Escrito a mediados del siglo I; El Evangelio Apócrifo de María Magdalena estuvo desaparecido durante casi 2.000 años, hasta que finalmente fue descubierto a fines del siglo XIX en Akhmim, Alto Egipto, junto con otras obras gnósticas tales como; el "Evangelio Apócrifo de Juan", "La Sofía de Jesucristo" y un resumen de la "Ley de Pedro". El documento fue comprado en El Cairo por un erudito alemán, el Dr. Carl Reinhardt en 1896, y luego trasladado a Berlín.
El Evangelio de María Magdalena se encuentra escrito en dialecto copto, y posteriormente se encontraron dos versiones más pero en griego. Su contenido resulta ser muy revelador e interesante, sobretodo si ya comprendemos la cosmovisión de la tradición gnóstica; ya que en este texto, Jesús nuevamente dice que el camino a la salvación se encuentra dentro de nosotros mismos, y que debemos evolucionar internamente para alcanzar el conocimiento divino que nos llevará a la vida eterna, por ende, enseña que no existe el pecado y que los hombres podrán desprenderse de la oscuridad e ignorancia solo cuando aprendan a no aferrarse al mundo material. En el texto también se exhibe la ignorancia de sus 12 discípulos y el favoritismo de Jesús por María Magdalena, a quien le reveló estas palabras.