Qué clase de supuesta tecnología arcaica y primitiva de hace miles de años pudo cortar y levantar como si nada todos estos gigantescos bloques de piedra y ensamblarlos uno encima de otro?
De hecho, para la maquinaria moderna es completamente complejo y casi imposible poder transportar y moldear bloques de piedra de grandes tamaños. Incluso camiones y gruas ceden ante el peso estratosférico de estos bloques... ¿Cómo nuestros ancestros pudieron trasladar estas rocas y construir las pirámides?
La Gran Pirámide de Guiza mide 146 metros de altura con una longitud de 230 metros por lado, está compuesta por 2.300.000 bloques de piedra cuyos pesos varían entre los 1,5 a 60 toneladas. En total, la gran Pirámide osta un descomunal peso de 6.000.000 de toneladas, es decir: 6 mil millones de kilos.
Ya los datos básicos de las pirámides nos van indicando que no pudieron ser construidas por medio de palos, cuerdas y fuerza bruta como lo asegura la ciencia convencional. Muchos escépticos siempre atacan a quienes le atribuimos la construcción de las pirámides a seres extraterrestres, pero ¿Cómo se explicaría que los egipcios levantasen bloques de más de hasta 60 toneladas a 146 metros de altura?
La teoría en la que la ciencia convencional se basa para explicar esta construcción es tremendamente absurda e irrefutable, y digo “teoría”, porque no está ni cerca de ser algo oficial y verídico, simplemente es la mera suposición convencional que la ciencia tiene para explicar la construcción y origen de estas magníficas y gigantescas estructuras, ya que en realidad ni siquiera ellos mismos saben cómo fueron construidas.
Recordemos también que no son simples pirámides, por dentro albergan múltiples túneles y sistemas subterráneos, junto con cámaras secretas y pasadizos perfectamente elaborados con paredes lisas que no presentan el más mínimo margen de error. Según la teoría oficial, la construcción de la Gran Pirámide tomó entre 10 a 20 años, con una disposición al día de aproximadamente 3.000 obreros, (30.000 en total durante todo el periodo) los cuales trabajaban diariamente 10 horas seguidas, a un ritmo constante de levantar y posicionar 180 bloques de piedra por hora, esto equivaldría por lo menos a 3 bloques cada 2 minutos, es decir; 1 bloque cada 40 segundos.
Ahora bien, ¿Cómo los egipcios lograban mover y levantar los bloques de piedra cuyo peso varía entre 1,5 a 60 toneladas en 40 segundos hasta la altura de 146 metros? Resulta simplemente imposible y descabellado, esto si a su vez tomamos en consideración que los egipcios del neolítico no eran muy avanzados como solemos creer, no conocían la rueda ni la polea, que recién fueron introducidos a Egipto en el año 1.600 a.C. También carecían de herramientas de hierro, por lo que es casi imposible siquiera pensar en que elaboraron las pirámides y los túneles a base de primitivos y arcaicos cinceles y palos, ni mucho menos es probable llegar a imaginar en 3.000 hombres tirando a la vez los enormes bloques de piedra para erguirla hasta los 146 metros de altura. Y así van variando las teorías sobre su construcción libro tras libro, enciclopedia tras enciclopedia, documental tras documental, la comunidad científica no logra ponerse de acuerdo sobre su construcción, por eso es que siempre en una misma investigación o artículo hay 3 o 4 suposiciones diferentes sobre su construcción, ya que hasta el día de hoy, sigue siendo un enigma.
Las pirámides en sí ya son un Oopart, una construcción avanzada fuera de tiempo y de lugar que no es atribuible a los arcaicos egipcios del 2.600 a.C. que ni siquiera descubrían la rueda ni las poleas.
Incluso son más grandes que los actuales edificios de El Cairo:
Las pirámides de Guiza, o también mal llamadas de “Keops” son eventualmente una de las tantas obras planetarias completamente imposibles de hacer con la tecnología primitiva del hombre hace casi 3.000 años a.C. Incluso, esta fecha no es del todo coherente, y es probable el hecho de que sean mucho más antiguas, ya que en Egipto no hay ningún papiro o jeroglífico que explique quién y cómo se construyeron, y suelen atribuirse al reinado de Keops ya que simplemente su nombre se ve tallado en estas pirámides. Pero si queremos ser realmente objetivos y analíticos, la presencia de los nombres: “Jufu” y “Jnum Jufu” (nombres de Keops en egipcio) encontrados dentro de la gran pirámide y también en algunas de las piedras halladas en el exterior no prueban que fue el faraón Keops quien la construyó, ya que el nombre de Keops se ha encontrado en docenas de tumbas y monumentos de Egipto, algunos de ellos construidos muchos años después de la cuarta dinastía. William Fix comenta: “El nombre de Keops se había convertido en un poderoso talismán, y es por eso que era puesto en los monumentos como un símbolo de santidad y protección. En otras palabras, fue utilizado en el antiguo Egipto de la misma manera como los cristianos han utilizado la cruz durante más de dos mil años. Y así como nosotros no asumimos que cada representación de una cruz esté asociada con el cristianismo, ni que todos los edificios en donde hay una cruz fueron ordenados a ser construidos por Jesús, tampoco se puede asumir que porque se encuentra presente el nombre de Keops dentro y fuera de la pirámide, signifique que Keops la mandó a construir”. La datación por radiocarbono no puede ser aplicada a la piedra, por lo que científicamente la edad de las pirámides no ha podido ser demostrada, sin embargo, se han analizado fragmentos de material orgánico, como madera y carbón vegetal que a veces se encuentran incrustados entre los bloques de piedra y en sus alrededores, arrojando efectivamente que las pirámides fueron hechas hace 3.000 años a.C. Para dar una analogía, imaginen que viajamos dos mil años hacia el futuro y que los arqueólogos de ese entonces estén examinando el Coliseo de Roma. Ellos van a encontrar vestigios de madera cuyo análisis de radiocarbono arrojará que esos trozos son del siglo XX, pero resulta que esa madera es la que utilizaron los albañiles de ese siglo para restaurar partes del Coliseo que estaban muy dañadas, o que simplemente se trate de basurillas que se han colado en el Coliseo. Y también van a encontrar que en uno de los muros está inscrita la frase “Jesús es nuestro salvador”, por lo que los arqueólogos del futuro van a deducir que el Coliseo de Roma fue mandado construir por Jesús en el siglo XX… Este ejemplo muestra a qué punto las “pruebas” que utilizan los egiptólogos son poco fiables. Es por esto que se deduce que las pirámides son incluso miles de años más antiguas de lo que se cree. Además, la posición de las tres pirámides de Guiza y las tres estrellas del cinturón de Orión hubiesen estado alineadas en total plenitud hace unos 10.500 años, cuando la constelación alcanzó su punto más bajo sobre la Tierra como parte de su ascenso y descenso periódico resultante de la precesión de los equinoccios.
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