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lunes, 27 de abril de 2020

Pintura Gnóstica-Masónica en Iglesia Alemana


La pintura que podemos observar en pantalla tiene un sinnúmero de secretos y complejos mensajes ocultos, los cuales están estructurados con suma y rigurosa precisión, haciendo que pasen inadvertidos para la mayoría de las personas. A simple vista parece tratarse de un típico cuadro cristiano, con Jesús al centro de la imagen rodeado de otras figuras bíblicas, pero la verdad es muy diferente y mucho más profunda, ya que todos y cada uno de los elementos del cuadro se encuentran basados nétamente en enseñanzas y simbologías gnósticas y masónicas, así como también alquímicas, astrológicas y cabalísticas.

El gnosticismo y la masonería son corrientes espirituales y filosóficas súmamente antiguas, las cuales se remontan a los tiempos de Babilonia, Egipto y Grecia. Una particularidad muy destacable de estas corrientes era el carácter hermético que las envolvía; toda clase de conocimientos y enseñanzas se resguardaban bajo complejas alegorías, metáforas y simbología sagrada, además de otros métodos que solo los iniciados podrían entender, y no así las personas ajenas a estos movimientos, tal como también ocurría con la  alquimia. Dado que estas corrientes se desarrollaron en paralelismo con la iglesia católica; muchas de sus enseñanzas debieron camuflarse bajo el cristianismo, de este modo evitaban ser perseguidos y asesinados por predicar una doctrina distinta, como solía ocurrir con casi todos los pensadores libres de la Edad Media, además, esto también sirvió para que sus enseñanzas pasasen completamente desapercibidas para los cristianos y líderes religiosos, lo cual permitía que sus conocimientos pudiesen impartirse, tal como hicieron los gnósticos griegos y coptos al escribir los evangelios apócrifos, de los cuales ya he hablado en reiteradas ocasiones. Por ende, estas corrientes tuvieron que adaptarse al cristianismo para poder explicar sus propias cosmologías sin tener que despertar la curiosidad de la iglesia.

Luego de explicar lo anterior, les quiero dejar el desciframiento de esta pintura, la cual se encuentra repleta de simbolismo, alegorías y otras referencias casi imposibles de percebir a simple vista. La pintura en sí aparenta ser cristiana, razón por la cual reposa dentro de una iglesia católica desde hace siglos, pero la verdad es que su mensaje es completamente diferente y mucho más profundo. 


La demostración de una estructura universal y subconsciente en todo arte complejo, desde aquellos que provienen de la Edad de Hielo hasta el arte contemporáneo; desafían el paradigma consciente de todas las ciencias humanas, y esta pintura es una de ellas, la cual fue diseñada como un manifiesto visual de la masonería y del gnosticismo que se estudiaba durante la Edad Media como complemento y antítesis al cristianismo.


La pintura se encuentra en Alemania, específicamente en una pequeña región localizada al sur del país llamada "Bad Teinach-Zavelstein", dentro de una antigua iglesia del mismo nombre que data de los años 1400. La pintura se encuentra dentro de un tríptico de madera que mide 6 metros de longitud y 3 metros de ancho, y fue hecha entre los años 1659 y 1663 por el pintor alemán Johann Friedrich Gruber, a petición de la princesa Antonia de Württemberg, una ocultista y cabalista que pertenecía a la familia de Federico I, duque de Württemberg, alquimista y ocultista, quien en 1603 fue iniciado en la Orden de la Liga por James I. 

Poco y nada se sabe de este pintor, y es probable que todos los mensajes esotéricos que se ocultan en la pintura, los cuales realmente abundan; hayan sido instruídos por la misma princesa de Württemberg, cuyo corazón, a petición suya antes de morir; descansa detrás de la pintura desde 1679.

A simple vista podemos notar la corona masónica en la cúspide del monasterio, que contiene la escuadra y el compás, abajo, una pirámide egipcia con el ojo que todo lo ve, en la parte inferior se observan los pilares Boaz y Jaquin, que dan sostén a la estructura, y un piso cuadriculado justo por detrás. Todo esto es simbología masónica, y sirve como "firma" de quienes fueron los verdaderos diseñadores o inspiradores de la obra. 

Antes de empezar debo recalcar nuevamente que este tipo de corrientes filosóficas y espirituales sincretizaron o camuflaron sus conocimientos bajo cosmología cristiana, de este modo no levantaban sospechas ni serían acusados de herejía o de alguna práctica similar. Si bien en el centro de la pintura vemos a Jesús junto con otros personajes bíblicos, en el fondo, se nos está entregando un mensaje que tiene que ver con la trascendencia del alma luego de la muerte y su búsqueda de la divinidad, un pensamiento gnóstico platonista, adornado con simbología masónica, alquímica, astrológica etc.

Por ello es admirable este cuadro, ya que entrega un mensaje súmamente complejo a través de únicamente dibujos y simbología. Nada fue dejado al azar, todo está completamente relacionado entre sí e incluso son decenas las cosas que a simple vista pasan totalmente desapercibidas, ya que la obra está repleta de imágenes alquímicas, astrológicas, gnósticas, masónicas y cabalísticas, integradas en la capa habitual de las aspiraciones políticas y sociales de la iglesia católica.


Simbología oculta y esotérica en la pintura de Württemberg


(haré zoom en algunas áreas para mayor claridad)

El panel central de la pintura nos muestra un jardín rodeado de rosas rojas y blancas. Fuera del jardín en el fondo a la izquierda, hay un campamento militar de cuatro plazas, mientras que a la derecha vemos una ciudad laberíntica y circular. 

En el primer plano del centro, una puerta arqueada se abre hacia el jardín y se ve una figura femenina de color verde parada en el umbral, deteniéndose en su entrada para mirar las maravillas ante ella. La mujer lleva en su mano derecha un corazón en llamas, mientras que su izquierda sostiene un bastón en forma de espada. Así, ella representa el Alma del Hombre, el alma de todos los humanos; de pie en el umbral de la iluminación espiritual, con el fuego sagrado del conocimiento ardiendo dentro de su corazón. Este fuego también podría ser una referencia a la alegoría de Prometeo.


El Alma mira hacia el frente, reflejando que puede comunicarse con la Sophia-Sabiduría de su Espíritu.

En frente del alma se encuentran dos mundos, el primero; un jardín circular en donde se puede ver a Jesús rodeado de árboles, animales y otros humanos, y en el segundo, arriba, se puede apreciar un templo dorado con una cúpula que llega hasta los cielos. El alma debe atravesar primero el jardín circular antes de llegar templo, que si nos fijamos bien; se encuentra sobre siete peldaños.

EL JARDÍN CIRCULAR: El jardín está centrado en la figura del Cristo resucitado, de pie sobre una roca y sosteniendo su cruz. De su cuerpo fluye una corriente de sangre que forma un charco en el centro del círculo. A su alrededor, el jardín está segmentado en tres anillos de doce macizos de flores, cada uno con sus propias plantas particulares, y vemos también 12 figuras de pie alrededor de la circunferencia del anillo interior (que está dentro del estanque de la Sangre de Cristo). Estas doce figuras están consteladas con una serie de símbolos, como por ejemplo animales, entre ellos un león, un toro, un buey, un perro, una serpiente, entre otros. Los 12 personajes simbolizan los 12 apóstoles, pero más bien, son una representación astrológica del zodíaco, ya que el cristianismo está basado en la trancisión de las eras astrológicas, y esto era sabido por los antiguos gnósticos y masones:


Cada uno de los 12 discípulos zodiacales se encuentran parados al lado de 12 árboles, incluso algunos están aferrados al tronco de los mismos. Estos árboles son los siguientes, contando en sentido horario desde la figura a la derecha de Cristo: Laurel - Ciprés - Sauce - Higo - Cedro - Abeto - Olivo - Manzano - Granado - Almendro - Palma - Roble. 

Por lo tanto, la primera etapa del encuentro del Alma con el jardín requiere una experiencia de los doce arquetipos en todos los niveles, como los doce árboles sagrados, o las doce formas animales, etc. El Alma tiene que experimentar internamente cómo se manifiesta la energía espiritual en la parte inferior; el mundos divididos doce veces. Solo al reintegrar esta doceava parte, el Alma puede obtener una verdadera percepción de la unidad que se encuentra más allá, representada aquí por la figura de Cristo en el centro del jardín circular. 

Este es el misterio sublime de los Doce + Uno en el Centro. Una vez que el Alma haya logrado esta integración, se mantendrá en la posición del Ser Crístico. Esta posición es el punto de encarnación espiritual en el mundo natural que en la cábala hebrea se conoce como la Malkuth, y en esta pintura vemos precisamente al Árbol de la Vida de los cabalistas, que se muestra con figuras femeninas que marcan a los Sephiroth. Por ende, Jesús funciona como "puente", conectando la divinidad con el árbol cabalístico, lo cual le permitiría al alma poder ascender a un plano superior, en este caso; al templo. 

El jardín y el templo son dos reinos de experiencia que el alma debe atravesar para alcanzar la divinidad, y se representan a través del ya mencionado árbol cabalístico, que los une.


Respecto al Árbol Cabalístico puedo resumirlo de la siguiente manera: la primera tríada se encuentra constituída por Kether, Chokmah y Binah. Aunque no se pueden ver bien en el detalle de la ilustración, la cabeza de Kether está rodeada por un nimbo de siete ojos, Chokmah por siete estrellas y Binah por un nimbo de siete llamas, que proporciona una interpretación interesante de los significados habituales de estos Sephiroth. Kether en la Corona del Árbol tiene el don de ver los alcances más altos del mundo espiritual, Chokmah lleva la Sabiduría de las Estrellas, y Binah tiene el fuego de la Comprensión iluminada, que también equivale al fuego de Prometeo. A la derecha debajo de Chokmah, en el frontón del Templo, vemos la figura de Chesed, y debajo a la izquierda de Binah, se muestra Geburah, y en el centro tenemos a Tiphareth, de este modo se constituye la triada intermedia. Tiphareth se encuentra en el punto especial del árbol que refleja en su esencia lo anterior y lo inferior. A continuación, en orden secuencial, veríamos los primeros símbolos masónicos; los pilares Boaz y Jakin, que dan sostén al monasterio y a la cúpula. Al lado de los pilares encontramos a Hod, Netzach, y abajo a Yesod, conformando la última tríada del árbol. Yesod tiene gran similitud con la diosa greco-romana Afrodita-Venus. Esto se logra ver más claramente si trazo las figuras en la pintura:


Jesús, funcionando como Malkuth, permite que el alma pueda ingresar al segundo plano de existencia, representado aquí como el templo.

Una vez que el Alma recorre el jardín y llega a Malkuth, tomará el lugar de Jesús, y podrá ascender al templo. 

Por lo tanto, esta percepción une la experiencia del jardín circular del zodiaco, el mundo astral de los arquetipos, con los reinos superiores del mundo espiritual (los mundos devachanicos) representados por el templo. 

EL TEMPLO: El templo se puede abordar ascendiendo una escalera de siete peldaños, que se aprecian mejor a los costados derecho e izquierdo (a la altura de Yesod).

En los arcos laterales del templo vemos a los Cuatro Evangelistas, pero nuevamente, son simbólicos, ya que en realidad son los 4 elementos básicos de la alquimia, y eso se puede deducir puesto que cada uno de ellos está acompañado por un animal diferente; el hombre, el toro, el águila y el león.


El templo está abovedado con un santuario central inferior, fuera del cual se encuentran las dos columnas masónicas ya citadas: la columna de Boaz a la izquierda se encuentra girada 7 veces en el sentido de las agujas del reloj, y tiene varios animales tallados encima, mientras que la columna de Jachin tiene una hélice de siete vueltas en sentido contrario a las agujas del reloj, tallada con flores y frutas:


Es muy compún que los templos masónicos tengan estas columnas en su entrada, lo cual era común en los templos de Egipto y Grecia.

Entre las columnas apreciamos otro símbolo masónico, el piso cuadriculado, que tapiza el altar en donde se encuentra Aaron con su vestimenta sacerdotal, junto al cual se levanta la Cruz de la Crucifixión de Cristo y una Cruz con una serpiente crucificada (un símbolo alquímico importante que aparece por ejemplo, en los Símbolos Jeroglíficos del alquimista Nicholas Flamel, que supuestamente se basó en un libro esotérico judío). Junto a Aarón se encuentra Moisés. En el vértice del frontón sobre el santuario, vemos las figuras de Kether, Chokmah y Binah, como se describió anteriormente. 


El piso cuadriculado con un altar en el centro es muy común en las logias masónicas, siendo una de sus más antiguas tradiciones.


Arriba, en el frontón del santuario hay dos obeliscos; que eran estructuras sagradas en Egipto y en la Antigua Mesopotamia, incluso se encuentran en el Vaticano. Los obeliscos conectan simbólicamente con las columnas masónicas; uno es de fuego (izquierda) y el otro es de agua (derecha). Al lado de los obeliscos se encuentran ángeles con cara de sol; símbolos alquímicos. En  los dos pórticos exteriores vemos a los cuatro profetas principales del Antiguo Testamento; debajo a la izquierda, Jeremías y Daniel, y debajo a la derecha, Ezequiel e Isaías, cada uno con símbolos característicos. 

En el cuadro también se observan aves sagradas para la tradición alquímica, como lo detallé aquí:


Al lado de Chokmah por ejemplo notamos el ave Fenix, mientras que al lado de Binah se ve un águila. Debajo de la figura de Tiphareth podemos observar a un pelícano, quién parecía alimentar a sus crías con su propia sangre. En otros lugares se aprecia el pavo real con su gloriosa y resplandeciente cola, que representa la iridiscencia de los matraces alquímicos.

Arriba, en la parte superior de la cúpula del templo, vemos la visión de los Veinticuatro Ancianos del Apocalipsis. Aquí estamos en las regiones más altas del mundo espiritual. Varias jerarquías angelicales con instrumentos musicales resuenan las armonías de las esferas alrededor del emblema entrelazado del (A) Alfa y (O) Omega, el Principio y el Fin de todo Ser, que se coloca en un nimbo de luz de pie en la parte superior del Cúpula del templo. 

En la sección media de la cúpula se encuentran los tres arquetípicos iniciados de la tradición judía, Elías, Enoc y Moisés (nuevamente). Estos tres patriarcas representan las tres corrientes diferentes de iniciación hermética: unificados todos con el simbolismo de la montaña y la ascensión: Elías y el Monte Carmelo, Enoc y el Monte Moriah, y Moisés con el monte Sinaí. Entremedio de los tres se observa una diagrama circular que contiene una pirámide egipcia y un cuadrado, que es el símbolo de los rosacruces:
Al interior de la pirámide se encuentra el ojo que todo lo ve; haciendo referencia al ojo de Horus entregado por Thot, también llamado Chakra Ajna por los antiguos budistas e hinduistas; el órgano que nos conecta con la divinidad y los planos superiores.


Arriba de los 3 patriarcas se aprecia la última estructura del templo, la cual representa divinidad, perfección, trascendencia, este es el último estadío del alma, este es el Devachan; en donde despertamos nuestro Dios interior y alcanzamos la vida eterna. Esta parte del templo se encuentra representada con simbología masónica; podemos notar fácilmente el compás y la escuadra, que además se encuentran coronados en señal de que el único camino para alcanzar la perfección y la dividad; es el conocimiento interior (la gnosis), que es lo que enseñan también los evangelios apócrifos.



Justo abajo de la corona, en la parte central; se puede observar un pequeño sol, que de igual modo representa divinidad y perfección. Los antiguos dioses solares eran las principales deidades de cualquier panteón debido a su arquetipo universal, además es un importante símbolo alquímico y astrológico.

Toda la pintura vista en su totalidad nos presenta una imagen del camino hacia la conciencia del espíritu, a través de una experiencia de iniciación obtenida al trabajar simbólicamente con este templo y con cada una de las enseñanzas místicas. Por lo tanto, incorpora una especie de mampostería esotérica con varias facetas alquímicas, masónicas, gnósticas, astrológicas y cabalísticas.

Esta fue una "pintura didáctica" diseñada para la princesa Antonia, que era de la familia de Federico I, duque de Württemberg, alquimista y ocultista, quien en 1603, como mencioné al comienzo; fue iniciado en la Orden de la Liga por James I. 








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